4/10/17

La casa de todos

Poster Madre


Dir.: Darren Aronofsky
Int.: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Domhnall Gleeson, Brian Gleeson
¿De qué va?: La relación entre un poeta maduro en horas bajas y su joven esposa será puesta a prueba con la llegada de una visita inesperada a la magnífica y aislada mansión en la que viven, rehabilitada gracias al esmero y a la dedicación de ella.

Reseña: La paranoia, la obsesión enfermiza por alcanzar la excelencia, el sacrificio, la distorsión de la realidad… son temas que se repiten una y otra vez en la filmografía de Darren Aronofsky, desde diferentes perspectivas, abordando diferentes mundos, pero siempre pegado a la nuca de aquel pobre desgraciado al que le haya tocado protagonizar una de sus historias. Porque en todas ellas, el camino a la felicidad y la realización personal conlleva una buena ración de sangre, sudor, lágrimas y, ante todo, muchísimo dolor, tanto físico como emocional. Tras Noé, su producción más mastodóntica e irregular, se podría pensar que madre!, con su apariencia de película de terror dentro de la modalidad del ‘Home Invasion’, podría ser algo así como un respiro para Aronofsky, una cinta de suspense sin otra pretensión que la de dar una nueva vuelta de tuerca al género, para nada más lejos de la realidad.

mother!

Resulta una tarea muy, muy complicada comentar madre! sin mencionar de qué va todo el tinglado, dado que el subtexto tiene una importancia capital en un film profundamente simbólico. Todo lo que vemos, personajes, situaciones, objetos y demás, es una representación de otra cosa, y aunque Aronofsky no sea precisamente sutil, su planteamiento puede inducir al despiste del espectador, nublando su percepción con toda la locura que acontece en el film e impidiendo que profundice en lo que ve en la pantalla. Sin embargo, aquel que capte la alegoría y, sobre todo, comulgue con ella, será ¿felizmente? arrastrado a una pesadilla opresiva y enfermiza, una bajada a los infiernos en la que las situaciones más surrealistas, absurdas y caricaturescas no hacen otra que cosa que enfatizar el carácter terrorífico y tragicómico del viaje que realiza su heroína, una muchacha sin nombre, siempre descalza y que nunca va más allá de la entrada de su aislada casa, con el único acompañamiento musical de los crujidos, los ruidos y el barullo que acaban llenando su silencioso y pacífico hogar.

mother!

En este punto es necesario elogiar la labor de Jennifer Lawrence, entregadísima a la causa. La actriz llevaba una racha de películas en la que se aferraba a su condición de estrella para no hacer gran cosa más allá de posar ante la cámara y cumplir sin demasiado esfuerzo, pero aquí se gana el sueldo a base de bien, en un papel arriesgadísimo, demandante y visceral, con la cámara sin dejar de orbitar a su alrededor en todo momento. Se pasa buena parte de la película en constante estado de estupefacción, pero es hacia el tramo final, cuando su personaje es empujado al abismo, cuando brilla con luz propia, pone toda la carne en el asador y nos demuestra lo gran actriz que puede llegar a ser. La extraña pareja que forma con Javier Bardem funciona por oposición y por lo bien que cada uno ejerce su función en la trama, al igual que unos inquietantes Ed Harris y Michelle Pfeiffer, ambos como el elemento desestabilizador y desencadenante de todos los males que ocurrirán en esa casa tras su llegada.

Mother2

madre! entusiasmará a muchos, horrorizará a otros tantos, pero no dejará a nadie indiferente, y difícilmente conseguiremos olvidarnos de ella. Se le puede achacar a Aronofsky su ambición, su gusto por el exceso y por la provocación, pero no por ello habría que infravalorar el mérito de haber condensado la historia de la humanidad en una película centrada en una pareja y ambientada íntegramente en un caserón. Su visión de la condición humana, de las relaciones interpersonales y de las claves para alcanzar el logro artístico son todo menos optimistas, pero no le faltan verdad. Nos encontramos ante la sublimación de la carrera de Aronofsky, una película antipática, agotadora, excesiva, grotesca y artificial que, sin embargo, esconde bajo la superficie un corazón latiendo, pero que agoniza ante la profecía autocumplida de que la civilización humana está condenada al fracaso una y otra vez.

8’5/10

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