19/3/18

La espía que surgió de la lujuria

Poster Gorrion rojo


Dir.: Francis Lawrence
Int.: Jennifer Lawrence, Joel Edgerton, Matthias Schoenaerts, Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Joely Richardson, Mary-Louise Parker, Ciarán Hinds, Bill Camp
¿De qué va?: Dominika Egorova es una bailarina del Bolshoi que, tras una fractura se ve obliga a retirarse del mundo de la danza. Forzada por las autoridades rusas, la joven es reclutada por los servicios secretos de su país, para formar parte de un programa ultrasecreto de la KGB llamado Gorrión Rojo. Allí, aprenderá el arte del espionaje utilizando métodos de seducción, siendo su primer objetivo un agente de la CIA afincado en Rusia.

Reseña: En algún momento entre X-Men: Apocalipsis y Passengers temí que la carrera de Jennifer Lawrence se estancase por exceso de superproducciones que consolidaran su caché de estrella, pero que aportasen poco a su crecimiento como actriz. Sin embargo, esa preocupación se disipó con el estreno de ¡madre!; el controvertido film de Darren Aronofsky no solo supuso su mejor recital interpretativo hasta la fecha, sino que también la sacó de su zona de confort y abrió las puertas de su madurez en la gran pantalla. Toda una declaración de intenciones que se consolida con su siguiente película, Gorrión rojo, porque, efectivamente, es un vehículo fabricado por y para su lucimiento personal, pero uno muy raruno, que no la reconciliará con el gran público tras la bofetada que le propinó con ¡madre!.

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Pese al problema de base que supone que Jennifer Lawrence no resulte muy creíble como rusa, pues apenas pronuncia un par de palabras en el idioma de Tolstói, aunque para ser justos, nadie lo hace a pesar de ambientarse la mayor parte de la película en Rusia, la actriz pone toda la carne en el asador dando vida a una espía novata pero sumamente perspicaz que es entrenada en el ¿noble? arte de la seducción. Sin necesidad de aprender a dar tiros ni artes marciales, tanto actriz como personaje deben enfrentarse a su mayor reto/miedo personal: usar su sexualidad como arma. Lawrence afronta su primer desnudo en pantalla después de años de haberse negado a mostrar carne, pero quizás la conmoción que supuso la publicación en la red de las fotos privadas de su móvil haya terminado por conseguir que la actriz asuma el control de su cuerpo y se valga de él sin pudor. En tiempos en los que la cosificación de la mujer se mira con lupa, Gorrión rojo sale airosa porque en ningún momento la protagonista pierde la dignidad ni se deja subyugar por los hombres para lograr sus fines.

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Para tratarse de un thriller de espías, la trama resulta demasiado sencilla, pues todo se reduce al misterio en torno a la auténtica lealtad que profesa la ambivalente protagonista, y reincide en esa visión occidental que retrata a los rusos como personas de sangre fría y sin contemplaciones y a los americanos como trozos de pan. No obstante, resulta refrescante que los elementos clásicos del género de 007 estén reducidos al mínimo, siendo curioso que, salvo por algunos detalles tecnológicos, como la presencia de unos pocos teléfonos móviles, la historia podría haberse ambientado en cualquier época a partir del comienzo de la Guerra Fría. No hay escenas de acción pero sí violentas torturas de las que te hacen apartar la mirada de la pantalla, y un uso del erotismo sucio y malsano, que saca a la luz los puntos débiles del ser humano, el blanco de estos gorriones rojos entrenados para doblegar al enemigo en su momento más vulnerable.

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La película de Francis Lawrence va sobre seguro rodeando a su protagonista de un elenco de intérpretes sólidos, como es el caso (casi siempre) de Joel Edgerton, de Matthias Schoenaerts o de Charlotte Rampling, pues, quién sino, iba a dar vida a la impasible e inquietante instructora de los gorriones rojos. A pesar de su falta de complejidad, Gorrión rojo es un entretenimiento adulto muy disfrutable, ideal para desconectar al fin de la carrera de premios de la industria cinematográfica, además de ejercer de demostración de que Jennifer Lawrence prefiere ser actriz antes que estrella, y que va a aprovecharse de su fama y de su caché para hacer lo que le venga en gana, siendo probable que el público sea incapaz de llevarle el ritmo.

7/10

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