30/4/20

El ritmo de la venganza – La espía patosa



Dir.: Reed Morano
Int.: Blake Lively, Jude Law, Sterling K. Brown, Daniel Mays, Raza Jaffrey, Nasser Memarzia
¿De qué va?: Stephanie Patrick ha sufrido la pérdida de su familia en un accidente de avión. Tras este hecho, queda destrozada y atrapada en una espiral de autodestrucción. Sin embargo, su vida dará un giro cuando descubra que la colisión fue intencionada.

Reseña: Con Jason Bourne retirado y una vacante disponible para tomar el relevo de Daniel Craig como agente 007, estamos en un buen momento para el lanzamiento de una nueva franquicia sobre espionaje. Al menos eso debió pensar la productora de las películas de James Bond, EON Productions, al sacar adelante la adaptación al cine de The Rhythm Section, primero de una saga de libros escritos por Mark Burnell sobre la carrera como espía de Stephanie Patrick. Sin embargo, no parece que hayan hecho un gran negocio después de conocerse que el film ostenta el récord de ser el estreno lanzado en más de 3.000 cines norteamericanos con peor recaudación, al percibir tan solo unos 2,7 millones de dólares de beneficios. ¿Fracaso merecido? Pues un poco sí, la verdad.


La protagonista de El ritmo de la venganza es Stephanie, una muchacha que no levanta cabeza desde que perdió a su familia en un accidente de avión, hasta que un periodista le cuenta que maneja la hipótesis de que el suceso fue premeditado. Entonces, la joven contacta con un ex-agente del MI6 que la entrenará y le proporcionará la información que necesita para iniciar una búsqueda de los responsables y culminar su venganza. La directora Reed Morano ha intentado realizar una aproximación realista al género de acción y espionaje, por lo que, lejos de convertirse en una máquina de matar, Stephanie como espía vale más bien poco. Su identificable torpeza y vacilación a la hora de la verdad supone un enfoque diferente e incluso interesante, pero todo lo que lo rodea carece de sentido, desde el entrenamiento al que es sometida y que, visto lo que sucede después, no sirve para nada, hasta un romance forzadísimo. Y es que la trama resulta más complicada de lo que en realidad es por lo mal narrada que está. No sé qué tal estará la novela, pero no siempre es buena idea que el propio autor se encargue de la adaptación al cine, como ha ocurrido en este caso.


Reed Morano, que triunfó en la televisión dirigiendo los primeros episodios El cuento de la criada, no consigue que su carrera cinematográfica termine de despegar. Y aunque me duela en el alma admitirlo, lo mismo le ocurre a Blake Lively. Pelucas malas al margen, la esforzada interpretación de Lively es lo más salvable del conjunto y lo que nos motiva a poner atención a una historia que, además de desaprovechar a Jude Law y a Sterling K. Brown, se mueve a golpe de clichés, drama ramplón (no podían faltar los repetitivos flashbacks de la difunta familia feliz) y breves secuencias de acción que, en su empeño por ser realistas, nos recuerdan lo aburrida que puede ser la realidad.

4’5/10

28/4/20

Tyler Rake – Action Man



Dir.: Sam Hargrave
Int.: Chris Hemsworth, Rudhraksh Jaiswal, Golshifteh Farahani, David Harbour, Shivam Vichare, Piyush Khati, Randeep Hooda
¿De qué va?: Tyler Rake, un intrépido mercenario del mercado negro, se embarca en la extracción más peligrosa de su carrera cuando es contratado para rescatar al hijo de un narcotraficante, secuestrado por su mayor rival.

Reseña: John Wick (2014), que ni siguiera llegó a estrenarse en las salas españolas, acabó derivando en una saga que revolucionaría el cine de acción. Tampoco es que haya reinventado la rueda, pues simplemente cogió el estilo de las películas de Bourne y lo llevó más allá: el público quiere acción violenta, física y realista (dentro de lo que cabe) como la que ofrecía el espía amnésico, pero con la espectacularidad y el ritmo del cine más fantasioso, y que la cámara sea capaz de seguirla sin embarullarse. La trama no tiene por qué ser demasiado compleja, siempre y cuando se explore un microuniverso tan delirante y cautivador como el club de los asesinos al que se enfrenta John Wick.


Tyler Rake (Extraction), el último gran estreno original de Netflix, es algo así como un hijo bastardo de Wick, nacido a raíz de su éxito y su influencia. El personaje está cortado por el mismo patrón: una máquina de matar de espíritu kamikaze con una motivación puramente emocional: si con Wick se trataba del asesinato del perro que le dejó su difunda esposa, Rake juega constantemente con la muerte atormentado por la prematura muerte de su hijo, lo cual también provoca que se tome la misión de rescate de un adolescente de forma más personal de la cuenta. Este trauma se ve reflejado en unos repetitivos y perezosos flashbacks de un crío en la playa, pero afortunadamente, la composición de las secuencias de acción no está en absoluto tan descuidada. El especialista en escenas de riesgo Sam Hargrave debuta en la dirección poniendo en práctica todo lo que ha aprendido y el resultado es sensacional. La acción es violenta, cruda y limpia pese a la confusión presente en muchas de las escenas, alcanzando su cenit en un larguísimo y complejo plano secuencia que supone otro espectacular giro de tuerca a lo conseguido en títulos como Thai Dragon (2005) o Atómica (2017).


Chris Hemsworth es un héroe de acción muy convincente y es capaz de ganarse nuestro apoyo sin mucho esfuerzo y sin necesidad que nos conmueva su tragedia familiar. El guion escrito por Joe Russo partiendo de su novela gráfica Ciudad es muy sencillo, tiene un buen puñado de clichés pero es suficiente para sostener e hilvanar los diferentes set pieces, estructurados como los niveles de un videojuego. Además, pone especial atención en cómo los niños son afectados por la violencia ejercida en el mundo de los adultos, siendo obligados a convertirse en víctimas o verdugos. En definitiva, Tyler Rake no es la mejor película que podamos ver, pero sí la que necesitábamos en estos tiempos de confinamiento e incertidumbre: una sólida y trepidante película de acción sin complicaciones que podría haberse estrenado perfectamente en nuestros añorados cines.

