16/9/17

Aquel querido estío de mi juventud

Poster Verano 1993


Dir.: Carla Simón
Int.: Laia Artigas, Bruna Cusí, David Verdaguer, Paula Robles, Montse Sanz, Isabel Rocatti, Berta Pipó, Etna Campillo, Paula Blanco, Quimet Pla
¿De qué va?: Tras la muerte de su madre, Frida, de 6 años, es enviada a vivir con la familia de su tío a su casa en el campo. Pero Frida encuentra difícil olvidar a su madre y adaptarse a su nueva vida.

Reseña:  El cine español tiene una larga (y en cierta manera subestimada) tradición de películas ‘Coming-of-Age’, una temática que ha demostrado ser el vehículo perfecto tanto para mostrar las turbulencias propias del fin de la niñez, y por ende, de la inocencia, como para ser un retrato vivo y detallista de un período histórico en concreto: Cría Cuervos de Carlos Saura, El espíritu de la colmena y El sur de Víctor Erice, Pa Negre de Agustí Villaronga o El año de las luces de Fernando Trueba son algunos de los títulos que mejor han plasmado lo terrible e incómodo que puede ser hacerse mayor, y ahora, la debutante Carla Simón incorpora Verano 1993 a la lista partiendo de detalles autobiográficos sobre su propia infancia, concretamente de aquel verano en el que su vida cambió para siempre, forzada a dejar atrás a su madre para incorporarse a una nueva familia.

Verano

Con naturalismo y sencillez, Simón nos introduce en el particular mundo de su álter ego, Frida, y así, nos convertimos en testigos de primera mano de su complicada adaptación a su nueva realidad. La acompañamos mientras descubre el entorno natural que la rodea, nos enteramos de lo que le ha ocurrido a través de las incómodas conversaciones de los adultos y somos cómplices de sus chiquilladas, fruto de la incomprensión y de una rabia y una tristeza sin canalizar. Verano 1993 resulta una experiencia completamente inmersiva gracias a los múltiples detalles de la época que pueblan el film (Bom Bom Chip, pirulos de chocolate negro y blanco, radiocassetes, cabezudos, Barbies…) y por la manera franca y cruda con la que expone a esa niña con la que acabaremos simpatizando, no por la vía de la redención, sino por la de la identificación, porque seremos capaces de vernos reflejados a nosotros mismos cuando nos comportábamos de una forma tan caprichosa y egoísta a su misma edad, así como cuando empezamos a percibir el verdadero significado de la muerte.

Verano2

Por supuesto que cada persona es un mundo, pero yo al menos, también intenté fugarme de casa y sólo llegué hasta la esquina de la calle. También dije mentiras para que se compadecieran de mí y pensaran mal de personas que no habían hecho nada malo. También observaba y me recreaba en detalles de mi entorno por loa que ahora paso por alto, ensimismado en banalidades de la vida adulta. También contuve las lágrimas de la rabia que sentí hacia mí mismo por haberme portado mal con aquellos que no lo merecían. También recreé en un juego de niños los comportamientos y actitudes que se sucedían a mi alrededor. Me sentí solo, incomprendido y asustado cuando vi que el mundo real no se ajustaba a lo que me habían vendido cuando era demasiado pequeño y lo pagué con aquellos que aún lo eran.  La ópera prima de Ana Simón es rica en detalles y gestos que alcanzan un significado completo con el bagaje personal de cada espectador, pero al ser tan personal, sutil y minimalista puede echar para atrás a todo aquel que sea incapaz de reconocerse en la pantalla, algo de lo que no habría que culpar a los actores, pues todos dan lo mejor de sí mismos, desde la primeriza Laia Artigas, que sale airosa de un papel muy, pero que muy complicado de interpretar, pasando por su candorosa hermana postiza (Paula Robles) o sus tíos y padres adoptivos, cargados de amor y paciencia, encarnados por Bruna Cusí y David Verdaguer.

Verano3

Al final termina el verano, y tras él, llega la promesa de una nueva vida, de un nuevo curso escolar, de cosas por aprender y libros que usar. Pero siempre quedará el recuerdo agridulce de aquel verano en el que una pequeña parte de nosotros nos abandonó para poder ser un poco más maduros y conscientes de que el mundo es un lugar más injusto y cruel de lo que imaginábamos, aunque con un poco suerte encontraremos el abrazo que necesitamos para dejarnos llevar y llorar a lágrima viva por aquello que dejamos atrás.

8’5/10

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