11/4/19

¡Shazam! – Pequeño gran héroe


Dir.: David F. Sandberg
Int.: Zachary Levi, Mark Strong, Asher Angel, Jack Dylan Grazer, Djimon Hounsou, Faithe Herman, Grace Fulton, Ian Chen, Jovan Armand, Marta Milans, Cooper Andrews
¿De qué va?: A Billy Batson, un joven huérfano de 14 años, normal y corriente, le cambia la vida un encuentro con un viejo hechicero. Y es que, a partir de entonces, cada vez que Billy grita la palabra 'Shazam!' se convierte en un superhéroe adulto. Aunque con un niño en su interior, el poderoso cuerpo de Shazam hace lo que cualquier adolescente con superpoderes haría: pasárselo bien.

Reseña: Tras años intentando emular a Marvel, el fracaso de Liga de la Justicia (2017) ha propiciado que DC abandone la idea de construir su propio universo cinematográfico para centrarse en cada película en particular, sin planes a largo plazo, priorizando la visión del director por delante del esfuerzo de hacerla encajar en una maquinaria mayor. ¡Shazam! empezó a gestarse cuando DC aún no había cambiado de estrategia, pero en ella se nota el cambio de mentalidad de su productora, pues, aun ambientándose en un mundo en el que existen Batman y Superman, la existencia del nuevo superhéroe y sus circunstancias no están supeditadas a ninguna otra película, lo cual, en los tiempos que corren, supone un soplo de aire fresco.



¡Shazam! está hecha con el molde de historia de orígenes de superhéroes que se ha utilizado siempre, con la salvedad de que está contada desde un punto de vista púber, del de cualquier adolescente entusiasmado por los cómics, los superpoderes, los uniformes y toda la mitología superheroica. Sus ambiciones no van más allá de ser un cruce entre Superman (1978) y Big (1988), con homenajes y guiños nada disimulados hacia esta última. El trabajo en la dirección de David F. Sandberg no presenta grandes alardes ni hallazgos, pero logra junto al guion un tono perfecto y equilibrado que no es ni oscuro ni infantil, y que tampoco convierte a la película en una sucesión agotadora de chistes y referencias. De todas las películas y series que han intentado emular el espíritu del cine comercial de los 80,  ¡Shazam! se alza como una de las alumnas más aventajadas, al demostrar que la clave no está tanto en los referentes visuales y estilísticos como en el espíritu, y el de esta película está directamente emparentado con el de Joe Dante (Gremlins) y Robert Zemeckis (Regreso al futuro), en concreto con esa habilidad que tenían para aunar la capacidad de asombro con emoción, humor y cariño hacia sus personajes, sin temor a que los aspectos más tenebrosos de la historia quitasen el sueño a los niños.


Lo más sorprendente y cautivador de ¡Shazam! es que tiene un gran corazón que bombea a través del protagonista, Billy Batson, y de otros cuatro jóvenes que se convierten en sus hermanos  cuando llega a la casa de su nueva familia de acogida. La película le da tanta importancia a la amistad de Billy con el que se acaba convirtiendo en su cómplice y escudero, Freddy, como a la trama del villano (Mark Strong redimiéndose de Green Lantern) aunque lo cierto es que esta última empieza a interesarnos de verdad cuando se cruza con la vida de los cinco huérfanos, tan entrañables y simpáticos que nos encariñamos con ellos rápidamente y, más importante aún, sufrimos por su seguridad; cada uno tiene personalidades bien definidas y pequeñas historias que podrían desarrollarse en su probable secuela, destacando a Jack Dylan Glacer, toda una revelación, y la estupenda química que mantiene con Zachary Levi, quien por otra parte está estupendo como niño grande, muy en la línea de Tom Hanks en Big.


Todos aquellos que se marearon con ese berenjenal de tonos, estilos, colores y explosiones que era Aquaman (2018) están de enhorabuena porque ¡Shazam! es harina de otro costal. Es una película que rinde homenaje a aquella emoción genuida que unos sintieron al ver por primera vez a Christopher Reeves volando como Superman y los de mi generación cuando presenciamos los primeros balanceos de Spiderman por la Gran Manzana, allá por el año 2002. Tal sentimiento resulta imposible de reproducir hoy en día, pero es el origen del éxito de los superhéroes, la emoción de poder identificarnos con un ser aparentemente mundano capaz de hacer cosas extraordinarias. Eso está presente en ¡Shazam!, así como la celebración de la amistad, de la nobleza de espíritu y de la familia no tradicional; todo aderezado con gags efectivos, dramas sólidos y sorpresas argumentales.  Nadie la pedía ni esperaba con gran entusiasmo, pero al final ha resultado que necesitábamos gritar ¡Shazam! más de lo que creíamos.

8/10

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