14/10/20

Las vidas de Marona – Amor perruno


Dir.:
Anca Damian
¿De qué va?: Marona es una perrita que tras ser víctima de un accidente comienza a recordar todos los propietarios y propietarias que ha tenido a lo largo de su vida, a los que ha querido incondicionalmente.

Reseña: El Atlàntida Film Fest es un festival de cine que se celebra online a través de Filmin (y desde hace unos años en Palma de Mallorca) con el objetivo principal de dar visibilidad a películas que no encuentran lugar en las salas. En su última edición, la décima, rescató la película de animación francesa Las vidas de Marona (L’Extraordinaire Voyage de Marona), que sí se había estrenado en salas, el 26 de junio, pero de forma muy reducida. Esa segunda oportunidad se ha prolongado con el film de Anca Damian integrándose en el catálogo de Filmin, oportunidad perfecta de rescatar esta joya en un año cinematográfico en el que la animación ha escaseado bastante.

Se dice que cuando estás a punto de morir toda tu vida pasa por delante de tus ojos, y es lo que le ocurre a la perrita protagonista de esta historia en el comienzo. No les voy a engañar: este animalito ha tenido una vida muy desgraciada. Nacida de un escarceo entre un perro de raza y uno callejero, es rápidamente separada de su madre y va pasando de un amo a otro, lo que le da al film una estructura episódica. Cada capítulo es una historia de amor diferente, de la perrita con el dueño del momento, cuya felicidad inicial se va enturbiando conforme aparecen diferentes factores que arruinan la relación. De la misma forma en la que cada dueño le da un nombre diferente a la perrita, la animación del film muta al mezclar técnicas y estilos artísticos diferentes, conformando un conjunto expresionista que enriquece la narración y remite a la obra de pintores como Kandinsky o Picasso, convirtiéndolo a su vez en una pieza única, profundamente creativa y hermosa.

Las vidas de Marona es tanto una delicia visual como un cálido tributo al amor incondicional que nos brindan los perros. Los problemas que surgen entre Marona y sus distintos amos no vienen de ella, sino del egoísmo de estos últimos, que la quieren hasta que la perrita interfiere en sus planes y empieza a suponer un estorbo. No todo el mundo es lo suficientemente responsable y empático como para tener un perro, y si algo demuestra esta película, es que los humanos somos más afortunados de que los perros sean nuestros mejores amigos que al contrario. Aunque nosotros seamos capaces de cubrir todas sus necesidades básicas, el amor que ellos nos dan, a prueba de todo e inmerecido en ocasiones, jamás podremos encontrarlo en otra persona. Y ya que estoy: si están decididos a tener un perrito, adopten antes de comprar.

8/10

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