22/10/17

Miserias familiares

Poster El castillo de cristal


Dir.: Destin Daniel Cretton
Int.: Brie Larson, Woody Harrelson, Naomi Watts, Max Greenfield, Josh Caras, Sarah Snook, Bridgette Lundy-Paine, Ella Anderson, Charlie Shotwell, Sadie Sink
¿De qué va?: La periodista Jeannette Walls intenta llevar una vida radicalmente opuesta a la que tuvo en su niñez, marcada por una familia de nómadas inconformistas, y liderada por una excéntrica artista como madre y un padre carismático y entusiasta pero con un severo problema de alcoholismo.

Reseña: Antes de que Brie Larson fuese mundialmente reconocida al ganar el codiciado Oscar por su interpretación en La habitación, ya apuntaba maneras en películas como Las vidas de Grace (Short Term 12, 2013), un drama indie muy pequeñito pero muy sentido ambientado en un centro de menores. Ahora, convertida en una estrella, la actriz vuelve a trabajar con el director de aquel film, Destin Daniel Cretton, en El castillo de cristal, aunque las condiciones de trabajo ya no sean las mismas: con el aumento del caché de Larson y la producción de un gran estudio de Hollywood, esta adaptación cinematográfica de las memorias autobiográficas de Jeannette Walls cuenta con más recursos y está más calculada que Short Term 12, así que, de entrada, la naturalidad y honestidad de aquella brillan por su ausencia en esta segunda colaboración entre actriz y cineasta.

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Y eso que el material de partida es bastante espinoso: Jeannette creció en un ambiente atípico y en cierta manera anarquista, bajo la tutela de unos padres despreocupados y liberales que educaron tanto a ella como a sus hermanos en casa, o más bien, en la carretera, pues se mudaban cada dos por tres, subsistiendo con lo mínimo y bajo la promesa de que algún día construirían ese castillo de cristal que sirve como metafórico título de la historia. Vamos, una versión realista y menos buenrollera que esa fantasía hippie que fue Capitán Fantastic (2016), porque por mucho que el patriarca se empeñara en desarrollar la imaginación y el carácter de sus vástagos, su alcoholismo y comportamiento errático provocaron demasiados estragos en esa familia. Es durante esas situaciones incómodas, como cierta lección de natación en una piscina pública, o una monumental pelea entre los progenitores, cuando la película funciona mejor, pero no son más que escenas aisladas dentro de un conjunto con un acabado más blandito del que la historia requería.

Glass Castle

Porque al final, todo ese resentimiento que siente Jeannette hacia su padre, justificado en buena medida, acaba desembocando en una reconciliación un tanto simplista, basada en esa máxima de que hablarán bien de nosotros cuando hayamos muerto por muy hijos de nuestra madre que hayamos sido en vida. Sí, el perdón es posible, y se puede aprender a querer una persona a pesar de sus claroscuros, pero necesito más argumentos y herramientas para que me convenza y me emocione ese final, y la película no los da a pesar de que sobrepase las dos horas de duración. Los flashbacks ocupan gran parte de la narración, por lo que la participación de Brie Larson queda bastante reducida, imponiéndose una muy efectiva Naomi Watts y, sobre todo, un inmenso Woody Harrelson, que con su presencia y su facilidad para reflejar el carácter volátil y contradictorio de su personaje se hace dueño y señor de un film correcto pero demasiado encorsetado en un molde academicista, y aunque no se regodee tanto en el sentimentalismo fácil como podría, le impide exprimir todo el potencial, ético, social y dramático, que posee la historia.

6/10

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