30/12/20

Soul – ¡Qué bello es vivir!



Dir.:
Pete Docter, Kemp Powers
¿De qué va?: Joe Gardner es un maestro de música cuya verdadera pasión es tocar jazz. Pero, cuando le llega la oportunidad que lleva buscando toda su vida, sufre un accidente que le trasporta a un lugar donde se ve obligado a pensar qué significa realmente tener alma.

Reseña: Las dos tazas de Pixar que hemos tenido en el 2020 son la prueba irrefutable de que el estudio de animación sigue en plena forma pese a que en los últimos años estaba presentando un cuadro clínico de “secuelitis”. Su brío para confeccionar historias siempre articuladas por un gran y palpitante corazón se aprecia tanto en Onward como en Soul, siendo las dos muy diferentes entre sí. Mientras la primera era una road movie a través de la cual se redescubría el amor fraternal, Soul es un viaje casi metafísico que crea un escenario y unos personajes que dan forma a cuestiones intangibles como el alma o la vocación.  Obviamente, Soul es hermana espiritual de Del revés (Inside Out, 2015) con la que comparte a uno de sus progenitores, Pete Docter.

De entrada, Soul no las tiene todas consigo. Al meterse en jardines bastante complejos, dedica buena parte de su primer acto a explicar el funcionamiento del mundo espiritual que nos presenta. Su nudo da un giro de 180% y parece mutar en una película que transita caminos más reconocibles, y ya en el último acto descubrimos la estructura circular del relato y su auténtico mensaje, que no tiene nada que ver con el que se intuía que iba a ser al comienzo. Lo que a priori parece una película sobre la aceptación de la muerte y que va dando tumbos es en realidad un film de desarrollo totalmente impredecible, con el que es complicado vaticinar qué nos depara en la siguiente secuencia, y que termina revelándose como una celebración de la vida y de sus pequeños placeres.

Porque si Del revés nos demostraba lo importante que es la tristeza en el crecimiento y el desarrollo personal, Soul hace lo mismo con el fracaso. El capitalismo nos tiene tan obcecados en alcanzar el éxito profesional que creemos que una vida no es tan plena si no lo alcanzamos. Hay quien dice que Pixar se ha olvidado de que sus películas son consumidas por niños, y yo pienso que ojalá hubiese crecido viendo un producto audiovisual que me hablase directamente de cuestiones que se vuelven sumamente problemáticas en la madurez, al ser consideradas tabú por la sociedad. Y todo esto viene integrado como es habitual con un trabajo de animación exquisito, con influencias de estilos pictóricos como el cubismo y el expresionismo, con una entrañable galería de personajes y una banda sonora estupenda que conjuga el jazz de Jon Batiste con los sonidos electrónicos de la dupla imprescindible y camaleónica formada por Trent Reznor y Atticus Finch.

Lo malo de Soul es que sale perdiendo en la odiosa pero un tanto inevitable comparación con Del revés y que nos hayan privado de poder disfrutarla en el espacio para el que fue concebida, la sala de cine, algo que resulta más doloroso aún si esperamos hasta el final de los créditos. Que Pixar haya dejado el listón tan alto y que cada lanzamiento suyo sea un acontecimiento ha provocado que sus detractores se hayan multiplicado, y aunque personalmente pienso que no se da el reconocimiento que merecen estudios de animación más humildes pero que producen auténticas joyitas, no veo por ningún lado el supuesto desgate de Pixar ni que sus ambiciones narrativas jueguen en su contra, más bien al contrario: Soul es una película imprevisible, divertida, y profundamente humanista que convierte cuestiones abstractas en una emotiva aventura accesible para un público de todas las edades. Puede que a algunos les parezca más de lo mismo porque nos han malacostumbrado a que parezca fácil lo que en realidad no lo es en absoluto.

8’5/10

No hay comentarios: