27/9/11

El rincón de Chechu: V. O. S. E.

Seguro que les molesta cuando, en mitad de una frase que están ustedes diciendo, otra persona interrumpe y comienza a hablar, ya sea sobre el mismo tema o sobre otro que no tiene –y ahí es donde más duele- absolutamente nada que ver. La irritante costumbre de cortar al que se debería escuchar para decir, con toda la naturalidad del mundo, lo que nos dé la gana a nosotros mismos. La mala educación en su manifestación más habitual, más cotidiana, más desagradable. La costumbre egoísta y soez que tan arraigada está en nuestro país.

Y esto, aunque resulte extraño, no sólo se da en la vida. No lo tenemos que aguantar solamente en bares, en la calle, en nuestra casa o donde sea que estemos durante todo el maldito día. No. Aquí también –país de cine- tenemos que aguantarlo en las películas. Aquí también –como no podía ser de otra manera- la mala educación salpica el arte.

Micrófono
Sé que el doblaje no se realiza solamente en España. Sé que en Hispanoamérica también se hace; y también se hace, aunque no con tanta asiduidad y no en un porcentaje tan alto, en otros países europeos. Pero no me importa. Aquí, el primer ensayo data de 1932 por parte de la II República, y la posterior obligatoriedad la debemos al franquismo, cuando desde 1941 y para siempre, quiso potenciar la conciencia patriótica y la censura. Así que somos un territorio de gente que, por nuestro pasado y por nuestra sangre, no entiende ni habla otros idiomas; y todo lo que suena a distinto y a extranjero nos produce, sin remedio, una fuerte sensación de rechazo. O lo que es lo mismo: puro y simple miedo.

Poster Silencio de amorAyer fui al cine a ver Silencio de amor, cinta de Philippe Claudel, francés que antes de director fue novelista, y me quedó la amarga y vergonzosa sensación de haber asistido a un espectáculo de mediocridad, de obra estropeada por la estupidez y la incultura. Y es que resulta que Silencio de amor es una de esas películas en las que los distintos idiomas se mezclan y determinan profundamente el carácter de los personajes. Dos hermanos italianos que viven en Francia y que hablarán –supongo, vamos- francés con un marcado acento macarroni, y que gritan en su lengua madre cuando discuten. Sin embargo, yo me encontré ante un profesor de universidad y un exiliado político que pronunciaban en perfecto castellano, con acento perfectamente neutro, todas y cada una de sus palabras. Y me encontré también, pobre de mí, ante discusiones acaloradas en italiano con entonación española. O sea. Que los tíos hablaban español en Francia e italiano de vez en cuando. Como si fuesen –digo yo- dos madrileños en Estrasburgo jurando en la lengua de Dante, o Da Vinci, o Berlusconi, con acento de la meseta. Y para darse cuenta de eso -no se vayan a pensar- no me hizo falta ser un lumbrera, ni haber pisado siquiera Italia. Me hizo falta simplemente tener sentido común y sentido del ridículo. Así que sí, señores. Una película interesante, apoyada fuertemente en la variedad lingüística, se convirtió de pronto –voilà- en una estupidez que me dejó temblando; no sólo de hastío, sino de miedo.

Silencio de amor

Poster El resplandor Pero no hay que venir ahora a buscar ejemplos actuales, ni plurilingüísticos, ni nada de eso. Basta con revisitar algún que otro gran clásico, como por ejemplo El resplandor. Supongo que todos ustedes la han visto, y se han maravillado con el tono y el acojone visceral que produce Jack Nicholson en cada una de las escenas. Y que han sentido terror acompañando a Danny en su triciclo por los pasillos alfombrados del hotel. Y que también han intentado escapar, como Shelley Duvall, de un marido lunático que intenta alcanzarla en las escaleras. Lo que no sé es si han visto realmente la cinta de Kubrick o no, si se han dado cuenta de las verdaderas interpretaciones de los actores. Porque la versión doblada al castellano es, literalmente, una mierda. Desde el principio de la película uno cree que Jack Torrance es una especie de panoli, hablando como le habla al director del hotel en la segunda escena, y cree también que Tony –el niño que vive en la boca de su hijo- es un duendecillo resacoso con ganas de juerga. Además, tampoco sé si han apreciado la verdadera locura de Nicholson en la mentada escena de las escaleras, con esa forma en que llama a su mujer, medio cariñoso, medio desequilibrado, medio asesino, ‘light of my life’. Así que realmente no sé cuántos habrán visto la verdadera The Shining. Ni cuántos sabrán lo perfectas que son todas las interpretaciones y lo calculado que está el guion del maestro Stanley que, diabólico, sugerente, se merendó la novela de Stephen King.

El resplandor
Estos son los dos ejemplos que me entran así, a bote pronto, en la oscuridad de mi cuarto. Pero hay muchos más, infinidad de ellos, todos. El padrino, Casablanca, El señor de los anillos, Quemar después de leer, El rey pescador, cualquier película de Jeunet, de Kim Ki-duk, de Von Trier, de Atom Egoyan, de Martin Scorsese. Si es que en película doblada vemos la imagen, vemos el gesto, y escuchamos impostores. En cada una de ellas alguien ha robado algo y lo ha sustituido, con absoluta impunidad, por una falsificación. No me vale el ‘no se atiende a la imagen cuando se leen subtítulos’ porque yo, que no poseo una inteligencia superior a la media, estoy perfectamente acostumbrado a hacerlo. ¿Tendrá alguien las narices de decirme que no he contemplado en toda su magnitud El séptimo sello, o Persona, porque las he visto en sueco y subtituladas? ¿O que no sé lo que ha ocurrido en Lost, o en The Wire, o en Fullmetal Alchemist?