6/10

26/4/20

O.C: El castillo en el cielo (1986)

¿De qué va?: La joven Sheeta intenta escapar de unos piratas que la retienen en un dirigible saltando al vacío, pero el joven piloto Pazu la salva en el último momento. Después, durante la accidentada persecución con los piratas, Sheeta confesará su verdadera identidad a Pazu: se trata de la descendiente de los soberanos de Laputa, una ciudad mítica situada en el aire. Ella es la única conocedora del secreto de ese místico lugar; un secreto que el jefe del ejército, el cruel Muska, intenta averiguar.

Reputación: Aunque Nausicaä del Valle del Viento (1984) llegó antes, El castillo en el cielo es la primera película del Studio Ghibli, puesto que se estrenó un año después de que se fundara en el verano de 1985. Hayao Miyazaki se inspiró en el armamento militar británico y alemán para diseñar la tecnología aérea que se muestra en la película, mientras que para los robots se inspiró en sí mismo; concretamente, en la criatura que aparecía al final de la segunda temporada de Lupin (1971), capítulo que había escrito y dirigido. La isla flotante de Laputa fue una localización de la novela Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift, publicada en 1976. Miyazaki reconoció en varias entrevistas que desconocía que “la puta” significase lo que significa en español, y que de haberlo sabido, no lo habría usado. No es el único problema de traducción que tuvo el film: el nombre de la protagonista, Sheeta, tendría que haber sido Shita en inglés, pero Disney, que tenía los derechos de la película para Estados Unidos, mantuvo el nombre original por lo que significa ‘shit’ en inglés. Para el doblaje americano se contó con las voces de Mark Hamill, Anna Paquin y Mandy Patinkin.


Comentario: Es posible que El castillo en el cielo no haya sido tan encumbrada como otros títulos de Ghibli porque no tenga una iconografía tan característica como la de Mi vecino Totoro (1988), o por no haber dado el pelotazo en Occidente de El viaje de Chihiro (2001), pero eso no le quita que sea una muy disfrutable fantasía steampunk que reúne todas las virtudes por las que las películas del estudio nipón son admiradas en todo el mundo: gran capacidad de asombro, amplia imaginería visual, personajes entrañables (la familia pirata es lo más), mensaje ecológico, ser apta para toda la familia sin resultar bobalicona… En definitiva, una aventura con aroma a clásico que merece no ser únicamente rescatada por aquellos completistas que quieren verse toda la producción de la factoría Ghibli.

Próximo visionado: Pather Panchali. La canción del camino (1955)

24/4/20

Lo que arde con el fuego – Incendio doméstico



Dir.: Paul Dano
Int.: Carey Mulligan, Jake Gyllenhaal, Ex Oxenbould, Bill Camp, Zoe Margaret Colletti
¿De qué va?: Un adolescente debe lidiar con la complicada reacción de su madre después de que su padre les abandone temporalmente cuando acepta un peligroso trabajo.

Reseña: Una madre ayuda a su hijo con los deberes mientras el padre descansa en el sillón tomando una cerveza tras terminar su jornada laboral. Es el retrato de lo que se consideraba una familia norteamericana de clase media perfecta en los años 60. Poco después, el chico confiesa a su progenitor que quiere dejar de jugar al fútbol, que en realidad no le gusta, pero este último le resta importancia y lo atribuye a que aún no ha trabado amistad con ninguno de sus compañeros. Es un momento aparentemente trivial que anticipa lo que vamos a ver a continuación en Lo que arde con le fuego (Wildlife), que no es otra cosa que frustración, producto de la incomunicación y de intentar encajar en aquella imagen familiar idílica.


La ópera prima como director del actor y guionista Paul Dano está en la línea de dramas domésticos como American Beauty (1999), Revolutionary Road (2008) o Historia de un matrimonio (2019) con la particularidad de que se presencia el desmoronamiento familiar desde el punto de vista del hijo. Tanto el padre como la madre tienen escenas individuales, pero toda la información que recibimos acerca de su relación es a través de lo que percibe su vástago, Joe. Dado que el catalizador de la historia es el abandono temporal por parte del padre para irse a apagar un incendio forestal (ignorando el que se está iniciando en su casa), la historia se centra en cómo Joe vive la forma en la que reacciona su madre. La película quizás le dedica demasiado tiempo a esto y desatiende otros aspectos que podrían haber sido interesantes de desarrollar, como la amistad y posible romance que inicia Joe con una chica de su instituto.


El papel que desempeña Ex Oxenbould como Joe en el distanciamiento de sus padres es eminentemente de observador y testigo, así que la mayor parte del peso dramático de la historia recae en la madre, Jeanette, lo cual allana el camino para que Carey Mulligan se apodere de la película con una portentosa interpretación. Mulligan transmite toda la amargura y la insatisfacción de una mujer que es resolutiva y que no se considera a sí misma una víctima, pero que está atrapada entre sus ambiciones personales y una educación basada en que no es nada sin la ayuda de un hombre. Por su parte y pese a estar ausente la mayor parte del metraje., Jake Gyllenhaal también está fantástico como ese hombre encerrado en sí mismo e incapaz de asumir lo que está sucediendo en su propia casa.


Lo que arde con el fuego es una estupenda carta de presentación como director de Paul Dano. Hermosamente fotografiada por Diego García, se trata de una película que recoge a la perfección el sentimiento que se produce cuando nos damos cuenta de que nuestros padres no son solo eso, sino personas con sus propios miedos, inseguridades, defectos y aspiraciones. Deja un poso triste a la par de esperanzador, pues tal y como se dice en determinado momento de la película, “el fuego puede ser también una fuerza positiva, pues limpia la maleza y ayuda al bosque a regenerarse”.

7’5/10

22/4/20

Honey Boy – Queridísimo papá



Dir.: Alma Har'el
Int.: Noah Jupe, Shia LaBeouf, Lucas Hedges, FKA Twigs, Byron Bowers, Laura San Giacomo, Clifton Collins Jr.
¿De qué va?: Otis es un niño de 12 años que recibe la oportunidad de su vida en el mundo del espectáculo ejerciendo de especialista en shows televisivos. Su padre es un antiguo payaso de rodeo con diversos problemas que decide convertirse en su guardián, pero su convivencia en los hoteles de poca monta donde suelen residir dista mucho de ser idílica.

