28/12/19

La verdad – Familia y divismo




Dir.: Hirokazu Kore-eda
Int.: Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, Clémentine Grenier, Manon Clavel, Alain Libolt, Christian Crahay, Ludivine Sagnier, Roger Van Hool
¿De qué va?: Fabienne Dangeville es una aclamada actriz del cine francés, amada y alabada. Cuando publica sus memorias, su hija Lumir regresa de Nueva York, donde vive con su familia, para la presentación. El reencuentro entre madre e hija no tardará en convertirse en un enfrentamiento: se revelarán verdades, se ajustarán cuentas, se hablará de amor y de resentimiento.

Reseña: Muchos directores laureados por los Óscar y/o por los festivales internacionales aprovechan el éxito y la fama que le otorgan los premios para hacerse las Américas. Como muchos recordarán, no siempre sale bien. No es el caso de Hirokazu Kore-eda pues, si bien arrancó la producción de La verdad (La vérité) meses después de haber ganado la Palma de Oro en Cannes por Un asunto de familia (Shoplifters, 2018), ha preferido irse a París a rodar su primera película fuera de su Japón natal en vez de a Hollywood. La sensibilidad del director nipón casa a la perfección con la europea, de ahí que La verdad parezca rodada por un director local y no por el extranjero que con mirada de turista se ensimisma demasiado en la ciudad que le acoge.


Al igual que el grueso de la filmografía de Kore-eda, La verdad está centrada en una familia, pero no tan humilde como las que suelen protagonizar sus historias. De hecho, humildad es lo que le hace falta a su protagonista, una diva del cine francés que está a punto de publicar un libro de memorias lleno de mentiras y ausencias destacadas que enfadan a su hija, una guionista que ha venido a visitarla desde Nueva York junto a su marido, un actor de segunda, y su hija. Al principio parece que va a estallar un conflicto de gran magnitud entre madre e hija, pero siendo fiel a su sereno estilo, Kore-eda sustituye los gritos por alguna que otra discusión en un tono normal y por esfuerzos dirigidos a que las dos se encuentren y entiendan. Por supuesto que hay momentos incómodos, palabras hirientes y dolorosos recuerdos que salen a la luz, pero el ambiente general es cálido, acogedor y familiar.


Kore-eda aborda en La verdad la vanidad propia de la estrella de cine con más cariño y curiosidad que ánimo crítico. Por eso, aunque el personaje de Catherine Deneuve sea esencialmente antipático y mezquino, resulta entrañable. Además, cuenta con la complicidad de la propia actriz, que aporta de su propio bagaje una actitud de estar pasada de vueltas de todo y ese estatus de mito y diva que la rodea, lo cual enriquece la tesis que elabora la película sobre el paso del tiempo, la belleza y la inseguridad y vehemencia ególatra del que se dedica a la interpretación. Deneuve cuenta con la no menos fantástica Juliette Binoche para que le haga una réplica a su altura, y también está por ahí Ethan Hawke en un rol menor pero simpático.


La verdad es una sólida y agradable película, pero carece del costumbrismo y ese toque especial que ha consagrado a Hirokazu Kore-eda a nivel internacional. Funciona mejor cuando se entrega a la comedia a través de la lengua viperina de Deneuve que cuando gira al drama, demasiado ligero como para resonar. No obstante, contiene lecturas sobre la volatilidad de los recuerdos, las relaciones maternofiliales, la fragilidad del ego, los remordimientos y la madurez que merecen que acompañemos con gusto a Kore-eda en su incursión europea.

7/10

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