16/10/20

Verano del 85 – Lo que creí que fuimos



Dir.:
François Ozon
Int.: Félix Lefebvre, Benjamin Voisin, Valeria Bruni-Tedesc, Melvil Poupaud, Philippine Velge, Isabelle Nanty, Aurore Broutin
¿De qué va?: En la costa de Normandía, Alexis es salvado de un posible ahogamiento por David, un chico mayor que él que le introduce rápidamente en su vida y con el que experimentará por primera vez el amor… y la muerte.

Reseña: Si ya lo decían Sonia y Selena: “Cuando llega el calor los chicos se enamoran”. Algo tienen las altas temperaturas, la calma estival y esa sensación de punto y aparte que trae el verano para que el cine y la literatura suelan ambientar en esta época del año los romances juveniles y, más concretamente, el despertar sexual. La nueva película del prolífico François Ozon, Verano del 85, es una adaptación cinematográfica del libro Dance on My Grave (1982) de Aidan Chambers, y aunque a priori resulte inevitable compararla con la reciente y laureada Call Me by Your Name (2017) y con otras muchas películas LGTBIQ+, las intenciones temáticas de Ozon van por derroteros más singulares que distinguen su película de las precedentes.

Por supuesto que hay un romance juvenil de ensueño, con referencia visual a Los juncos salvajes (1994) incluida, y una escena en una discoteca que transmite a la perfección que sentirse enamorado es como bailar una canción que solo oyes tú, rodeado de gente que se mueve a otro ritmo. Pero Ozon está tan poco interesado en recrearse en el amor de dos chicos guapísimos que ni siquiera los muestra manteniendo relaciones sexuales. Tampoco le importa demasiado ni la nostalgia ochentera ni el factor homosexual, pues los referentes de la época son escasos, mientras que el protagonista, Alexis, no sufre ningún trance por sentirse atraído por otro hombre, siendo el único atisbo de problema en su entorno el cómo podría reaccionar su distante padre si se enterase. Alexis está obsesionado con dos temas: la muerte y David, el chico que le rescata y seduce, pero ambos van a impactar en su vida de una forma que no esperaba.


A través de los acontecimientos que vive Alexis en ese verano del 85, Ozon habla sobre la escritura como forma de exorcizar fantasmas y tragedias ysobre cómo las relaciones amorosas influyen en la construcción de nuestra personalidad, desde la forma de vestir hasta en la forma en la que actuaremos en las venideras. Sin embargo, la lectura más valiosa del film reside en cómo hay ocasiones en la que nos enamoramos, no de la persona, sino de lo que proyectamos en ella. El deseo nos incita a atribuir cualidades y a dar un sentido a la relación que no siempre se corresponde con la realidad ni con lo que la otra persona está sintiendo, algo que también puede ocurrir en otro tipo de relaciones afectivas, como en las maternofiliales. Esta idea se deja caer en la película pero nunca sabremos si lo que hemos presenciado ha sido completamente real o no; todo está narrado desde el punto de vista de Alexis y la contraparte es un misterio sin resolver.


Félix Lefebvre da vida a Alexis con sumo magnetismo y sensibilidad, saliendo airoso de un par de situaciones que juguetean con el esperpento. El joven es todo un descubrimiento y mantiene una química veraz con Benjamin Voisin, perfecto como objeto de deseo y máquina de seducción arrolladora. En definitiva, Verano del 85 parte del prototípico romance gay estival para hablar sobre la forma en las que afrontamos la muerte, el trauma, el amor y el desamor desde un plano subjetivo tremendamente empático y con la melancólica costa normanda como telón de fondo. De lo mejorcito que nos ha dado la filmografía de Ozon.

8/10

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