16/11/17

Saudade do amor

Poster Porto


Dir.: Gabe Klinger
Int.: Anton Yelchin, Lucie Lucas, Paulo Calatré, Françoise Lebrun
¿De qué va?: Jake y Mati son dos extraños en la ciudad portuguesa de Oporto, donde una vez tuvieron una breve conexión. El misterio en torno a los momentos que compartieron permanece, y buscando a través de los recuerdos reviven una noche sin inhibiciones.

Reseña: Antes de marcharse de forma prematura, Anton Yelchin vivió su último romance cinematográfico en Porto, junto a una chica francesa con la que coincidió hasta en tres ocasiones antes de hablar con ella; siendo una ciudad tan pequeña, tampoco es que sea demasiado complicado... El brasileño Gabe Klinger debuta en la ficción con este film; en su haber tenía un documental, Double Play: James Benning and Richard Linklater, sobre el cineclub que fundó este último en Austin, Texas. Aunque a priori parezca lo contrario, Porto tiene pocas similitudes con Antes del amanecer (1995), más allá de versar sobre un americano y una francesa que se conocen y pasan juntos una noche en una ciudad europea. A diferencia de Jesse y Celine, Jake y Mati no pasan el tiempo hablando de todo y conociéndose, es más, jamás llegan a saber algo verdaderamente significativo el uno del otro más allá de detalles superficiales y anécdotas curiosas. Así es como funciona hoy en día, tenemos un flechazo y nos vuelve a asaltar la idea del destino, las medias naranjas y el amor idílico, para poco después volverla a abrazar el escepticismo.

Porto

Porque, tal y como le dice la madre de Mati a su hija, en algún momento tenemos la necesidad de sentir que somos deseados por alguien, aunque seamos conscientes de que estamos proyectando una imagen idílica de nosotros mismos que no se corresponde la realidad. Da igual, el hechizo acabará rompiéndose, pero mientras tanto viviremos un momento en el que estableceremos una irresistible conexión carnal con alguien que quedará grabada en el recuerdo, reviviéndose de tanto en tanto con esa saudade tan típicamente portuguesa. La película de Klinger tiene forma de romance clásico en celuloide y fondo contemporáneo, siendo plenamente consciente de las expectativas y el funcionamiento de los escarceos amorosos hoy en día. Aunque la película deba su título a la ciudad, Porto no tiene tanta presencia en la trama como cabría esperar, pero su ambiente gris, húmedo y melancólico se respira dentro de los restaurantes de colores ocres, en las calles emparedadas y en las fugaces vistas al Duero.

Porto2

El desarrollo del film evita la linealidad para presentar primero la vida de ellos dos por separado y luego terminar con la noche en la que se conocieron, empleando diferentes formatos de imagen y de textura, variando entre super 8, 16 mm. y 35 mm., para diferenciar los tiempos narrativos, contrastando la claustrofobia de sus vidas solitarias con la plenitud de los momentos en los que viven su romance, porque en ningún momento el director juzga o ridiculiza a sus personajes, al contrario, se recrea en su idealismo efímero. Por contra, los saltos temporales resultan un tanto confusos, porque la ausencia de información sobre los protagonistas impide muchas veces situarse cronológicamente, pero al menos, Klinger termina la película donde la tenía que acabar, en un falso final feliz que podríamos describir con aquello que decía el perro Arthur a Ewan McGregor en Beginners: “Sabíamos que no funcionaría, incluso antes de conocerla”. Al menos, Porto resulta una bonita despedida de Anton Yelchin, pues la última película que rodó antes de fallecer es una buena constatación del inmenso talento y candor que atesoraba el actor.

7/10

No hay comentarios: