28/2/19

El blues de Beale Street – El amor nos hace libres


Dir.: Barry Jenkins
Int.: KiKi Layne, Stephan James, Regina King, Colman Domingo, Teyonah Parris, Michael Beach, Finn Wittrock, Brian Tyree Henry, Ed Strein, Aunjanue Ellis
¿De qué va?: En el Harlem de los años 70, Tish y Fonny forman una joven pareja que se ve forzada a separarse cuando él es acusado injustamente de violar a una chica. Cuando ella descubre que está embarazada, mientras él ya está en prisión, decide luchar a contrarreloj con la ayuda de su familia, para hacer todo lo posible para que ambos puedan reunirse antes del nacimiento de su primer hijo, y poder demostrar la inocencia de Fonny.

Reseña: James Baldwin fue un escritor y activista afroamericano con una gran capacidad de observación y análisis sobre el racismo en Estados Unidos. No es una figura especialmente conocida, aunque en el 2016 se estrenó un documental, I am not your negro, basado en su obra inconclusa Remember this house, en la que reflexionaba sobre la sociedad norteamericana partiendo de los asesinatos de sus amigos y compañeros Martin Luther King, Malcolm X y Medgar Evers. Ahora nos llega la adaptación cinematográfica de una de sus novelas, If Beale Street Could Talk, escrita en un pueblo del sur de Francia, donde pasó los últimos años de su vida, probablemente sumido en la melancolía que sentía al pensar en el lugar donde creció, el barrio de Harlem, epicentro de la cultura afroamericana en Nueva York y de los conflictos raciales. La película comienza con un texto que supone toda una declaración de admiración, cariño y respeto por parte de su director, Barry Jenkins, hacia Baldwin y su obra, algo que se hará patente en cada fotograma posterior.


El blues de Beale Street se compone de las diferentes piezas de un sencillo rompecabezas construido en torno a la historia de amor de una joven pareja afroamericana y la posterior lucha por demostrar la inocencia de uno de ellos, encarcelado por un crimen no cometido. La dulce voz de la debutante KiKi Layne nos guía a través de los viajes entre el pasando y el presente, desde el momento en el que si dio cuenta de que se había enamorado de su amigo de toda la vida a cuando le visita en prisión, separados por un cristal. La habilidad de Barry Jenkins en Moonlight (2016) a la hora de componer imágenes poéticas y evocadoras vuelve a estar patente en su primer trabajo post-Oscar, encumbrado una vez más por James Laxton al cargo de la dirección de fotografía, y de Nicholas Britell, que firma aquí una de las mejores y más hermosas partituras del cine reciente. Los tres orquestan una experiencia audiovisual tridimensional que funciona igual de bien en sus tres vertientes: romance, noir y crítica social.


Si el casting de Moonlight era perfecto, el de El blues de Beale Street tampoco se queda muy atrás. La trama gira en torno a la adorable pareja que forman KiKi Layne y Stephen James, y ante la ausencia de este último en buena parte del metraje, los secundarios aportan empaque al conjunto. Al fin y al cabo, el film nos habla del esfuerzo colectivo por parte de diferentes personas que arriman el hombro intentando salvar la vida de un buen chico, cada uno desempeñando su papel. Regina King destaca como la madre de Tish, un torrente de instinto maternal, sensibilidad y fiereza, pero también habría que destacar a Brian Tyree Henry, que en su segmento contribuye a transmitir ese auténtico pavor que siente, tanto entonces como ahora, la población afroamericana ante el encuentro con un agente de policía, así como la escena de la reunión entre las dos familias, siendo una pena que la hermana de Tish, encarnada por Ernestine Rivers, no tenga más presencia durante el resto de la película.


Aunque El blues de Beale Street se quede un escalón por debajo de Moolight, Barry Jenkins no ha dado un traspiés ni mucho menos. Su estilo encaja a la perfección con la prosa de Baldwin, dando lugar a una película melancólica y comprometida con el amor, pues, como muchos de los grandes romances de la Historia del Cine, se trata de la historia de una pareja de enamorados que lucha contra la adversidad para poder reunirse. Aquí la adversidad se personifica en el racismo, en la ignorancia, en un sistema judicial injusto y sesgado, en los prejuicios, en el sexismo y en una fuerza policial que actúa con una brutalidad desmedida cuando tienen enfrente a alguien de piel oscura. Es un desafío enorme, y la victoria no está asegurada, pero el fin de la lucha bien merece el esfuerzo.

9/10

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