26/2/17

Tres tonalidades de azul

Poster Moonlight

Dir.: Barry Jenkins
Int.: Trevante Rhodes, Andre Holland, Naomi Harris, Mahershala Ali, Janelle Monáe, Ashton Sanders, Alex R. Hibbert, Jaden Piner, Jharrel Jerome
¿De qué va?: Chiron es un chico afroamericano que crece en uno de los barrios más conflictivos y violentos de Miami. Desde su infancia, pasando por la adolescencia, hasta llegar a su etapa adulta, Chiron lucha por encontrar su lugar en el mundo, en un ambiente donde la violencia no da tregua. A medida que pasan los años, el joven vive una constante e intensa lucha interna, para descubrirse a sí mismo.

Reseña: Nate Parker, director y protagonista de Nacimiento de una nación, declaró una vez que él jamás encarnaría a un homosexual, para poder así “preservar la virilidad del hombre negro”. Lo que no sabía Parker en aquel momento es que estaba por llegar un film que no sólo acapararía mucha más atención que su ambiciosa película (la cual acabó desinflándose rápidamente tras apaciguarse la polémica del Oscars So White y descubrirse su turbio pasado), sino que esa cinta en cuestión, sobre un chico afroamericano gay, hace mucho más por la virilidad del hombre negro que cualquier otra película protagonizada por un macho alfa negro. Porque tendemos a creer que en la virilidad, la hombría, no hay cabida para atributos “femeninos” como la fragilidad o la sensibilidad, pero eso es tan sólo quedarse en la superficie, en la apariencia, que al fin y al cabo no deja de ser una muralla que levantamos para protegernos de los peligros externos que amenazan con explotar nuestras debilidades.

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A la luz de la luna, los chicos negros parecen azules. Little es un niño azul, triste y solitario, que ya es consciente de que es diferente a los demás chicos de su edad, y que encuentra en un traficante amigable la figura paterna en la que poder reflejarse, y así entender aunque sea un poco el mundo que le rodea. Un mundo de podredumbre y corrupción, con una madre ausente que considera que el mero vínculo maternofilial es suficiente para asegurar la relación con su hijo. Tras la niñez llega la adolescencia, y luego la madurez, y todo el ciclo no es más que la búsqueda constante de la identidad en la que nos embarcamos cada uno de nosotros a lo largo de nuestras vidas para descubrir quiénes somos y qué queremos hacer, siempre con el temor de que el mundo se ponga en nuestra contra y no nos deje ser tal y como somos. La historia de Little/Chiron/Black es la construcción de una personalidad a través de la lucha entre la esencia individual y la influencia del entorno social y familiar, pues son las experiencias con las que nos toca lidiar las que asientan el camino a seguir.

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Moonlight no se ha rodado en tiempo real como Boyhood, y ni falta que le hace, porque no se ha podido hacer mejor trabajo de casting que el que se ha realizado reclutando a los tres actores que encarnan al protagonista: Alex R. Hibbert, Ashton Sanders y Trevante Rhodes. Los tres son la misma persona y una diferente a la vez; somos capaces de reconocer al mismo individuo asustado y furioso, al tiempo que cada uno de ellos presenta matices diferentes, propios de cada rango de edad. Y aunque se ha destacado sobremanera el trabajo de Mahershala Ali como esa figura paterna que Little necesita, resulta aún más admirable el esfuerzo de Naomie Harris al componer ese personaje tan terrible de la madre abusiva, dependiente y hostil, y cómo traza la degradación que experimenta con el paso de los años sin dejarlo todo en manos del maquillaje. Importan bien poco los huecos de la historia y la ausencia de explicaciones de lo que ha ocurrido con cada salto temporal, porque lo esencial está ahí, en las miradas del excelente reparto que conforma esta película.

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La poesía también puede surgir en los bajos fondos, y sin necesidad de muchas florituras. La dirección de Barry Jenkins no es en absoluto invisible, pero acompaña la historia, moldeándola de tal forma que la imagen resulta tan evocadora como las palabras, respaldada por una sutil y embriagadora banda sonora compuesta por Nicholas Britell, y logrando que sus orígenes teatrales resulten casi imperceptibles, más allá de que esté construida en torno a tres actos centrados en pocos personajes y escenarios. Moonlight empieza en territorio de Los 400 golpes de Truffaut y termina en una versión más dulce del Happy Together de Wong Kar Wai (con homenaje musical incluido) sin que parezca que se haya producido esa catarsis, ese momento culmen que todos estábamos ansiando ver y que finalmente no llega, simplemente porque no cuadra, porque no es necesario. A veces basta con unas verbalizar algo, expresar lo que sentimos, para que pueda comenzar el resto de nuestra vida. Una vida mejor y más honesta que no desdeña todo lo bueno y lo malo que hemos vivido, pues, al fin y cabo, no somos más que un cúmulo de vivencias que nos dejan cicatrices.

9/10

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