18/10/16

Aprendiendo a decir adiós

Poster Un monstruo viene a verme

Dir.: J.A. Bayona
Int.: Lewis MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Toby Kebbell, Liam Neeson
¿De qué va?: Conor es un niño de 12 años que intenta superar los miedos y fobias que padece a raíz de la enfermedad terminal de su madre con la ayuda de un monstruo que le visita cada noche.

Reseña: Tras contar la historia de una mujer en busca de su vástago (El orfanato) y la de una madre y un hijo enfrentándose a la adversidad (Lo imposible), J.A. Bayona cierra su trilogía sobre la maternidad con la fábula de un niño que se encuentra en la complicada tesitura de tener que despedirse de su madre antes de tiempo. Un monstruo viene a verme es un drama que cuenta una historia pequeña e intimista pero construida a gran escala, no sólo por la brutal campaña promocional que se ha orquestado en España, sino por el enorme despliegue de medios con el que ha contado para llevarse a cabo,  abanderado por ese gigantesco monstruo-árbol que ayudará al pequeño Conor a librar sus batallas internas.

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Las armas que el monstruo le brinda a Conor vienen en forma de relatos que aquel le contará a éste cada noche, algunos de ellos recreados con una bellísima animación basada en acuarelas (los gamers podrán encontrar parecidos razonables con el videojuego Child of Light). Al igual que The Fall. El sueño de Alexandría o la reciente Kubo y las dos cuerdas mágicas, la película ensalza el poder didáctico y balsámico del arte de contar historias y de la imaginación, tanto, que no confía en que el espectador pueda extraer sus propias conclusiones, subrayando las lecturas y las moralejas para que no se le escapen a nadie. Esto es fruto de la ambición del director de hacer de una historia pequeña y dolorosa un “espectáculo” para masas, algo que en esta ocasión consigue de forma más equilibrada que en Lo imposible, en la que partió del error de base de abordar una catástrofe masiva desde el punto de vista de una de las pocas familias que salieron con vida de él (y a bordo de un helicóptero, ni más ni menos).

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De lo que no nos libramos es de la partitura musical de Fernando Velázquez, orquestada de manera inmaculada pero bastante machacona y omnipresente; curiosamente, los momentos dramáticos más potentes vienen acompañados de un silencio sepulcral. El pequeño Lewis MacDougall se marca un debut cinematográfico impresionante, llevando sobre sus hombros casi todo el peso de la película y saliendo muy airoso pese a tener un personaje ciertamente complicado, consiguiendo que empaticemos con él pese a lo detestable de su (inevitable) carácter infantil. La réplica se la dan unas fantásticas Sigourney Weaver y Felicity Jones, ambas en segundo plano pero cada una con su respectivo momento para lucirse y acongojar al personal, ese monstruo que cuenta con la voz profunda y sabia de Liam Neeson en la versión original y Toby Kebell como el padre medio ausente y ajeno al poderoso vínculo que se forma entre una madre y su hijo.

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Un monstruo viene a verme es la mejor película de la trilogía con la que J.A. Bayona ha presentado sus credenciales como director, una bella y amarga historia que parte del trance universal de tener que despedirse de un ser querido para hablar sobre las implicaciones de hacerse mayor, de la escala de grises en la que está establecido el mundo, de reconocer y aceptar verdades incómodas pero puramente humanas que se transmiten de generación en generación y, en definitiva, de sacar toda la rabia y a la bestia que llevamos dentro para sobrevivir a una catarsis emocional. Su visión honestamente dura sobre la infancia en particular y la vida en general solventa cierta unidimensionalidad en torno al tema del acoso escolar y su obcecación por ofrecer todo lo que contiene de forma bien masticada, algo que se ve reflejado en un epílogo tan redundante como hermoso.

7’5/10

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