A estas alturas ya está todo dicho sobre uno de los fenómenos cinéfilos del año pasado, que ha culminado con la entrega del Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Pero como más vale tarde que nunca, me uno al numeroso grupo de personas que se han rendido ante El secreto de sus ojos, muestra palpable de que no todas las películas con aroma a cine puro salen de Estados Unidos.
La fórmula de El secreto de sus ojos no es revolucionaria, pero funciona a la perfección porque combina varios géneros cinematográficos, sacando el mejor partido de cada uno de ellos: thriller con reminiscencias al cine negro, drama, romance y humor con denominación de origen, pero también acierta atendiendo tanto al relato como al contexto histórico en el que éste se desarrolla, durante la dictadura militar en Argentina. Sin ser una película que abarca directamente tal suceso éste supone un elemento fundamental, pues repercute tanto en el devenir de los personajes como en el desarrollo del argumento, ofreciendo una visión completa y profunda de la historia.
Terminan por redondear la jugada personajes con fondo interpretados por actores más que solventes, como Soledad Villamil, quien es totalmente verosímil en las dos vertientes de su personaje, así como la gran maestría con la que se resuelve cada escena y situación; fíjense si no en el espectacular plano secuencia y en el escalofriante hallazgo final, la forma en la que se mueve la cámara, la dosificación del suspense y el empleo de la banda sonora. Esto es cine y lo demás son tonterías.
8’5/10
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