8/12/17

Amor a la mexicana

Poster Coco

Dir.: Lee Unkrich, Adrián Molina
¿De qué va?: A pesar de la desconcertante tradición familiar de prohibir estar en contacto con la música, Miguel sueña convertirse en un consumado éxito como su ídolo, Ernesto de la Cruz. Desesperado por demostrar su talento, Miguel acaba en la impresionante y colorida Tierra de los Muertos donde emprenderá un extraordinario viaje para desvelar la verdad que hay detrás de su historia familiar.

Reseña: Hasta ahora, Pixar había rendido homenaje a juguetes, bichos, coches de carreras, monstruos, y un largo etcétera, pero nunca a una cultura, a un país en particular (Brave no cuenta porque Escocia era lo de menos). Coco llega para cambiar eso y presenta asimismo a Miguel, el primer protagonista de una película del estudio del flexo que no es caucásico. Hace unos años ya se estrenó un film animado, El libro de la vida, inspirado en las tradiciones del Día de los Muertos de México, pero no poseía demasiadas virtudes más allá de la vistosa y colorida animación. Coco es harina de otro costal, pues es Pixar en todo su esplendor y, como todas las joyas de su corona, funciona de forma notable a tres niveles diferentes: forma, fondo y trasfondo.

COCO

Empezando por el envoltorio, Pixar alcanza una nueva cota de brío visual y técnico que parecía imposible de superar. Si bien el nivel de detalle, colorido y diseño de escenarios y personajes del más allá resulta espectacular, lo que nos deja realmente anonadados es el fotorrealismo de las facciones de Coco, la entrañable anciana que da título (y motor emocional) al film. Las referencias a la cultura mexicana y a sus figuras más célebres es tan respetuosa como afectuosa, sin partir nunca de la perspectiva del turista. En cuando al fondo, a la historia, quizás sea el aspecto menos conseguido dentro del nivel de excelencia en el que se mueve el film, pues la narración se limita a conducir al protagonista de un lado a otro para conseguir determinado fin, con algún que otro contratiempo en el camino que le obliga a tomar una ruta diferente, pero que hace avanzar la historia de forma demasiado estructurada y con poca imaginación, pero nada que pueda resultar tedioso o intolerable. Y además, el repertorio de canciones, entre versiones y temas originales, es animado, pegadizo y no se abusa de él.

COCO

Por último, llega la mejor parte, de qué va Coco realmente. El film se vale de la veneración a los difuntos que se realiza en México para hablar de la familia, del respeto hacia nuestros antepasados y de la relativa importancia de las tradiciones. Porque a todos nos gustan, nos mantienen seguros y adheridos a algo, pero cuando coartan la libertad de las personas, no se les deja ser quiénes son en realidad, no tiene nada de malo ponerles fin y reemplazarlas por unas nuevas y mejores; resulta curioso cómo contradice el mensaje rancio y conservador del interminable corto navideño de Frozen que se proyecta antes del film. Coco explora muy bien temas tan peliagudos para niños y no tan niños como el conflicto entre mantenerse fiel a uno mismo o a la familia, la aceptación de la muerte o el dolor del olvido, preparando un caldo de cultivo que desemboca en un clímax perfecto, durante una sencilla y tierna escena que hace que toda la emoción y las lágrimas broten como sólo Pixar sabe hacer: hablándole directamente a nuestro niño interior. Y claro, así uno acaba rendido ante esta deliciosa ranchera que celebra la música, la familia, la vida y la muerte con alegría y mucho corazón. 

8/10

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