30/9/15

Buenas vibraciones

Poster Love and Mercy
Dir.: Bill Pohlad
Int.: John Cusack, Paul Dano, Elizabeth Banks, Paul Giamatti, Jake Abel, Joanna Going, Bill Camp, Kenny Wormald, Dee Wallace
¿De qué va?: En los años 60, el fundador de The Beach Boys, Brian Wilson, lucha contra una incipiente psicosis al tiempo que intenta crear su obra maestra de pop vanguardista. Veinte años más tarde, él es un hombre confuso y quebrado bajo la estricta vigilancia de su sombrío terapeuta, el doctor Eugene Landy.

Reseña: Todos los biopics musicales siguen el mismo patrón: joven de gran talento pero poca suerte consigue la oportunidad de su vida, triunfa, conoce al amor de su vida, entra en una espiral de drogas y alcohol, toca fondo, su carrera corre peligro y al fin se rehabilita, aunque luego aparece el texto antes de los créditos para recordarnos que al tiempo murió de una sobredosis. Por supuesto que hay variaciones, pero en líneas generales el modelo sigue siendo el mismo en Ray, En la cuerda floja (el mejor, en mi humilde opinión), I Feel Good, Dreamgirls, Beyond the Sea… Pero lo peor de todo es que en muy raras ocasiones se profundiza en la música del artista en cuestión, porque se le presta más atención a los pormenores de su vida privada que a la forma en la que creaba su música.

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Por todo ello, Love & Mercy supone un auténtico soplo de aire fresco, al ser un biopic musical que esquiva con suma elegancia todos los clichés del género. El guión escrito por Michael A. Lerner y Oren Moverman (también autor de I’m Not There, el inclasificable biopic de Bob Dylan) aborda la vida de Brian Wilson, fundador de los Beach Boys, alternando entre dos escenarios clave de su vida: el primero, durante su juventud, se centra en el momento en el que, tras alcanzar el éxito con su banda, se esfuerza por ofrecer algo distinto, menos comercial y más personal, y el segundo, siendo ya un hombre maduro, en el que se evidencian las secuelas psicológicas que le ha dejado su carrera y su vida familiar, acentuadas por un terapeuta que se aprovechaba de él.

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Si bien la trama “adulta” es prácticamente una historia de amor enturbiada por un villano de opereta, la del Brian Wilson joven resulta particularmente fascinante porque recoge todo su proceso creativo a la hora de componer canciones, reparando en su minucioso trabajo en el estudio de música, la composición de canciones, la presión ejercida por su nefasto padre y por el resto de la banda y, finalmente, el descenso a la locura y la paranoia que todo ello le provocó. Paul Dano hace un fantástico trabajo encarnando a Wilson en este período de su vida, estando a la altura de las exigencias tanto físicas (engordó 15 kilos para el papel) como emocionales, plasmando a la perfección tanto la pasión por la música de su personaje como su quebradiza salud mental sin recurrir a grandes aspavientos.

Love and Mercy

Aunque esta parte de la película resulta más interesante que la adulta, esta última sale beneficiada al estar contada no desde el punto de vista de Wilson, un John Cusack que resulta ser una inesperada pero muy efectiva elección de casting, sino del de Melinda, a la que da vida una sumamente encantadora Elizabeth Banks en el que probablemente sea el mejor papel de su carrera. Junto a Melinda, vamos descubriendo la jaula de cristal en la que se ha convertido la vida de Wilson, cuyo carcelero es un terapeuta al que da vida un desmadrado Paul Giamatti. Esto último es la única nota discordante de una pieza musical que no sólo nos descubre una faceta que pocos conocíamos de los Beach Boys, sino que se revela como uno de los biopics musicales más complejos, sugestivos y satisfactorios que jamás se hayan hecho. Ojalá que con el tiempo se convierta en una película de referencia.

8/10

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