15/6/19

Godzilla: Rey de los monstruos – Gojira y amigos



Dir.: Michael Dougherty
Int.: Kyle Chandler, Vera Farmiga, Millie Bobby Brown, Charles Dance, Ken Watanabe, Sally Hawkins, Bradley Whitford, Zhang Ziyi, Thomas Middleditch
¿De qué va?: Cuando varias super especies ancestrales, que hasta ahora se pensaba que eran simplemente mitos, aparezcan de nuevo, la agencia de criptografía y zoología Monarch tendrá que hacer heroicos esfuerzos. Sus miembros se enfrentarán a una gran cantidad de monstruos gigantes, incluyendo el imponente Godzilla, que luchará contra Mothra, Rodan y su archienemigo, el dragón de tres cabezas Ghidorah.

Reseña: En el 2014, Godzilla volvió a emerger en la costa norteamericana para enmendar la broma que supuso su primera aventura angloparlante. La película gustó más pero tampoco demasiado: que si el monstruo aparecía a los 60 minutos de película, que si los personajes eran muy planos, que de tan seria que era resultaba aburrida… Los 500 millones de dólares recaudados avalaron la continuidad de la saga, pero a tenor de las críticas… ¿se introducirían cambios? Gareth Edwards le cedió la silla de director a Michael Dougherty, que también se encargó de co-escribir el guion de una secuela que partía con la promesa de dar a los fans lo que ansiaban ver: el enfrentamiento de Godzilla con los monstruos más míticos de la Toho.


Es evidente que Dougherty tomó nota de lo que funcionaba y lo que no en el film de Edwards, y que ha intentado aplicarlo en Godzilla: Rey de los monstruos... con resultados dispares. El gran protagonista no tarda demasiado en hacer acto de aparición (¡bien!) y el resto de bicharracos luce todo lo espectacular y terroríficos que merecen. La aparición de todos se justifica con una alocada mezcla de ciencia y mitología y una trama tan absurda y confusa como la que arman los japoneses con cada película que sacan sobre Godzilla, solo que ellos no se lo toman tan en serio como los americanos, quienes además contratan a grandes intérpretes para dar empaque a roles insulsos. Esta secuela tiene exceso de personajes para lo intercambiables que resultan unos de otros, siendo esto más lacerante cuando se desaprovechan talentos como los de Kyle Chandler, Vera Farmiga o Sally Hawkins.


Aunque siga existiendo un problema con el factor humano, Dougherty sí que ha intentado corregir la sobriedad del film precedente con un componente humorístico que, en realidad, le hace un flaco favor a la película por lo bobalicón e infantil que resulta; es evidente que se ha intentado imitar la fórmula Marvel, pero los gags están mal escritos e integrados, además de carecer de complicidad con el espectador, aunque para ello recupere una figura habitual en el cine comercial norteamericano de los años 90 y 2000: el secundario afroamericano (O’Shea Jackson Jr) cuya única función en la película es ser gracioso y reaccionar de forma “campechana” ante los asombros acontecimientos de los que es testigo.


En el lado positivo de la balanza, vemos que se mantiene el mensaje ecologista que ya estaba de tapadillo en el film anterior, así como que se ha intentado dar algo de trasfondo a los protagonistas, puesto que al fin y al cabo, se trata de dos padres que reaccionan a la muerte de un ser querido de forma distinta: uno encauzando su odio hacia aquel al que considera responsable, y el otro intentando construir algo a raíz de la pérdida para que ésta no resulte tan dolorosa. El vínculo entre el personaje de Ken Watanabe y Godzilla conlleva uno de los mejores momentos de la película, y los combates de este último con King Ghidora son de lo mejorcito y más brutal que se ha visto en el género kaiju… hasta que se produce el corte que devuelve la atención a los humanos. Ojalá me hubiese gustado más, y aún así, sigo teniendo muchas ganas de presenciar el ansiado enfrentamiento que se producirá el año que viene entre Godzilla y King Kong, dos monstruos que siempre generan fascinación aunque las películas que protagonicen no siempre estén a su descomunal altura.

6/10

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