19/1/15

Todo por el tempo

Poster Whiplash

Dir.: Damien Chazelle
Int.: Miles Teller, J.K. Simmons, Paul Reiser, Melissa Renoist, Austin Stowell, Nate Lang
¿De qué va?: Andrew Neiman es un joven y ambicioso baterista de jazz, absolutamente enfocado en alcanzar la cima dentro del elitista conservatorio de música en el que estudia. Cuando Terence Fletcher, un profesor conocido tanto por su talento como por sus estrictos métodos de enseñanza, elige a Andrew para formar parte del conjunto musical que dirige, su pasión por alcanzar la perfección se convierte en obsesión.

Reseña: Estados Unidos en particular y el mundo en general está obsesionado con la idea del éxito. Eso de que “lo importante es participar” es un consuelo vacío para los perdedores porque desde que somos pequeños nuestros padres, los profesores, la televisión y la sociedad nos inculcan que tenemos que esforzarnos para ser los mejores y destacar por encima del resto. Tarde o temprano, aparecerá el miedo a fracasar, y llevar  una vida mediocre y conformista en consecuencia. Whiplash es una historia de superación y búsqueda obsesiva del éxito, como cualquier otra, si no fuera porque tensa la cuerda hasta límites insospechados, y con resultados brutales.

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El protagonista de la historia es un chaval que necesita de un estímulo para dar rienda suelta a todo su potencial como baterista, y dicho estímulo se encuentra en la figura de un antagonista, su profesor. Un hombre cuya presentación, basada únicamente en su presencia, ya infunde temor y respeto, porque intuimos que es un auténtico bastardo cabrón, y sí, pronto descubriremos que lo es. Whiplash gira en torno a la tesis de que nunca seremos grandes si no somos empujados hacia el fondo del abismo, e incluso ahí abajo no podemos bajar la guardia, algo que se resume perfectamente en la frase “No hay dos palabras más peligrosas en el mundo que buen trabajo”. Que eso sea lícito o no ya depende de las conclusiones que saque cada espectador, porque el director y guionista Damien Chazelle no emite ningún juicio a favor o en contra. Para él esto es lo que hay, eres libre de tomarlo o dejarlo.

Whiplash

J.K. Simmons merece todos los premios que está recibiendo por interpretar a ese temible y cruel profesor porque desde su primer estallido de ira dan ganas de mearse en los pantalones. Es toda una fuerza de la naturaleza y está llamado a convertirse en uno de los villanos emblemáticos de la Historia del Cine. No obstante, la película está construida sobre un duelo y no se está hablando lo suficiente del formidable trabajo que también realiza su contrario, Miles Teller, quien se deja la piel y suda la gorda gorda encarnando a ese baterista masoquista obsesionado por conseguir el beneplácito de su director, un personaje y una interpretación que juga en la misma liga de los encarnados por Natalie Portman en Cisne negro y por Michael Keaton en la reciente Birdman; de aquí podríamos sacar una trilogía estupenda sobre la locura por el éxito.

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Whiplash es un portento a todos los niveles: interpretativo, de montaje, sonoro, de fotografía, y guión, el cual planta algunas semillas reconocibles para que confíes en hacia dónde se dirige la historia para luego darte una bofetada tan sonora como las que propina Simmons. Y cuando crees que la película no puede terminar de forma tan intensa como el suceso que se produce poco después del meridiano de la película, se marca un impresionante colofón final que es todo un escándalo. ¿Ha merecido la pena tanto sufrimiento? Yo, desde la platea, digo que desde luego que sí.

9/10

1 comentario:

Chechu dijo...

La vi, y cuando terminó, todavía con taquicardias, me la volví a poner entera.

Creo que me hará falta un tercer visionado en frío para juzgarla mejor; pero por ahora, peliculón rotundo. Ojo al montaje. Ojo al uso de la banda sonora. Ojo al guion. Ojo al TEMA. Buenísima. Y muy acertada la comparación con Cisne negro y Birdman, aunque Cisne negro usa mecanismos de espectacularización visual y narrativa (Aronofsky, ya se sabe) y Birdland no trata exactamente el mismo tema y adolece de ritmo y concreción en su último (y sobrante) tercio. Whiplash es violenta, sencilla, directa y contundente.

Junto con Foxcatcher, gran película también, lo único potable americano de estos Oscar (Boyhood por detrás, y Birdman quizá como cuarta, ya a menos nivel).