25/1/18

Temporada de melocotones

CartelC 68x98 CALL ME BY YOUR NAME


Dir.: Luca Guadagnino
Int.: Timothée Chalamet, Armie Hammer, Michael Stuhlbarg, Amira Casar, Esther Garrel, Victoire Du Bois, Vanda Capriolo, Antonio Rimoldi
¿De qué va?: En 1983, Elio es un chaval de 17 años que veranea junto a su familia en una villa al norte de Italia y que ocupa los días leyendo, tocando música clásica y flirteando con una amiga. Pero la monotonía acaba cuando llega a la casa el nuevo ayudante de su padre, Oliver, un americano que trabaja en su doctorado y que cambiará la vida de Elio para siempre.

Reseña:  No hay una época en la vida tan turbulenta y confusa como el despertar sexual. Ese momento de la vida en el que empezamos  a experimentar emociones, sensaciones y pulsiones nunca sentidas y que acabarán por definir en buena medida al adulto en el que nos convertiremos en un futuro cercano. Muchas obras de la literatura, la televisión y el cine han intentado con mayor o menor fortuna plasmar este período definitorio de nuestras vidas, pero pocas veces resultan tan especiales y precisas a la hora de plasmar sus características emociones como en Call Me By Your Name.

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El verano transcurre para el joven Elio de forma rutinaria e idílica en un caserón situado en una villa al norte de Italia, junto a unos padres modernos, cultos y políglotas que cada noche invitan amistades a cenar en casa. De repente, llega Oliver, una anomalía con un cuerpo de dios griego que se asemeja al de las esculturas que estudia el padre de Elio. Al principio, el recién llegado actúa con indiferencia ante su joven anfitrión, casi con desdén, pero conforme los gestos, las miradas furtivas, las conversaciones y las excursiones en bici van acercando a ambos, Elio se debate entre contar lo que siente o callarse y seguir flirteando con su amiga francesa… aunque su cabeza se encuentre en otro lado. Sin ninguna prisa, Luca Guadagnino, con la ayuda de James Ivory al guion, va erigiendo la atracción, el deseo y el amor que surge entre Elio y Oliver, reparando en el desconcierto y la agonía que siente el primero al ser para él el descubrimiento del amor, esa primera vez en la que la inexperiencia y la ingenuidad nos conduce a vivir la experiencia de forma más intensa que aquel que ya lleva un buen bagaje a sus espaldas.

Call Me By Your Name

Pero Elio no es el clásico chaval retraído y de sexualidad confusa, sino extrovertido, juguetón y decidido a pesar de las dudas que le invaden. Uno de los aspectos más interesantes de la película es que no hay ni un atisbo de culpa o exclusión por tratarse de un romance homosexual, más allá del secretismo que lo rodea, ligado a la intimidad del vínculo que se forja entre Elio y Oliver. La interpretación de Timothée Chalamet es, sin exagerar, un pequeño gran milagro en la forma en la que se desenvuelve y exterioriza el amplio abanico de emociones por las que pasa su personaje; su última escena, de gran complejidad interpretativa, la resuelve de una manera profundamente hermosa, merecedora de todos los premios habidos y por haber. Pero qué sería de él si no existiera el objeto de deseo, un Armie Hammer enormemente cautivador y enigmático, o de los consejos y el apoyo de unos padres tan enrollados y avispados como los que encarnan MIchael Stuhlbarg y Amira Casar.

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“Tener el corazón roto es una forma magnífica de comprender el mundo”. Se lo decía Annette Bening a su hijo en 20th Century Women, y algo similar le explica el padre de Elio a este (pero de forma más suave). Porque hay amores que siempre harán que nos duela en el pecho cuando los recordemos, pero es algo tan inevitable como necesario en la construcción de una identidad propia y de una vida plena. Call Me By Your Name se vale de los detalles, de la química de sus actores, de las melancólicas canciones de Sufjan Stevens, de los melocotones, de la humedad y de la urgencia del verano para trazar uno de los romances más sensuales, honestos, dulces y descorazonadores que jamás se hayan visto en una pantalla de cine, con una capacidad empática tan avasalladora, que resultará prácticamente imposible no evocar a nuestro primer amor, o aquel momento en el que fuimos demasiado tontos para confesar nuestros sentimientos hasta que se nos hizo tarde. Deberíamos aprovechar más el tiempo en expresar lo que sentimos y en ver películas como ésta.

9/10

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