Reseña: Shia LaBeouf fue arrestado por intoxicación pública en julio de 2017. En consecuencia, fue condenado a asistir a un programa de rehabilitación de 10 semanas en el que descubrió que sufría trastorno de estrés postraumático. Por aquel entonces, empezó a escribir un guion cinematográfico que recogía tanto ese momento de autodescubrimiento como la raíz del conflicto: la relación con su padre, con el que llevaba 7 años sin hablarse. Así nació Honey Boy, una película autobiográfica en la que, además, LaBeouf decidió encarnar a su padre cuando su primera opción, Mel Gibson, declinó el papel. Por otra parte, para dirigirla se optó por Ama Har'el, que ya colaboró con el actor para un fantástico videoclip de la banda Sigur Rós, siendo Honey Boy el primer largometraje de ficción que firma la cineasta.


Shia LaBeouf siempre me ha gustado como actor, y sus performances me parecieron Arte, en mayúscula, sobre todo aquella maratón de su filmografía mientras se retransmitían sus reacciones, así que tenía muchas ganas de ver lo que nos tenía preparado con Honey Boy. Sobre el papel era el prototipo de película que se convierte en una de mis favoritas del año. En la práctica, ha sido un bajón, y no de los buenos. Mi interés inicial por lo que nos quiere contar LaBeouf se va diluyendo conforme avanza el metraje, y no consigo encontrar nada que me parezca especialmente relevante. La idea de un niño que llega a plantearse si su padre seguiría con él si no le pagase es demoledora. Sin embargo, la película no consigue que nos involucremos emocionalmente con esa tóxica relación paternofilial que ocupa toda la atención,impidiendo que se indague en las implicaciones de empezar en el mundo del espectáculo a una edad temprana.


Aunque LaBeouf está muy bien en el film, no dejo de verle a él caracterizado e imitando a su progenitor, así que no estoy del todo convencido de que haya sido una buena decisión de casting. Donde no cabe duda es en el fantástico trabajo que realiza Noah Jupe dando vida a Otis, el álter ego joven de Shia; este chico tiene muchísimo talento y podría seguir perfectamente los pasos de Lucas Hedges, que encarna a Otis siendo ya adulto. Aquí Hedges tiene poco espacio para lucirse, pues la película le presta mucha menos atención a su trama que a la del niño y el padre. La dirección de Har'el se ajusta a las necesidades de la historia, aunque no deja de aplicar las archiconocidas fórmulas del cine indie norteamericano. En definitiva, el visionado de Honey Boy no resulta tan catártico como sus responsables creen, pero si ha servido para que LaBeouf haga las paces con su pasado y pueda seguir adelante, ya ha merecido la pena.

6/10

20/4/20

O.C: La pasión de Juana de Arco (1928)

¿De que va?: Juana de Arco, una joven francesa que afirma sentirse influenciada por la palabra de Dios, acaba de salvar a los franceses frente a las tropas inglesas, pero esto no le evita de ser acusada de herejía por un tribunal eclesiástico que la somete a un juicio en el que se decidirá si es o no condenada a muerte.

Reputación:cTras el éxito cosechado por El amo de la casa (1925), el danés Carl Theodore Dreyer fue invitado a rodar una película en Francia por La Société Générale des Films, y eligió hacer una película sobre Juana de Arco. Dreyer pasó más de un año investigando la historia de Juana de Arco y las transcripciones de su juicio antes de escribir el guion. Para dar vida a la protagonista, el director escogió a la actriz de teatro Maria Falconetti, siendo su segundo y último papel en el cine. El film se rodó en un enorme estudio de cemento modelado sobre arquitectura medieval para representar de forma realista la prisión de Ruan. Dreyer no permitió a los actores llevar maquillaje para contar mejor la historia a través de sus expresiones; esto pudo llevarse a cabo a través de la película pancromática, recientemente desarrollada, que recogía los tonos de piel de una manera más naturalista.


Antes de su estreno, el film sufrió varios cortes por orden del arzobispo de París y los censores del gobierno francés. Más tarde, un incendio en los estudios UFA de Berlín destruyó el negativo original de la película, pero Dreyer fue capaz de realizar una nueva versión del montaje original usando tomas alternativas no usadas. Sin embargo, esta versión también fue destruida en un incendio de laboratorio en 1929. La versión original estuvo perdida durante décadas, hasta que en 1981 un empleado de una institución mental de Oslo encontró varias latas de películas que contenían el montaje original de Dreyer antes de que fuese censurado. Aunque no hay documentos que recojan el envío de la película a Oslo, se cree que que el entonces director del centro, un historiador publicado, pudo haber solicitado una copia.


Comentario: Mi única experiencia hasta ahora con el cine de Dreyer había sido Ordet (1955) y eché pestes sobre ella, aunque no descarto haber sido demasiado joven e inepto para apreciarla cuando la vi como tarea de la universidad y tenga que darle una segunda oportunidad. El caso es que La pasión de Juana de Arco sí que me ha encantado. El arte de la dirección, la escenografía y la interpretación se conjugan como pocas veces ha sucedido en el cine para dar a luz una obra de arte tremenda, en la que el rostro afligido de Falconetti refleja la tristeza, el fervor, la desesperación y el dolor en su máxima expresión mientras es acorralada por buitres carroñeros con forma de “señoros”.  Si bien a partir del meridiano de la película los primeros planos de su protagonista ya no causan tanto impacto y se asoma la monotonía, La pasión de Juana de Arco debería ser visionada por cualquiera que se considere cinéfilo, aunque lo haga más bien tarde, como ha sido el caso de un servidor.

Próximo visionado: El castillo en el cielo (1986)

19/4/20

Sergio – El fin de la diplomacia



Dir.: Greg Baker
Int.: Wagner Moura, Ana de Armas, Brían F. O’Byrne, Bradley Whitford, Garret Dillahunt, Clemens Schick, Will Dalton, Pedro Hossi
¿De qué va?: Sergio Vieira de Mello es un diplomático de la ONU de origen brasileño que, con su encanto y habilidades de negociación, consiguió salvar innumerables vidas. En las horas posteriores a un ataque en Bagdad durante la invasión a Irak, De Mello se verá obligado a poner en duda todas aquellas decisiones tomadas durante su vida personal y su carrera.

