24/1/19

La casa de Jack - Lo grotesco y lo sublime



Dir.: Lars Von Trier
Int.: Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman, Riley Keough, Siobhan Fallon, Sofie Gråbøl, Jeremy Davies, Jack McKenzie
¿De qué va?: Jack es un inteligentísimo asesino en serie que rememora los homicidios que marcaron su carrera criminal a lo largo de la década de los 70.

Reseña: Uno escucha siempre historias de proyecciones en las que se producen desmayos y desbandadas masivas, pero al final todo parece ser una artimaña publicitaria para suscitar la curiosidad malsana de los espectadores potenciales. Pero tras acudir a un pase de La casa de Jack (The House That Jack Built) en un festival y presenciar una situación así, puedo asegurar que estas cosas pueden ocurrir. No estoy seguro de la razón del desmayo de la mujer que estaba sentada justo detrás mío, dado que la película aún estaba entrando en caliente; quizás solo estaba dormida y montamos alrededor suyo un barullo innecesario. Pero no albergo dudas sobre la razón por la que se produjo una desbandada del público hacia la mitad del metraje, cuando el protagonista del film relata el tercer incidente destacado de su exitosa carrera como asesino en serie, el más salvaje y cruento. Lo que más me sorprende es que, en el marco de un festival de cine, el público no estuviese un poco informada de lo que iba a ver. ¿O acaso nunca habían visionado una película de Lars Von Trier?


El cine del director de Dogville siempre ha sido polémico, escandaloso, chocante y desagradable. Pero no puedes apartar la vista de la pantalla. Quizás por ello todas esas personas abandonaron la sala, para evitar la tentación de mirar. La casa de Jack podría ser perfectamente su última película, puesto que, al tiempo que el protagonista recuerda los momentos cumbre de su pasión asesina y expone ante un misterioso interlocutor los argumentos por lo que considera que sus crímenes macabros son un arte tan elevado como una catedral renacentista, el director está defendiendo la razón de ser de su perturbadora filmografía; ya sabíamos que la modestia no es algo que le caracterice especialmente.  Von Trier hace un examen de conciencia esquinado mientras se recrean los horripilantes asesinatos cometidos por su alter ego, los cuales probablemente sean lo más divertido y cómico que ha filmado en su carrera.



Sí, es completamente inmoral divertirse con el sufrimiento de una mujer, pero la gracia no radica ahí, sino en el carisma que tiene el asesino, un Matt Dillon ante el personaje de su vida. Jack es un tipo que casi de forma accidental despierta una pasión que llevaba arraigada en él desde la infancia y que desarrolla a lo largo del tiempo con torpeza cómica (lo del segundo incidente es hilarante de principio a fin) y una saña ‘in crescendo’. Jack construye su casa de cadáveres y por el camino prueba cosas nuevas, siente orgullo por su obra, se equivoca, aprende de sus errores y se asquea por la rutina. Casi como un cineasta que está en constante búsqueda de su identidad y de dejar un legado acorde con su forma de entender el cine.



 La casa de Jack me mantiene engatusado hasta su última parte, que deriva por un delirio visual y quimérico con el que ya empiezo a mirar el reloj, dándome cuenta de que llevo más de dos y media metido en este peculiar vía crucis que, como yo mismo he podido comprobar, no es apto para todas las sensibilidades, ni mucho menos. Pero luego me quito mi sombrero imaginario ante la acertadísima elección musical que ha hecho para acompañar a los créditos finales. Von Trier es un tipo al que han acusado de misógino, de nazi, de pedante y de despiadado, y se ha comido todos esos descalificativos, los ha regurgitado y le ha salido la que quizás sea su película más personal, intimista, demente y clarividente. Luego no digan que no les avisé.

7/10

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