Darth Vader Por favor. Estamos en punto tan alto, tan sin retorno de vagancia y de enamoramiento de nuestro propio ombligo ignorante que no somos capaces de ver, ni de reconocer, atrocidades como puños. Me gustaría contemplar la cara de tantos actores a medias, que llegan al cine español mudos, cuando se diesen cuenta de que quien los dobla hace también, a tiempo parcial, anuncios de Hero Fruit 2day. O que inesperadamente traen a la memoria del espectador, desde el corazón de la Estrella de la Muerte, el desaparecido concurso de Antena 3 Alta Tensión. O que incitan a pensar, silabeando como silabean, que tienen algún problema de dicción porque lo que dicen no se corresponde con los movimientos de sus labios. O que nadie se cree sus historias porque un africano habla español con el acento de Apu en medio de la selva del Congo.

Apocalypto
En fin. Deberíamos aprender de 18 comidas, película galega de Jorge Coira que se rodó en castellano y en galego, con subtítulos cuando correspondía, porque es una película y refleja la realidad de un país en el que se hablan dos idiomas. Y deberíamos aprender también de Mel Gibson, de su Apocalypto y de su The Passion Of The Christ, rodadas en las lenguas antiguas en las que se desarrollaron las historias que cuentan. Pero qué le vamos a hacer. Aquí por no saber, no sabemos ni reconocer nuestra propia mediocridad. Debería venir alguien con cabeza, con ganas de mejorar y de extirpar tanta ignorancia, y meternos la versión original subtitulada con calzador, con fuerza, porque como dicen en mi tierra, ‘Se non queres caldo, toma dúas cuncas.’ Lo que viene siendo, traducción simultánea, ‘jódete y traga, chaval, que esto es bueno para ti. Y si no lo comes de mayor vas a ser débil, y caprichoso, y no vas a poder salir de casa.’ Lo que viene siendo finalmente, ahora ya sin metáforas, que no sabemos un puto idioma, que no encontramos trabajo en ninguna parte y que nos pudrimos, a gustito en nuestros sillones, escuchando realidades falsas y apreciando un cine impostado, lleno de contradicciones, que nos mantiene ignorantes y atolondrados a la cola de Europa, del mundo libre y de todo el universo. Carallo.

4 comentarios:

David verde dijo...

Maravillosa entrada. Por mi parte destacaría 'The Wire' (la cual estoy revisionando), porque en dicha serie dieron gran importancia al idioma de forma que los personajes utilizaran expresiones y frases hechas auténticas de Báltimore y, no sé si curioseaste la versión doblada al castellano (hazlo con precaución), pero es realmente vergonzoso y desprestigia el trabajo que pusieron en ello.

Aunque supongo que cada doblaje será un caso particular, pero como tú dices, el problema no es de los dobladores, el problema viene de atrás y no hay solución real aparente. Porque yo quisiera que hubiese cines VO como alguno hay en Barcelona y en la capital, pero no creo que le compensara a un empresario poner un cine de esas características en Narón o en Salamanca. Vamos, que la cosa está "fucked up".

Pero es que aún encima, a mi parecer, el doblaje empeora cada vez más y hasta parece que paradógicamente son las buenas películas las que sufren más este despropósito: ver Gran Torino, midnight in paris o la última de los hermanos Coen fue casi un suplicio por momentos. Menos mal que siempre nos quedará descargarla en su versión original, ejem, quiero decir, comprar el DvD.

PD: tengo entendido que el doblaje del resplandor lo escogió el propio Kubrick personalmente, no sé si es verdad, pero si es así, es cuanto menos curioso.

Particulus Anonimus dijo...

Yo, huidora en plano largo de una lengua que me persigue y que paradojicamente yo trato de alcanzar (inglis pitinglis), te doy mi mayor aplauso, mi más verdadera aclamación, te doy la razón en cada una de tus frases.

Así es cierto, que un actor es más que una mirada y una voz dice más que mucho, que el doblaje, aunque superando a veces la perfección en España-por la dedicación, a veces impuesta, de los años y no por la calidad de un arte- mata hasta el sangrado profundo, muchas actuaciones sublimes. Aunque en algunas peliculas mediocres... quién sabe si no las mejora.

xoanseca dijo...

Debemos "beber" siempre de las fuentes originales. Es cierto que en España el doblaje es infinitamente mejor que en cualquier otro lugar y también es cierto que un buen doblaje puede mejorar una película mediocre, pero en cualquier caso el resultado es distinto. A nadie se le ocurre modificar, aunque solamente sea una pincelada, un cuadro de Antonio López, por ejemplo. Algo parecido pasa con las traducciones, pero ese es otro mundo.
Me alegro que Chechu destaque "18 comidas" como un ejemplo a seguir. Si no fuese por la naturalidad lingüística que se percibe en la película, dejaría de ser auténtica.

Cristina dijo...

A pesar de que España cuenta con muy buenos dobladores pienso igual que tú. Una película en versión original nos dice muchísimo más de la interpretación de los actores, sobre todo siendo grandes actores con acentos específicos: Sean Connery, Cary Grant, James Stuart, Jeremy Irons, Peter Falk en "Colombo", Maryl Streep en "Memorias de Africa" (con su acento Danés)...la verdad es que es un crimen no escucharles interpretar tan magníficamente!!
Como profe de inglés que soy os recomiendo que las escucheis en versión original (se lo recomiendo a todos mis alumnos), aprendereis mucho pues un idioma en el fondo es música, y hay que oirlo muchas veces para entender la cadencia del lenguaje.