Reseña: En el año 2009, el documentalista Greg Baker presentó en el Festival de Sundance el documental Sergio, centrado en la vida y obra del diplomático de la ONU Sergio Vieria de Mello. Once años después, Baker regresó a Sundance para presentar su debut en la ficción, que vuelve a centrarse en la figura de Vieria de Mello, más concretamente en dos de sus últimas misiones diplomáticas, una en Timor Oriental y la otra en Irak, así como en su historia de amor con la economista argentina Carolina Larriera. Resulta muy fácil percibir en la película la admiración de Baker hacia su objeto de estudio, pero lamentablemente, el resultado no pasa de discreto y convencional.


Sergio es un biopic a la vieja usanza que, si bien abarca solo una parte de la vida de su protagonista, se esfuerza en resaltar lo carismático, bueno y único que era. Tanto es así, que la película pasa muy de puntillas por los aspectos mas reprochables de su persona: que estaba casado cuando comenzó su relación con Carolina y que no pasaba demasiado tiempo con sus hijos. Si esto último no fuera de por sí ya suficientemente cliché, el recurso utilizado en el guion para hacerlo evidente es directamente vergonzoso. El film resulta bastante interesante cuando se centra en las dificultades de ejercer la diplomacia en conflictos sangrientos, pero no tanto cuando aborda el romance entre Sergio y Carolina pues, además de ser bastante cursi, no tiene nada que lo haga especial o importante para la historia.


Leyendo lo crítica que fue Carolina Larriera con la ONU después de los acontecimientos en Bagdad, es una lástima que en la película haya sido limitada a ejercer de interés amoroso del protagonista, y aunque el acento argentino brille por su ausencia, Ana de Armas no está nada mal dándole vida. Sergio es más generosa en lo que respecta al lucimiento interpretativo y multilingüe de Wagner Moura. Se puede percibir a través de él el talante de Vieira de Mello que lo convirtió en una figura diplomática tan destacada, aunque he de reconocer que su parecido físico con el actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, me distraía demasiado al principio de la película. En definitiva, Sergio ofrece un entretenimiento pasado de moda, blanco y de buenas intenciones, pero sin demasiada chicha, aunque supongo que para informarse mejor sobre el legado de Vieira de Mello ya está el documental.

5’5/10

16/4/20

The Mustang – Indomables



Dir.: Laure de Clermont-Tonnerre
Int.: Matthias Schoenaerts, Jason Mitchell, Bruce Dern, Gideon Adlon, Connie Britton, Josh Stewart, Thomas Smittle, Keith Jonson, Noel Gugliemi
¿De qué va?: Roman Comleman es un convicto violento al que se le da la oportunidad de participar en un programa terapéutico de rehabilitación que consiste en el entrenamiento de caballos salvajes.

Reseña: Hace unos años coincidieron en el tiempo dos películas, The Rider (2017) y Lean on Pete (2017), que tenían en común el vínculo emocional que se puede formar entre una persona y un caballo. Sin embargo, esa conexión entre persona y animal respondía a una necesidad distinta en cada historia: en la primera, se trataba de la urgencia de dedicarse a lo único que se cree que es bueno en la vida, mientras que en la segunda, era la carencia de afecto y amor del entorno familiar lo que estrechaba el lazo entre un ser y el otro. Si The Rider y Lean on Pete ya formaban una sesión doble temática estupenda, ahora sería posible organizar una sesión triple igual de buena con The Mustang, última adición al subgénero de “drama equino”.


La ópera prima de Laure de Clermont-Tonnerre se asienta en dos elementos arraigadamente norteamericanos: la raza de caballos mustang… y las prisiones federales. La película nos descubre que existen programas terapéuticos que se llevan a cabo en algunas cárceles americanas que consisten en que los prisioneros entrenen a caballos salvajes rescatados, para luego ser vendidos en una subasta por la cual muchos acaban siendo adquiridos por la policía fronteriza. La directora desarrolla su tesis sobre el poder de rehabilitación para el reo que tiene este programa a través de la historia de Roman, un convicto que en cierta manera se ve a sí mismo en un caballo salvaje que acaba de llegar a su prisión. Ambos son considerados violentos y tercos, han sido separados del resto y dados por perdidos, pero en realidad, aún no es tarde para ellos, pero se requiere muchísima paciencia. Porque cuando alguien está tan dañado y hundido en la miseria como lo está Roman, van a necesitar más de una oportunidad para redimirse, y eso es algo que The Mustang explica muy bien.


La proyección de uno mismo en un animal no es nada que no hayamos visto anteriormente, y tal vez habría sido más interesante ver este material en forma de documental, mostrando las experiencias de las personas cuyas fotografías se muestran al final del largometraje. Pero de haber sido así, nos habríamos perdido tanto a Bruce Dern en su salsa como  la magnífica interpretación protagonista de Matthias Schoenaerts. No es nada nuevo verlo como un tanque humano que termina resquebrajándose, véase si no la estupenda De óxido y hueso (2012), pero es que tiene que sacar provecho de esa capacidad que posee de ser empático pese a que su personaje no merezca ese tipo de afecto, y eso es algo muy complicado de conseguir cuando se realizan acciones tan censurables como las que su personaje comete aquí. Pero es de eso de lo que a fin de cuentas va The Mustang, de la fragilidad del ego masculino, del enorme trabajo que se requiere a su vez desmantelarlo…. y del poder terapéutico de los animales y de los caballos en particular, claro.

6’5/10

13/4/20

O.C: Taron y el caldero mágico (1985)

¿De qué va?: Taron es un valeroso joven que debe impedir que el malvado Rey del Mal se apodere del Caldero Mágico, cuya fuerza misteriosa es capaz de crear un auténtico ejército de invencibles guerreros sobrenaturales.

Reputación: El clásico animado de Disney nº 25 está dirigido por dos de los tres directores de Tod y Toby (1981), Ted Berman y Richard Rich, y está libremente basado en los dos primeros volúmenes de Las Crónicas de Prydaim, del escritor Lloyd Alexander. Taron y el caldero mágico fue pionera en muchos frentes: fue la primera película Disney en no contener canciones ni números musicales, la primera en incorporar CGI a la animación tradicional y la primera en recibir una calificación PG, que avisa de que algunos contenidos pueden no ser apropiados para niños. Tuvo que ser editada hasta en dos ocasiones para evitar una calificación de no recomendada para menos de 13 años. Lamentablemente, también fue uno de los primeros fracasos de Disney, pues recaudó 21 millones de dólares con un presupuesto de 44 millones. Tim Burton trabajó como artista conceptual en el film, y quiso introducir unos secuaces del Rey del Mal que se parecían a los xenomorfos de la saga Alien, pero no llegaron a aprobarse. La película sí que tuvo éxito en Japón, y hay una leyenda urbana que dice que el creador de la serie de videojuegos de The Legend of Zelda, Shigeru Miyamoto, se basó en ella para muchos elementos del juego.


Comentario: Taron y el caldero mágico fue producto de la conocida como “etapa oscura” de Disney, en la que la compañía experimentó sin éxito con títulos de corte oscuro y adulto hasta que La sirenita (1989) les salvó de la quiebra. Disney ha hecho como si no existiera, por lo que siempre ha resultado un tanto complicado visionarla… hasta ahora, que forma parte del catálogo de Disney+. Yo de hecho jamás tuve ocasión de verla cuando era pequeño, pero sí que conocía de su existencia por tener un libro que contaba la historia de la película. Lo cierto es que ese trata de toda una rareza dentro de la factoría de Mickey Mouse, dada su ausencia de canciones y lo tenebrosa y violenta que llega a ser en determinados momentos. Es justamente eso, sumado a su carácter de aventura medieval y fantástica, lo más destacable de un film cuyo mayor problema reside en un plantel de personajes poco carismático. ¿Qué es Gurgi exactamente? ¿Por qué la cerda con premoniciones pasa de ser crucial a desaparecer del relato? Pero nada es motivo suficiente para que Disney la condene al ostracismo, así que ojalá le dé una segunda vida en forma de, por ejemplo, mundo jugable de la saga Kingdom Hearts... o de remake en acción real.

Próximo visionado: La pasión de Juana de Arco (1928)

12/4/20

Vivarium – Jugando a las casitas



Dir.: Lorcan Finnegan
Int.: Imogen Poots, Jesse Eisenberg, Jonathan Aris, Senan Jennings, Eana Hardwicke
¿De qué va?: Una joven pareja buscando el hogar perfecto acaba atrapada en un misterioso y laberíntico vecindario de casas idénticas.

Reseña: En 1999, American Beauty se convirtió en un fenómeno social por su descarnada disección del American Way of Life, lema fraguado durante décadas en los suburbios yankis donde todo el mundo se esfuerza por transmitir una imagen de perfección que casi nunca se corresponde con la realidad. Son muchas las películas y series que han atacado directamente a la mentira del ya globalizado sueño americano, como Revolutionary Road, Juegos secretos, Mujeres desesperadas o Weeds, por citar algunos ejemplos. Ahora habría que sumar a ese grupo Vivarium, film del cineasta irlandés Lorcan Finnegan que introduce un componente importante de ciencia ficción a la visión deprimente de la vida en la periferia.


Gemma y Tom son una pareja que, en busca de una casa en la que iniciar una vida juntos, acaba visitando un barrio circundante de casas idénticas y en el que no se ve ni un alma. Todo es tan raro como el agente inmobiliario que les ha guiado hasta allí, pero cuando intentan abandonarlo, no logran dar con la salida. Así comienza una pesadilla de estética depurada en la que se verán arrastrados a una vida de encarcelamiento que, en realidad, no se distancia demasiado de lo que les depararía en cualquier otro suburbio “normal”: monotonía, distanciamiento, incomunicación, reclusión emocional… Todo al servicio de la consecución de un desempeño, ya sea la educación de un vástago o un trabajo que distraiga de los problemas reales. Finnegan da las pistas justas sobre el misterio que se esconde detrás, pues es evidente que lo utiliza como medio para dar forma a lo que le interesa de verdad, que es el escarnio al modelo de vida tradicional.


A Vivarium le habría sentado mejor un formato reducido de episodio dentro de una antología al estilo de La dimensión desconocida o Black Mirror, pues una hora y cuarenta minutos de duración se antojan un tanto excesivos, y el nudo de la historia suele reiterar en las mismas ideas una y otra vez. Tampoco ayuda que el niño de la película sea tremendamente insoportable, pero como seguramente esté hecho aposta, no hay nada que objetar al respecto. Tras protagonizar recientemente La mejor defensa es un ataque (2019), Imogen Poots y Jesse Eisenberg vuelven a juntarse para encarnar a la pareja protagonista, y si bien es destacable que este último dé vida a un personaje diferente a lo que suele hacer, es su compañera quien se hace dueña y señora del film, sobre todo cuando le toca transmitir desesperación y terror (véase la estupenda escena del juego de imitar). En definitiva, aunque se le pueda reprochar a Vivarium ensimismarse en una idea y exprimirla lo justo, sí que se compromete con ella para dar forma a una alegoría rara, incómoda y paranoica sobre lo automatizadas que pueden llegar a estar nuestras vidas.

6’5/10

10/4/20

Vita & Virginia – Amor y letras



Dir.: Chanya Button
Int.: Gemma Arterton, Elizabeth Debicki, Isabella Rossellini, Rupert Penry-Jones, Peter Ferninando, Emeral Fennell, Gethin Anthony
¿De qué va?: En 1922, los caminos de las escritoras Vita Sackville-West y de Virginia Woolf se cruzan. Su romance supera todas las fronteras sociales, la salud mental de Virginia lucha contra la imprudencia de Vita y ninguna de las dos será igual sin la otra.

Reseña: A Virginia le gustaba Vita. Así se titula el muy recomendable libro de Pilar Bellver publicado en 2016 que parte de las correspondencia entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West para recrear el romance que éstas mantuvieron durante la mayor parte de la década de 1920. Ese amor culminó con la creación de Orlando (1928), una biografía fantástica que abarca la vida durante tres siglos de un hombre que se convierte en mujer, y para la que Woolf se inspiró en la vida de Vita. Vita & Virginia no está basada en este libro, sino en una obra teatral de Eileen Atkins, pero como ya se puede intuir por su propio título, el asunto a tratar es exactamente el mismo.


