7/4/19

Identidad borrada – No más penitencias


Dir.: Joel Edgerton
Int.: Lucas Hedges, Nicole Kidman, Russell Crowe, Joel Edgerton, Xavier Dolan, Troye Sivan, Joe Alwyn
¿De qué va?: Jared es el hijo de un pastor baptista en una pequeña localidad de Estados Unidos. Cuando a los 19 años le cuenta a sus padres que es gay, el joven comienza a ser presionado para que asista a un programa de terapia de conversión gay, o de lo contrario será rechazado por su familia, su amigos y la iglesia.

Reseña: Por muy increíble que parezca en pleno siglo XXI, aún existen las terapias de conversión sexual y gente que cree en su efectividad. Porque al tiempo que el colectivo LGTBIQ se marca victorias en relación a visibilidad y derechos, la homofobia se enquista y retuerce en aquellos que la padecen, como respuesta al miedo que sienten ante lo diferente y lo contrario a lo que dictaminan sus arraigadas creencias. Todavía hay muchas batallas por ganar, y para que eso sea posible hace falta destapar aquellos individuos y colectivos que atentan contra la libertad y la salud mental y física de las personas ajenas a lo heteronormativo. Por eso es necesario que existan películas que expongan las terapias de conversión sexual y lo que sucede en ellas, y por eso también sorprende que, salvo por alguna excepción, como la comedia de culto But I’m a Cheerleader (1999), se trate de un tema tan poco abordado en el cine.


De no haber nada a que dos películas sobre la misma temática coincidan en el tiempo; mientras esperamos que se fije una fecha de estreno en España para La (des)educación de Cameron Post, nos llega Identidad borrada (Boy Erased), basada en el libro de memorias en el que Garrard Conley relata su experiencia asistiendo a un programa de conversión presionado por su padre, un predicador baptista. Joel Edgerton dirige la película y encarna al terapeuta jefe del lugar en una película cuya importancia resulta incontestable, no tanto su valor artístico. Da la impresión de que Edgerton, también responsable del guion, ha decidido ceñirse lo máximo posible a los hechos y la denuncia, tanto es así que acaba contagiándose de la indiferencia y el bloqueo emocional en el que está inmerso su protagonista, por lo que la primera mitad de la película se siente demasiado distante y apática. Edgerton filma un suceso terrible con la contundencia necesaria (el episodio en la universidad) y el resto tirando de los recursos habituales para subrayar la conmoción que desprenden las imágenes (el castigo a uno de los participantes del programa por parte de su familia). 


Sin embargo, que la dirección esté tan pegada al estado de ánimo de la narración se convierte en algo positivo a partir del momento en el que Jared despierta de su letargo y se rebela, porque la película se espabila con él, deparándonos una recta final bastante mejor que la introducción y el nudo. Edgerton también delega bastante en su reparto, algo comprensible al contar con Lucas Hedges, Nicole Kidman y Russell Crowe liderando el reparto. Los tres libran sus particulares batallas, debatiéndose entre la fe, la familia, el amor y lo que, en el fondo, saben que es correcto; todo es perfectamente reconocible, pero resulta particularmente emocionante presenciar el viaje que realiza el personaje de Kidman, así como el tremendo instinto maternal que transmite, la ferocidad que saca cuando deja de ser un sujeto pasivo a la sombra de su marido para proteger lo que más quiere en el mundo, y el arrepentimiento al no haber sabido reaccionado antes.


Identidad borrada es lo suficientemente buena como para que merezca la pena su visionado, generar discusión y poner en primera plana una práctica que debería estar prohibida por ley hace mucho tiempo. Tiene buenas intenciones, pero podría haber llegado más lejos si se hubiese contado con algo más de atrevimiento y furia. Pese a las carencias de la película, hay sentimientos y situaciones que permanecen auténticos y veraces, como la homofobia interiorizada del personaje al que da vida Xavier Dolan, o la brecha difícil de cicatrizar que se produce entre padre e hijo, tan tristemente familiar como la revelación final de lo que ocurrió con el terapeuta jefe del centro tras los acontecimientos narrados. ¿No es una locura que algo así no nos sorprenda en absoluto?

6’5/10

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