10/7/18

La encrucijada efímera

Poster En la playa de Chesil


Dir.: Dominic Cooke
Int.: Saoirse Ronan, Billy Howle, Anne-Marie Duff, Emily Watson, Samuel West, Adrian Scarborough, Bebe Cave, Jonjo O’Neill
¿De qué va?: Inglaterra, 1962. Florence y Edward tienen poco más de 20 años. Ella es de clase media alta, él de clase baja. Inocentes, vírgenes y enamorados, se casan y pasan su primera noche de bodas en un hotel, junto a la playa de Chesil. Lo que sucede esa velada, cambiará sus vidas para siempre.

Reseña: En Expiación (2007), la mentira de una imaginativa y caprichosa niña traía consecuencias terribles para el devenir de una pareja antes de que ésta pudiese explorar el amor que sentían el uno por el otro. En la nueva adaptación cinematográfica de una novela de Ian McEwan, En la playa de Chesil, también nos encontramos ante una situación en la que la articulación de unas palabras, o la omisión de ellas, alberga el poder de alterar el futuro del romance de una joven pareja de recién casados que ignora lo trascendental que va a resultar para sus vidas su primer día como marido y mujer.

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Florence y Edward están hechos el uno para el otro. Lo vemos a través de los flashbacks que se van alternando con lo que ocurre en la habitación de hotel en la que se alojan tras la celebración de su boda. Provienen de estratos sociales diferentes, pero les unen las mismas inquietudes y una comprensión mutua que les hace ver en el otro la inseguridad que sienten respecto al paso a la edad adulta. Sin embargo, de vuelta al presente vemos que algo no va bien cuando los nervios les delatan, la intimidad resulta torpe e incómoda, se piden permiso antes de hablar con franqueza y se tienen que decir continuamente lo mucho que se quieren. Todo va cobrando sentido conforme nos percatamos de cómo son ellos, sus relaciones familiares, de la inexperiencia marcada por una época en la que la liberación sexual aún se encontraba en ciernes en Inglaterra, de lo precipitado de las decisiones tomadas para cumplir con las normas sociales, y de la ingenuidad propia de quienes a los 20 años deben afrontar conflictos para los que no están preparados. Porque a esa edad nadie sabe nada aún de la vida.

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Y de repente todo estalla, y la pareja se ve precipitada a ese inesperado momento en el que debe tomar LA decisión, un momento en el que sentimientos como el orgullo, la vergüenza, el dolor o la empatía juegan un papel crucial. Es a partir de entonces cuando la película recoge todo lo que ha sembrado en los dos primeros tercios de la película para dar el mazazo emocional al espectador, con un acto final que provoca un cambio en la narrativa, pues sustituye la sobriedad exhibida hasta ese momento por un dramatismo más efectista, y abandona el punto de vista de Florence para centrarse únicamente en el de Edward. Y sin embargo, sigue funcionando, probablemente porque McEwan, que también escribe el guion, se compromete a darle un desenlace más cinematográfico a la historia que no altere su significado, y el director, el debutante en el cine Dominic Cooke, ha dado con el tono perfecto para traducirla en imágenes, con una exquisita atención por el detalle.

En la playa de Chesil

En la playa de Chesil es una película sobre esos momentos y detalles imperceptibles en torno a los que se va construyendo una vida; sobre dolorosos recuerdos de los que jamás escaparemos por mucho que los enterremos en la memoria; sobre lo coartados que podemos estar por las convenciones sociales sin darnos cuenta, y también sobre la necesidad de ser generosos, comprensivos y pacientes con los demás si queremos crear un vínculo realmente significativo con ellos. Todo lo asimilamos a través de unas vibrantes interpretaciones por parte de Saoirse Ronan y Billy Howle. Ella ya es vieja conocida y él es toda una revelación. Juntos, protagonizan esta historia de amor generacional triste, delicada y melancólica impregnada de salitre y arrullada por las olas.

8/10

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