Así, la película de Chanya Button nos muestra cómo los caminos de la aristócrata Vita y la humilde Virginia, ambas escritoras, se cruzan en una fiesta de la alta sociedad, y cómo la primera, famosa por su matrimonio abierto y sus relaciones con mujeres, queda fascinada con la prosa de la segunda e intenta cortejarla. La conquista no le resultará nada fácil, pues pese a estar casada, Virginia nunca ha tenido sexo, mucho menos con una mujer, y no deja de ser atormentada por demonios internos que desestabilizan su salud mental. Aquí hay material de sobra para un gran romance lésbico pero, lamentablemente, no estamos ante el homólogo británico y literario de Retrato de una mujer en llamas (2019). No es que la herencia teatral pese demasiado, pero la dirección de Button es bastante discreta salvo por algún que otro toque moderno que intenta liberar al film del corsé del drama de época.


Elizabeth Debicki está bastante bien, aunque no termino de verla como Virginia Woolf (Eva Green y Andrea Riseborough fueron elegidas previamente para el papel), mientras que Gemma Arterton está fantástica como Vita Sackville-West, un personaje que le sienta como un guante y le permite lucir todo su carisma y talento. Sin embargo, las dos funcionan mejor por separado que juntas; no hay química entre ellas, y cuando un romance se cocina a fuego lento, es importante que la tensión sexual traspase la pantalla y que salten chispas cuando culmine, como pasaba en Call Me By Your Name (2017). Aquí no hay nada de eso, algo grave si tenemos en cuenta que, tal y como se muestra en la película, fruto de esa relación Woolf escribió Orlando, “probablemente la carta de amor más larga y encantadora de la historia de la literatura”, tal y como la definió el hijo de Vita.


Por otra parte, es de agradecer que el conflicto de esta relación no resida en el conservadurismo social, pero tampoco me termina de convencer que sí lo sea el que Vita sea demasiado díscola para una Virginia que el film imagina de forma un tanto conservadora. Mención especial para la banda sonora compuesta por Isobel Waller-Bridge (hermana de Phoebe, la de Fleabag); si bien choca al principio que una partitura con mucha electrónica y sintetizadores amenice un drama de época, lo cierto es que funciona de maravilla y acaba por convertirse en lo mejor y más memorable de un film por lo general bastante discreto.

6/10

8/4/20

O.C: El infierno del odio (1963)

¿De qué va?: En Yokohama, un malhechor secuestra a un niño, al que toma por el hijo de un industrial japonés. En realidad, se trata del hijo de su chófer, pero el secuestrador exige igualmente 30 millones de yenes por su liberación. El comisario Tokura se encarga de investigar el asunto.

Reputación: Basado en la novela King’s Ransom de Evan Hunter, este thriller japonés dirigido por Akira Kurosawa participó en el Festival de Venecia de 1963 y fue nominado al Globo de Oro a mejor película extranjera. El título original japonés es Tengoku to Jigoku, que significa literalmente “Cielo e infierno”. En Estados Unidos se rebautizó como High and Low (Alto y bajo), mientras que en España se decantaron por el poético título de El infierno del odio. Después de su estreno, aumentaron los secuestros en Japón. El propio director recibió amenazas de secuestro a su propia hija, Kazuko Kurosawa. Años después, esta comentó que su padre le había dicho que con la película “quería inspirar a que se fortaleciesen las penas por secuestros. Sin embargo, he sido criticado por incrementarlos”. Kurosawa fue el primero en insertar un detalle en color dentro de una película en blanco y negro, práctica que sería posteriormente imitada por otros realizadores como Francis Ford Coppola en Rumble Fish (1983) y Steven Spielberg en La lista de Schindler (1993). En 1999, Martin Scorsese anunció que dirigiría un remake escrito por David Mamet. Casi una década después, en 2008, Scorsese declaró que el proyecto seguía adelante, pero que solo haría labores de producción. No se ha vuelto a saber nada desde entonces.


Comentario: Como tantas otras películas de Kurosawa, El infierno del odio comienza como un cuento moral, en torno a un hombre que se enfrenta al dilema de si pagar o no una millonada por el rescate del hijo de su chófer; un dinero que justo iba a invertir en comprar una participación mayoritaria de su empresa que le daría el control sobre ella. Sin embargo, Kurosawa resuelve esto bastante pronto en la narración y pasa a centrarse en la investigación policial para dar caza al secuestrador. Esta parte recuerda bastante a Zodiac (2007) por la exposición pormenorizada de la búsqueda, el análisis de las pistas y los callejones sin salida. La narración se torna densa, pero es tan clara y limpia que se puede seguir la trama sin mucho quebradero de cabeza, aunque esta parte no resulta tan interesante como cuando el foco estaba puesto en el hombre ante la encrucijada. Aún así, sobrevolando tanto en el primer tramo como el segundo se encuentra la misma visión cruda hacia la profunda desigualdad social japonesa, y la envidia y el odio que genera el privilegio de clase.

Próximo visionado: Tarón y el caldero mágico (1985)

7/4/20

Seberg: Más allá del cine – Jean, la mártir



Dir.: Benedict Andrews
Int.: Kristen Stewart, Jack O’Connell, Anthony Mackie, Yvan Attal, Margaret Qualley, Vince Vaughn, Zazie Beetz, Colm Meaney, Stephen Root
¿De que va?: A finales de los años 60, la actriz Jean Seberg se convierte en el blanco del FBI debido a su relación con el activista por los derechos humanos Hakim Jamal y al apoyo financiero que brindó a las Panteras Negras.

Reseña: Jean Seberg se convirtió en un icono de la Nouvelle Vague co-protagonizando Al final de la escapada (1960), en el que daba vida a la pizpireta Patricia. Sin embargo, su éxito en Europa no la acompañó en Estados Unidos, donde fue más conocida por su involucración en diferentes escándalos orquestados por el mismísimo FBI, obstinado en hundir su imagen pública a raíz de su involucración con el partido de las Panteras Negras y de su relación con el activista Hakim Jamal. Seberg: Más allá del cine es un biopic que se centra en este episodio de la vida de la actriz que la dejaría marcada hasta su misteriosa muerte por sobredosis en 1979. Siempre es interesante que un biopic se centre en un momento concreto de la vida del personaje objeto de estudio, porque suele ser más interesante encapsular su esencia en un instante que abarcar toda su vida, tal y como se hizo en Jackie (2016), pero lamentablemente, este no es el caso.



