30/6/19

Toy Story 4 – La hora de la emancipación



Dir.: Josh Cooley
¿De qué va?: Woody, Buzz Lightyear y el resto de la pandilla de juguetes están a punto de hacer un viaje familiar por carretera con su dueña, Bonnie. Pero cuando aparece Forky, una manualidad hecha por Bonnie convertida en juguete, empiezan los problemas.

Reseña: Prácticamente nadie se tomó bien la noticia de que Pixar estaba preparando una cuarta entrega de Toy Story. Con los juguetes de Andy pasando a las manos de Bonnie en Toy Story 3 (2010) se completaba el círculo, con un regusto más dulce de lo que cabría esperar. ¿Para qué seguir, si no era por afán de lucro, cuando el final de la tercera era prácticamente perfecto? Teníamos que haber supuesto que alguna idea quedaba por desarrollar, porque, aunque podamos poner reparos a Buscando a Dory (2016) y Los increíbles 2 (2018), que sean gratuitas y estén vacías de contenido no están entre ellos, pues en ambas tanto los temas como los personajes experimentan una evolución natural. Afortunadamente, en Toy Story 4 ocurre lo mismo.


La película se centra particularmente en Woody, que no termina de superar su ruptura con Andy, aunque como buen juguete, se desviva por su nueva dueña, quien tiene puesta toda su atención en un nuevo muñeco. Pero este último no es un sofisticado Buzz Lightyear ni mucho menos, sino una manualidad que ha hecho en clase a partir de un tenedor de plástico, a la que ha bautizado Forky, y que cobra vida con una crisis existencial tremenda al verse a sí mismo como pura y llana basura. Comienza así una nueva aventura en la que, una vez más, los juguetes se extravían en el mundo exterior a la habitación de un niño, y en el que se explora la necesidad de realización personal, el sacrificio, el sentido del deber, la libertad, la amistad y otros temas familiares pero abordados desde otro enfoque, más adulto y desencantado, pues no hay que olvidar que el público objetivo de la primera Toy Story ha crecido al tiempo que lo ha hecho la saga. Si la tercera entrega despedía la infancia con Andy de camino a la universidad, la cuarta es esa pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en la adultez: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?


Una de las grandes virtudes de Toy Story 4 está en que recupera a uno de los personajes olvidados en la 3 y de los más minusvalorados de toda la saga: la pastora Bo. Hasta ahora solo era la gentil novia de Woody, que siempre se quedaba al margen de la acción cuidando de sus ovejitas, pero aquí nos la reencontramos como una mujer aventurera, audaz, dinámica e independiente, disfrutando de su libertad; una gran mejoría, reflejo de cómo está cambiando el papel de la mujer en el cine, la cultura audiovisual y la sociedad. El film introduce nuevos juguetes a cada cual más divertido, siendo Forky y el dúo formado por Ducky y Bunny especialmente hilarantes, aunque no deja de ser una pena que la pandilla de toda la vida quede tan relegada a un segundo plano, a excepción de Buzz y especialmente de Woody, absoluto protagonista al ponerle fin a su viaje personal, iniciado en la Tory Story original.


Si Toy Story 3 era un final perfecto, la 4 es un epílogo a la altura. Al igual que aquella, alterna comedia y drama con brío, derrochando carisma y subiendo el listón técnico con una atención por los detalles y las texturas asombrosa; basta con fijarse en los tejidos y los materiales de los que está hecho cada juguete, o comparar la apariencia del gato con la del perro de la primera entrega, para percatarse de los tremendos avances que ha hecho Pixar en los 24 años que separan una película de la otra. Puede que no supere a la tercera en el terreno emocional, pero justifica su existencia de tal forma que la idea de una tetralogía perfecta no solo ya no suena mal, sino que parece muy factible; más que suficiente para no temer a la mutación en pentalogía.

8/10

No hay comentarios: