27/12/20

Wolfwalkers – Sueño de una noche de otoño

 

Dir.: Tom Moore, Ross Stewart
¿De qué va?: En una época de superstición y magia, cuando los lobos son vistos como demoníacos y la naturaleza como un mal que hay que domesticar, una joven cazadora aprendiz, Robyn, llega a Irlanda con su padre para acabar con la última manada. Pero cuando Robyn salva a una salvaje nativa, Mebh, su amistad la lleva a descubrir el mundo de los Wolfwalkers.

Reseña: Cartoon Saloon es un estudio de animación irlandés que, junto con Aardman y Laika, supone uno de los grandes bastiones de la animación artesanal de la actualidad. Suyas son El secreto del libro de Kells (2004), La canción del mar (2014) y El pan de la guerra (2017), todas laureadas por la crítica y nominadas al Oscar a mejor película de animación, pero aun siendo historias perfectas para niños, no terminan de salir del nicho cinéfilo que las recibe con los brazos abiertos. Tal vez esto cambie con su último trabajo, Wolfwalkers, que es distribuida por Apple+, aunque es difícil saberlo con la poca promoción que hace la plataforma de streaming con sus películas originales.

Wolfwalkers no parte de ningún material previo, pero tiene maneras de cuento tradicional, de relato sacado del folclore celta. Ambientada en el siglo XVII, se centra en la cruzada de un pueblo contra una manada de lobos, y en cómo la hija del hombre que ha sido contratado para acabar con ellos experimenta una transformación que le permite conocer a las “bestias”. La idea de empatizar a través de la conversión en aquello que temes no es precisamente nueva (Disney ha recurrido a ella en varias ocasiones) pero está tan bien implantada en Wolfwalkers, dotada de una mitología propia, que su falta de originalidad no supone en absoluto una molestia. La narración es limpia, sencilla y, como todo lo que hace Cartoon Saloon, va dirigida a los niños pero sin tratarlos como idiotas, siendo cruel y oscura en su justa medida.

Lo que convierte a Wolfwalkers en una auténtica joya es sobre todo su fastuosa animación. El estudio irlandés se supera a sí mismo yendo más allá con las 2D, haciendo gala del trazo a lápiz, con escenarios ricos en detalles y fondos planos mostrados desde una perspectiva cenital que le otorga al film un aspecto de tapiz medieval. La paleta de colores, con ocres y verdes predominantes, hacen que el bosque donde habitan los lobos sea un otoño bucólico, en contraste con los tonos grisáceos de la villa. En definitiva, Wolfwalkers es una película que deslumbra al tiempo que brinda un mensaje positivo sobre la empatía, la amistad, la importancia de escuchar y el respeto a la naturaleza. Uno de los frutos más tiernos y bonitos de la cosecha cinematográfica del año.

8/10

1 comentario:

ÁLVARO REINA dijo...

El doblaje es vital en películas de animación para transmitir emociones y conectar con el público. Actores de voz talentosos dan vida a personajes, creando experiencias memorables.