9/1/18

La parada musical de los monstruos

Poster El gran showman


Dir.: Michael Gracey
Int.: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Rebecca Ferguson, Zendaya, Keala Settle, Sam Humphrey, Austyn Johnson, Cameron Seeley
¿De qué va?: Tras perder su trabajo como oficinista, P.T. Barnum, deseoso por darle a su esposa y a sus dos hijas la vida que siempre les había prometido, se embarca en un arriesgado y ambicioso proyecto: crear un gran y asombroso espectáculo circense. Para ello, Barnum buscará artistas únicos capaces de ofrecer un show que pueda ser cualquier cosa salvo convencional.

Reseña: Los musicales son necesarios, sin importar que sean buenos o malos. Bueno, mejor que sean buenos, pero piensen lo siguiente: ¿hacen falta más películas de terror de sustos baratos o comedias sin gracia de humoristas venidos a menos? No. En cambio, el musical, ese género tan puramente cinematográfico, tan decadente a la par de característico de la Edad de Oro de Hollywood, no puede desaparecer del todo, o el Séptimo Arte perderá parte de su magia, la que hace que cualquier cosa sea posible, incluso que dos personas se pongan a cantar en medio de una discusión. Por ello, siempre hay que celebrar que lleguen a los cines películas como El gran showman, un proyecto que ha querido sacar adelante Hugh Jackman desde que presentó aquellos fabulosos Oscar, allá por el año 2009.

El gran showman

Tiene mérito que la película haya conseguido salir adelante, casi diez años después de que empezara a gestarse, y que se trate de un musical completamente original, basado en la vida y obra de P.T. Barnum, sí, pero sin partir de ningún material previo y con un repertorio de canciones propias. Desde el mismo prólogo, se hace patente que el ritmo y las coreografías van a hacerse con el protagonismo… aunque termina por volverse en contra de la propia película. 105 minutos es una duración muy ajustada para un musical, y aunque muchas canciones funcionen para avanzar la trama, a veces lo hacen a costa de elipisis que de forzadas resultan hilarantes (¿nadie más se acordó El tango de la muerte de Los Simpsons al final del número de A MIllions Dreams?). Por otra parte, resulta cuanto menos curioso que la historia dedique tan poco tiempo a mostrarnos los números del circo en torno al que gira todo. Parece que ya por tener a una mujer barbuda, a un enano vestido de Napoleón y a un par de acróbatas ya sabemos de qué va el asunto y no hace falta que los veamos en acción, salvo cuando protagonizan algún que otro número musical reivindicativo.

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Al final, la asunción de dignidad y empoderamiento de los “freaks” no resulta tan importante en la trama como la búsqueda de aceptación de Barnum en la alta sociedad, y la película está tan empeñada en mostrarle como un buen y visionario samaritano que no puede hacer otra que pasar muy de puntillas por los aspectos susceptibles de resultar polémicos (el trato a los trabajadores del circo, su relación con la cantante Jenny Lind…), por lo que todo resulta muy blanco y naíf, con muy poca chicha. Las canciones molan, eso sí, la mayoría son pegadizas y están bien escenificadas, aunque su estilo ni la película sean lo suficientemente extremos (como sí lo fue Moulin Rouge) para que ese toque Maroon 5 que tienen case por contraste con la época en la que está ambientada la historia. Pienso que a Michael Gracey, especialista en efectos visuales y director debutante, le faltan tablas y personalidad para poder hacer del film un gran y perdurable musical, pues se corre el peligro de que para el año que viene nadie ,ni los que trabajaron en él, lo vayan a recordar.

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El gran showman aúna maneras de musical moderno con un espíritu un tanto anticuado; véase si no el poco agradecido rol de las dos mujeres con más protagonismo de la historia: la fiel, devota y pasiva esposa (una Michelle Williams de sonrisa forzadísima) dedicada a cuidar de las hijas y apoyar a su marido, sin sueños propios, y la cantante Jenny Lind (Rebecca Ferguson), que exhibe un comportamiento de mujer despechada muy plano y muy visto. Al fin y al cabo, este show pertenece a Hugh Jackman, que ha sido uno de los máximos responsables en ponerlo en pie, y que exhibe todo su talento, carisma y generosidad en cada minuto que comparte en pantalla junto a sus compañeros de reparto (Zac Efron debería de estarle muy en deuda). A él debemos agradecerle el viaje, aun sabiendo que con un poco más de riesgo y locura, El gran showman hubiese dado para algo más que para el placer culpable que resulta ser.

6/10

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