21/10/19

Diecisiete – Derecho a ser rescatado



Dir.: Daniel Sánchez Arévalo
Int.: Biel Montoro, Nacho Sánchez, Itsaso Arana, Lola Cordón, Iñigo Aranburu, Kandido Uranga
¿De qué va?: Héctor tiene 17 años, y lleva dos interno en un centro de menores. Un día, se anima a participar en una terapia de reinserción con perros y conoce a una perra tan apocada y esquiva como él. Héctor y su perro, a la que llama Oveja, establecen un vínculo muy especial. Claro que, al cabo de unos meses, Oveja no aparece porque por fin ha sido adoptada. Héctor decidirá entonces escaparse, para ir en busca de su perro con la ayuda de su hermano Ismael.

Reseña: Han pasado seis años desde La gran familia española (2013), el último largometraje estrenado de Daniel Sánchez Arévalo, y ya nos hacía falta que volviese a rodar. Porque sus comedias, deconstrucciones del macho alfa español, agridulces pero tiernas, suponen un oasis entre ese humor regionalista que tan bien funciona en la taquilla española. Y por fin ha regresado, de la mano de Netflix, con Diecisiete, una película que retrotrae a la sencillez y al descubrimiento de nuevos y prometedores rostros de su ópera prima, AzulOscuroCasiNegro (2006), y en la que, al igual que en todo su cine, el drama no es algo en lo que regodearse, sino una oportunidad de recuperar lazos rotos y dar nuevas oportunidades a la vida.


La película tiene ingredientes mas que necesarios para construir una ‘feel good movie’ de manual: un viaje por carretera de dos hermanos que no logran entenderse, perros recogidos, delitos cometidos siempre por una buena causa, un regreso al pueblo de la infancia y una abuela con la cabeza ida. Pero en vez de limitarse a explotar su vertiente lacrimógena, se esfuerza por crear una narración que resulta profundamente empática, divertida y emotiva sin forzar los resortes dramáticos, o al menos, sin que nos demos cuenta ni nos moleste. En los primeros veinte minutos de la película ya le hemos cogido cariño al chaval protagonista, Héctor, y hasta puede que hayamos soltado alguna lágrima en la hermosa secuencia en la que se ve cómo evoluciona su relación con Oveja, el perro por el que se escapará de la institución en la que está internado para ir a buscarlo. El joven que lo interpreta, Biel Montoro está magnífico, al igual que su hermano de la ficción, Nacho Sánchez, haciendo suyo un papel que parece hecho a la medida de Quim Gutiérrez, actor fetiche de Sánchez Arévalo.


En Diecisiete hay mucho amor hacia los perros, hacia los hermanos, hacia los abuelos y hacia Cantabria, cuyos paisajes naturales ejercen de espectacular escenario de la historia. También hay miedo a hacerse mayor, a la muerte, a ser excluido y a no estar a la altura ni de las circunstancias ni de las personas a las que queremos. Podría haber salido algo empalagoso y autocompasivo, pero en cambio, Sanchez Arévalo eleva el cine amable y de buenos sentimientos al haber sabido tocar las teclas precisas para construir una película luminosa, entrañable y optimista capaz de desarmar hasta al espectador más escéptico. Es un tipo de película que, en realidad, escasea bastante: aquella que puedes recomendar a cualquiera, sin importar gustos, género, edad o procedencia, sin miedo a recibir represalias.

8/10

1 comentario:

collaresperrunos.es dijo...

Las películas que narran historias de perros nos inspiran a cuidar y mimar a nuestras mascotas. Invertir en productos de calidad, como arneses, es una forma de mostrarles nuestro amor.