27/8/18

No más mártires

Poster Revenge
Dir.: Coralie Fargeat
Int.: Matilda Lutz, Kevin Janssens, Vicent Colombe, Guillaume Bouchède
¿De qué va?: Richard, un adinerado hombre de negocios, lleva a su atractiva amante, Jen, al encuentro anual de caza en el desierto que tiene con dos amigos. Pero ella no pasa desapercibida a los ojos de sus compañeros y, pronto, la situación se complica para la joven… Sin embargo, tras ser dada por muerta, Jen regresará para convertir este juego en una sangrienta venganza.

Reseña: En la misma época en la que salieron a la luz las múltiples acusaciones de acoso y abuso sexual por parte de Harvey Weinstein, empezó a moverse por los festivales de cine Revenge, un thriller francés que viene como anillo al dedo al movimiento #MeToo. Se trata de la ópera prima de Coralie Fargeat, cuya premisa, a priori, no se diferencia demasiado de las películas que forman parte del subgénero de “violación y venganza” (sí, existe, y fue muy popular en el circuito de la serie B durante la década de los 70), pero no hace falta que transcurra mucho metraje para darse cuenta de que la cineasta se ha valido de los códigos del cine de explotación para realizar algo sangriento a la par de subversivo.

Revenge

La película arranca con Richard (Kevin Janssens) llegando a su lujosa mansión en medio del desierto con su joven amante bajo el brazo, Jen (Matilda Lutz), una Lolita con facciones entre Jessica Alba y Amber Heard, que parece sacada de un casting para protagonizar la próxima película de Michael Bay. Ella se comporta de la forma en la que él espera que se comporte, sumisa, frívola y juguetona, y la llegada imprevista de sus dos colegas no frena la diversión, recreándose, tanto ellos como la cámara, en el escultural cuerpo de la joven. Sin embargo, la cosificación sexual se agrava cuando las actitudes machistas se tornan violentas y Jen es tratada y castigada por ser vista como una calientabraguetas descerebrada y prescindible. Jen es empalada y abandonada, para poco después sufrir un calvario que le hará renacer de sus cenizas cual ave fénix sedienta de venganza. La cámara recorre entonces su magullado cuerpo con la misma admiración con la que Patty Jenkins veneraba a Wonder Woman en las trincheras de la Gran Guerra, mientras que los primeros planos que se recreaban en sus curvas pasan a ser detalles de cortes, heridas supurantes y miembros rotos. Fargeat nos invitó al comienzo del film a ser vouyeristas, sin soltarnos hasta sus últimas y sanguinolentas consecuencias. Hemos venido a ver esto, y ahora nos vamos a hartar.

Revenge2

El gore es excesivo y explícito pero de ninguna manera gratuito, pues forma parte del perspicaz discurso narrativo y visual de su directora, que lo utiliza tanto como consecuencia de la adhesión al género en el que se enmarca, como para concebir una suerte de venganza global por todas esas películas que se han recreado en la tortura de la tía buena de turno, con escenas tan brutales y tensas como el enfrentamiento final. Matilda Lutz clava la transformación de chica florero a vengadora silenciosa, saliendo airosa incluso de aquellos momentos que se pasan de exagerados y que ponen a prueba la suspensión de credibilidad del espectador, aunque en ningún momento la película pretende ser un relato realista, pese a que las conductas de los tres machirulos nos resulten tristemente familiares. Revenge se alza como un contundente golpe sobre la mesa por parte de la debutante Coralie Fargeat, un grito de rabia reconvertido en giro feminista a un género intrínsecamente ligado a la testosterona; empoderamiento femenino que emerge de un baño de sangre.

7’5/10

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