El arranque del film mostrando a Seberg siendo quemada en la hoguera en una escena de Santa Juana (1957) asienta las bases de lo que vamos a ver a continuación, que no es otra cosa que la persecución y humillación pública de la actriz por desarrollar su interés hacia el activismo por los derechos sociales. Sin embargo, la película dirigida por Benedict Andrews nunca se detiene a indagar en la sociedad convulsa de la época, todo se expone de oídas, ni tampoco para reflexionar sobre qué llevo a Seberg a meterse en semejante berenjenal. Quedarse con la tesis de que simplemente quería luchar por lo que consideraba justo supone simplificar demasiado su personalidad. Tampoco ayuda centrar el grueso de la historia en la paranoia que sufrió cuando empezó a sospechar que estaba siendo espiada. Kristen Stewart nunca ha estado tan guapa y sofisticada como dando vida a Jean Seberg, pero el guion no le confiere suficiente margen de maniobra como para lucirse realmente.


El otro gran problema de Seberg: Más allá del cine reside en la decisión de contar la historia tanto desde el punto de vista de la actriz como desde el de un joven agente del FBI encargado de grabar sus conversaciones. Que el espía empiece a sentir remordimientos cuando ve cómo se desmorona la vida y la salud mental de su objetivo no puede ser más maniqueo y artificial, pese a que el personaje esté encarnado por el talentoso Jack O’Connell. El elenco del film está predominado por intérpretes jóvenes y guapísimos como Anthony Mackie, Margaret Qualley y Zazie Beetz que, al igual que Stewart y O’Connell, tienen poco a lo que hincarle el diente. Y es una pena, porque la figura de Jean Seberg es lo suficientemente enigmática, atractiva y compleja como para haber hecho una película mucho más contundente y esclarecedora. No obstante, parece que el misterio permanecerá inalterable.

5’5/10

5/4/20

La mujer americana – Sobreponerse al dolor



Dir.:
Jake Scott
Int.: Sienna Miller, Christina Hendricks, Aaron Paul, Will Sasso, Amy Madigan, Jack Brunault, Sky Ferreira, Pat Healy, Kentucker Audley
¿De qué va?: En un pequeño pueblo de clase trabajadora de Pensilvania, una mujer de 32 años debe cuidar de su nieto después de que su hija adolescente desaparezca sin dejar rastro.

Reseña: Ha tenido que pasar más de una década para que Sienna Miller pudiese conseguir un papel de protagonista absoluto desde Factory Girl (2006). Al principio nadie la tomaba en serio por su fama de “it-girl”, mientras que en los últimos años se ha especializado en papeles secundarios de “mujer de…”, una decisión deliberada para poder pasar más tiempo con su hija. Aún así, Miller ha conseguido sacar punta de esos roles menores, véase Z. La ciudad perdida (2016), y le han permitido trabajar a las órdenes de directores del calibre de Clint Eastwood, Bennett Miller o James Gray. Con todo, pese a que ahora es más actriz que famosa, sigue un tanto infravalorada. De hecho, consiguió el rol protagonista de La mujer americana después de que Anne Hathaway se desvinculara del proyecto. Y Miller ha aprovechado la oportunidad que se le ha brindado con creces.


Es una pena que no se haya encontrado para la película un título menos genérico que American Woman. El cartel y la promoción tampoco le hacen justicia, pues parece vender la historia en torno a la desaparición de una joven. Si bien es cierto que el detonante de la trama es ese, los derroteros van por otro lado. En concreto, la película abarca más de 10 años para centrarse en los esfuerzos de la madre de la chica perdida, Debra, por salir adelante y cuidar de su nieto. Cuando la conocemos es puro “white trash”, con un gusto terrible por los hombres, una ristra de malas decisiones a sus espaldas y un temperamento imposible. Con el paso de los años, vemos el efecto que ha tenido la desaparición de su hija en esta joven abuela, y aunque sigue arrastrando algunos defectos, se esfuerza por corregirlos. Porque La mujer americana nos enseña que el crecimiento y la madurez es un proceso que conlleva tiempo y esfuerzo, reparando en cómo la clase obrera debe secarse las lágrimas y sobreponerse a la tragedia... puesto que no le queda otra si no quiere acabar en la calle. Debra no se autocompadece, ni menciona continuamente a su hija, pero se nota que el corazón se le encoge ante cualquier recuerdo de ella.


Pese a que la vida de Debra sea bastante desdichada, la película no es nada tremendista, al contrario, es humilde, no se recrea en la tragedia y se siente muy real. En buena parte es gracias a lo bien trazadas que están las relaciones interpersonales de Debra con su madre (Amy Madigan), su cuñado (Will Sasso) y, sobre todo, su hermana. Christina Hendricks y Miller no se parecen mucho físicamente, pero son perfectamente creíbles como hermanas que viven una enfrente de la otra, que se cuidan, se pelean y se preocupan la una de la otra, exhibiendo una gran complicidad. También está por ahí Aaron Paul, como la esperanza de que Debra pueda encontrar a alguien que le aporte estabilidad y felicidad, y es que a lo largo de la película se labra ese tipo de conexión entre espectador y personaje por el cual el primero desea genuinamente que las cosas le vayan bien al segundo. Debra al principio no es precisamente simpática, pero más pronto que tarde empatizaremos con ella.


Que sea tan fácil ponernos en el lugar de Debra se debe a lo robusto que es tanto el guion como el trabajo interpretativo de Sienna Miller. Realiza uno de esos “tour de force” donde se demuestra lo bien que puede aguantar el peso de un film, así como una amplia variedad de registros que van desde la contención a la rabia, pasando por la comedia, la vulnerabilidad y la entereza. De haber tenido la película una distribución más potente, la presencia de Miller en la temporada de premios no habría sido nada descabellada. Con todo, no deja de ser un triunfo para ella, pues ya debería disipar cualquier duda que quedase de su talento como actriz. Y al margen de eso, Jake Scott, hijo de Ridley, ha logrado con La mujer americana un drama sólido y notable en torno a la dignidad inquebrantable de la clase trabajadora.

