18/1/20

1917 – La misión



Dir.: Sam Mendes
Int.: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Colin Firth, Andrew Scott, Mark Strong, Benedict Cumberbath, Claire Duburq, Richard Madden
¿De qué va?: En el frente occidental de la Gran Guerra, dos jóvenes soldados británicos son encomendados con una misión imposible: deberán entregar un mensaje urgente y decisivo a un coronel, y para ello deberán abandonar la trinchera a plena luz del día y avanzar por el campo francés ocupado por los alemanes.

Reseña: Birdman (2015) y Dunkerque (2017) revolucionaron el panorama cinematográfico en distintos momentos de la década del 2010. La primera por la decisión de Alejandro G. Iñárritu de rodarla en un falso plano secuencia con cortes prácticamente imperceptibles, y la segunda por ser un film bélico de Christopher Nolan rodado en IMAX y una estructura narrativa segmentada en tres tiempos narrativos diferentes que terminan convergiendo. Mientras tanto, Sam Mendes ha dedicado estos años casi exclusivamente a la saga del agente 007, y aunque una le salió muy bien (Skyfall, 2012), y la otra un poco rana (Spectre, 2015), le ha venido de perlas para ganar experiencia de cara a lo que iba a venir a continuación: un ejercicio cinematográfico que iba a aunar la hazañas técnicas de Birdman y Dunkerque con la mirada puestas en sobrepasarlas.


El argumento de 1917 es bien sencillo: dos soldados deben atravesar a contrarreloj el campo enemigo para entregar un mensaje del que dependerá la vida de miles de sus compañeros. Esto le sirve de pretexto a Mendes para hacer un tour “sin cortes” por los horrores que va dejando la guerra a su paso: cadáveres, ciudades en ruinas, campos devastados y, en definitiva, devastación en 360º. La cámara a veces enfoca a sus héroes de frente, otras de espaldas, pero siempre está colocada en el lugar perfecto para situarnos siempre en el meollo de la acción, convirtiéndonos en el tercer soldado encomendado a la misión. El director no necesita recurrir al 3D o a la primera persona para que 1917 sea una película profundamente inmersiva, en la que el horror y la belleza se encuentran a mitad de camino gracias al sobresaliente trabajo de fotografía de Roger Deakins, que lo mismo convierte una trinchera en un lodazal gris y putrefacto como transforma una ciudad destruida en el escenario de una tragedia griega.


A Dunkerque se le achacó una carencia emocional que 1917 suple con la relación entre los dos soldados protagonistas, encarnados por unos más que eficientes George MacKay y Dean-Charles Chapman, su implicación personal en la misión que deben cumplir y su visión contrapuesta en lo que respecta a la importancia de las condecoraciones. Sin embargo, este componente afectivo está construido de forma tan rápida y volátil que resulta tan fácil conectar con ella como quedarse fuera. No lo considero necesariamente un problema grave pues, al igual que en en el film de Nolan, entiendo que un desarrollo más profundo de los personajes es complicado de encajar en el carácter urgente de la trama. Por otra parte, la película cuenta con el aliciente de contar en su recorrido con pequeñas intervenciones de lujo a cargo de rostros reconocidos como los de Colin Firth, Andrew Scott, Mark Strong y Benedict Cumberbatch.


La hermosa y climática partitura de Thomas Newman es un acompañante perfecto a lo largo de la virtuosa obra que ha creado Sam Mendes. Pero es eso mismo, su virtuosismo, una espada de doble filo, pues de la misma forma que es capaz de generar asombro y perplejidad ante la espectacularidad presente en esta intrincada montaña rusa, se cuela cierto hastío por encontrarnos ante un nueva nueva hazaña técnica y formal que parece adscrita al “a ver quién mea más lejos”. Todos recordaremos algunas secuencias ciertamente memorables de 1917, pero pocos se percatarán del trasfondo, que lo tiene pese a que quede un poco tapado por los “árboles”: la transmisión oral de historias como evasión de los horrores del mundo, vínculo entre personas y esperanza de no cometer los mismos errores del pasado.

8/10

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