3/12/20

Mank – Tan solo un guionista


Dir.: David Fincher
Int.: Gary Oldman, Amanda Seyfried, Lily Collins, Charles Dance, Arliss Howard, Tom Pelphrey, Sam Troughton, Tuppence Middleton, Ferdinand Kingsley, Tom Burke
¿De qué va?: El Hollywood de los años 30 es reevaluado a través de los ojos del guionista alcohólico Herman J. Mankiewicz mientras intenta terminar el guion de Ciudadano Kane.

Reseña: Un buen guion es esencial para lograr una buena película. Aunque los actores sean malos y los recursos técnicos deficientes, si la historia es buena se puede salvar. En cambio, una película con un guion malo no hay por donde cogerla. A lo largo de la historia del cine han surgido conflictos entre directores y guionistas tanto por llevarse el mérito de la película que ha salido muy bien como para lavarse las manos ante la que ha salido muy mal. La enemistad entre Alejandro G. Iñárritu y Guillermo Arriaga tras completar su Trilogía del dolor o la de Steve McQueen y John Riley por el guion de 12 años de esclavitud (2013) han sido algunos de los casos recientes más sonados. Uno de los primeros y más icónicos fue el que enfrentó a Orson Welles y Herman J. Mankiewiecz por la “paternidad” del guion de Ciudadano Kane (1941), proceso de creación que se plasma en el último film de David Fincher, Mank.


En esta ocasión, no habrá conflicto por autoría, puesto que el libreto viene firmado por el fallecido Jack Fincher, progenitor de David. Mank cuenta con una estructura similar a la de Ciudadano Kane: una línea argumental situada en el presente muestra los esfuerzos de Mank por escribir un primer boceto del guion en tiempo récord, mientras que a través de flashbacks descubrimos el pasado reciente del guionista en Hollywood y de dónde se ha inspirado para escribir la historia del magnate Charles Foster Kane. El guion del film demuestra que Fincher senior estudió a conciencia el Hollywood de la Edad de Oro, pues ofrece un exhaustivo repaso a los estudios de cine de la época, así como quiénes los dirigían, los directores y estrellas en nómina, los entornos en los que se movían y el ambiente político. Tanto es así, que apenas da tregua para situar al espectador medio, que entre la rapidez de los diálogos marca de la casa y la cantidad de nombres que van saliendo, corre peligro de perderse y desconectar.

Técnicamente, Mank es impecable, tal y como podíamos esperar de alguien tan perfeccionista como David Fincher. La fotografía en blanco y negro a cargo de Erik Messerschmidt es un prodigioso juego de luces y sombras que refuerza la sensación de que estamos ante una película de lujo grabada durante el período en el que se ambienta. Lo mismo podría decirse del sonido, de la dirección artística y de la banda sonora compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, que abandonan la electrónica para meterse de lleno en los sonidos de la época. En cuanto al reparto, un carismático e inmenso Gary Oldman brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera, al igual que una Amanda Seyfried cómplice que brilla cada vez que aparece en pantalla. Su encarnación de Marion Davies resulta tan burbujeante, divertida y seductora que sus escenas nos saben a poco y nos quedamos con las ganas de verla mucho más (ojalá un spin-off). Si bien Mank es una película eminentemente masculina y todos sus actores están muy bien, son las aportaciones femeninas las que dan un necesario toque de calidez al conjunto. Además de Seyfried, Lily Collins y Tuppence Middleton realizan pequeñas pero agradecidas contribuciones como la taquígrafa y la esposa de Mank respectivamente.

Netflix ha repetido la jugada de Roma (2018) con Mank, financiando una película concebida para verse en el cine pero demasiado cara y poco comercial como para resultar rentable siguiendo el sistema de ventanas de distribución tradicional. Mank es un caramelito para cinéfilos; ofrece tanto los entresijos de la preproducción de una de las películas más importantes de la Historia del Cine como una visión del Hollywood clásico que resulta nostálgica y desencantada a la vez. Si bien se plantea como una disertación sobre la relación entre autor, obra e inspiración, sorprende al tomar derroteros políticos hasta exponer una suerte de historia de orígenes de las fake news, al tiempo que evidencia que la Meca del Cine no ha sido siempre tan progresista como alardea ser. Mank es una obra compleja, admirable y valiosa, pero podría haber sido un éxito incontestable si le hubiesen dado una vuelta al texto para hacerlo un pelín más accesible y emocional. El guion de Fincher senior es como ese alumno aventajado que saca las mejores notas de la clase pero al que le cuesta hacer amigos por lo resabido que es.

8/10

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