8/10

2/4/20

O.C: El hombre invisible (1933)

¿De qué va?: El científico Jack Griffin descubre en el laboratorio del doctor Cranley una droga que le permite ser invisible, pero que también afecta a su agresividad. Así, Griffin se convierte en un potencial asesino, favorecido por la posibilidad de estar oculto sin que nadie lo sepa. Por su parte, Flora, la hija del doctor Cranley, empezará a estar preocupada por toda la situación.

Reputación: La adaptación cinematográfica de la novela de H.G. Wells fue encargada en un principio al director Cyril Gardner, pero fue posteriormente reemplazado por Jame Whale, al que le avalaba el éxito cosechado por El doctor Frankenstein (1931). Precisamente Boris Karloff, que había encarnado al monstruo en aquella película, fue la primera opción de Universal para dar vida a Griffin, pero finalmente rechazó el papel por una disputa con Whale que acabó con su relación tanto personal como profesional; poco después fueron obligados por el estudio a trabajar juntos en La novia de Frankenstein (1935), pero se comunicaban a través de otros actores que hacían de mensajeros. El director decidió que quería a alguien con una voz más “intelectual” que la de Karloff para dar vida al hombre invisible y acabó decantándose por Claude Rains, después de escuchar una prueba de casting suya que se estaba reproduciendo en otra habitación. Por aquel entonces, Rains era un actor de teatro que solo había participado en una película muda; el éxito de El hombre invisible le catapultó a la fama, pese a que su rostro solo aparece en pantalla unos pocos minutos.


El responsable de los efectos especiales, John P. Fulton, recurrió a diversas técnicas para crear el efecto de invisibilidad, tales como stop motion, doble exposición y cables. Una de las técnicas consistía en vestir a Clause Reins de terciopelo negro bajo los vendajes y la ropa y filmarlo frente a un fondo negro. Estas escenas eran luego combinadas con las tomas donde aparecían los demás actores y la escenografía. El resultado consiguió el beneplácito de H.G. Wells, siendo lo único que no le gustó que el protagonista pasase de ser un científico brillante en el libro a un lunático en la película. Como todas las películas de monstruos clásicos de Universal, se realizaron varias secuelas además de diferentes revisiones, caso del reciente remake a cargo de Blumhouse.


Comentario: Es verdaderamente admirable lo bien conseguido que está el efecto de la invisibilidad para ser una película de la primera mitad del siglo XX. Son los efectos especiales y la interpretación de Claude Rains, que compone todo el personaje y su locura creciente únicamente con la voz, lo mejor de una película que sacrifica el terror en favor del lucimiento del poder del protagonista, dando bastante cancha a escenas cómicas, como aquellas en las que vacila a sus perseguidores. Sin la belleza gótica de El doctor Frankenstein pero con un resultado más solido que El hombre lobo (1941), El hombre invisible es bastante amena y curiosa, pero no deja de ser otra historia sobre los peligros que encierra el ser humano cuando juega a ser Dios, pero exento de un enfoque terrorífico que le podría haber sentado bastante bien.

Próximo visionado: El infierno del odio (1963)

1/4/20

Actriz del mes: Ana de Armas



Nombre completo: Ana Celia de Armas Caso

Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1988

Lugar de nacimiento: La Habana, Cuba

Filmografía destacada:

Deep Water (2020)
Blonde (2020)
Sin tiempo para morir (2020)

Pablo (2020)
The Night Clerk (2020)
Puñales por la espalda (2019)
La red avispa (2019)
The Informer (2019)
Blade Runner 2049 (2017)
Overdrive (2017)
Juego de armas (2016)
Manos de Piedra (2016)
La hija de Dios (2016)
Toc Toc (2015)
Por un puñado de besos (2014)
El callejón (2011)
Hispania, la leyenda (Serie de TV) (2010 – 2011)
El internado (Serie de TV) (20207 – 2010)
Mentiras y gordas (2009)

Méritos: El Coronavirus ha aplazado el estreno de Ana de Armas como chica Bond hasta noviembre, pero eso no ha sido impedimento para que la actriz cubana esté muy presente en abril. Y no, no me refiero a sus paseos románticos con Ben Affleck cazados por los paparazzi (esperemos que ya estén más concienciados y no salgan tanto de casa), sino al estreno de Sergio, película de Netflix que se podrá ver en la plataforma a partir del próximo 17 de abril. Se trata de un biopic, co-protagonizado por Wagner Moura, sobre el diplomático de la ONU Sergio Vieira de Mello que fue presentado en el Festival de Sundance con una respuesta crítica dispar. La carrera hollywoodiense de Ana de Armas esta ya más que encauzada gracias en buena parte al éxito de Puñales por la espalda (2019) y a su nominación al Globo de Oro a mejor actriz de comedia. Su éxito en América pilló por sorpresa al público español, históricamente conocido por no saber celebrar el éxito de sus estrellas nacionales fuera de nuestras fronteras. Porque aunque Ana sea cubana, para nosotros es tan española como la tortilla de papas por su participación en la serie El internado.

Probablemente harta de que en España solo consiguiese papeles en películas como Mentiras y gordas (2009) y Por un puñado de besos (2014), de Armas se fue a Estados Unidos a aprender inglés, y aunque sus primeras películas allá no fueron gran cosa, que Denis Villeneuve la escogiera para Blade Runner 2049 (2017) propició que la actriz fuese realmente descubierta tanto por el público como por la industria. Y la verdad es que de momento no le podría ir mejor. Además de verla en la última aventura de Daniel Craig como el agente 007, en un papel escrito ni más ni menos por Phoebe Waller-Bridge (Fleabag), de Armas protagoniza junto a Ben Affleck Deep Water, el nuevo “sexy-thriller” de Adrian Lyne, 18 años después del estreno de Infiel (2020). No obstante, su prueba de fuego será canalizar el espíritu de Marilyn Monroe en Blonde, el biopic sobre la icónica y aciaga actriz que ha rodado Andrew Dominik (Mátalos suavemente) para Netflix. En definitiva, mucho cuidadito con Ana… que es de armas tomar (mil perdones por el chiste malo).



Extras:

Tráiler de Sergio

Tráiler de The Night Clerk

Tráiler de Sin tiempo para morir

Entrevista sobre Puñales por la espalda

Orishas – Everyday

Entering Red