18/12/15

La tragedia de hacer lo correcto


Creador: David Simon
Int.: Oscar Isaac, Carla Quevedo, Catherine Keener, Alfred Molina, Winona Ryder, Ilfenesh Hadera, Natalie Paul, Peter Riegert, LaTanya Richardson Jackson, Josh Salatin, Michael Stahl-David, Bruce Altman
Emisión: 2015, HBO
6 episodios

¿Existen los políticos honrados? ¿El político corrupto nace o se hace? ¿Se puede gobernar a favor de toda la ciudadanía? Son preguntas eternas que cobran más importancia que nunca en tiempos de elecciones, cuya respuesta toma un cariz pesimista cuando las promesas electorales se pierden como lágrimas en la lluvia en el momento en el que los partidos políticos alcanzar el ansiado poder. Nada es blanco y negro, aunque algunas veces lo olvidemos, pero por suerte hay historias, como las que nos trae David Simon con Show Me a Hero, que nos permite volver a recordarlo y reflexionar sobre ello.


El creador de The Wire, esa serie que unos veneran y que a otros nos avergüenza admitir que nunca hemos visto, sobre todo por pereza, es el artífice de esta miniserie de seis episodios basada en los hechos reales que acontecieron en Yonkers (Nueva York) entre 1987 y 1993. El político demócrata Nick Wasicsko es elegido alcalde en medio de una vorágine social, a raíz de una sentencia judicial que obliga a Yonkers a construir 200 viviendas protegidas en diferentes barrios de clase media y predominancia de blancos. Si bien Wasicsko se vale del descontento de buena parte de la población para prometer en campaña que apelará en contra de la sentencia, en el momento en el que debe jurar su cargo descubre que si no la acata la ciudad podría entrar en quiebra, así que decide cambiar de postura, colocándose en el centro de las críticas de la oposición y de la opinión pública.


La serie divide su atención en tres frentes: en primer lugar, la lucha de Wasicsko por convencer a sus compañeros y a los ciudadanos de que deben aceptar la decisión del juez, y de cómo afectó esa polémica a su carrera política; en segundo lugar, en aquellos que se manifestaron por activa y por pasiva en contra de la creación de viviendas, sobre todo en la figura de Mary Dorman (la siempre estupenda Catherine Keener), una mujer que aprovechó su exceso de tiempo libre para formar parte del movimiento "Save Yonkers", y por último, en las familias que se beneficiarían de la orden de desegregación. El montaje alterno de la serie es muy interesante porque vemos que, mientras que la comunidad blanca centra sus esfuerzos en conseguir que se revoque la sentencia, la gente que habita en los guetos vive al margen, puesto que los problemas a los que se tienen que enfrentar ocupan toda su atención: exclusión social, marginalidad, drogadicción, delincuencia, penuria económica y problemas con los que tiene que lidiar cualquier hijo de vecino, sin importar el saldo de su cuenta bancaria o el color de su piel.


La miniserie tiene un valor didáctico que no pesa debido a la franqueza y la cercanía con la que aborda a los personajes. Durante su visionado, podemos darnos cuenta de varias cosas, como por qué alguien tan impresentable como Donald Trump tiene tantos apoyos en su candidatura como Presidente de los Estados Unidos. El personaje de Alfred Molina es su análogo, un político de personalidad tosca y polemista que se alimenta del odio, la rabia y la ignorancia de las masas para sumar votos y apoyos. Por otra parte, la evolución de cierto personaje también da esperanzas de que abrir una mentalidad hermética es posible, aunque no sea fácil, pues con las palabras no basta; se necesita tiempo y experiencias de primera mano para que el cambio se produzca. Y en medio del bien y del mal, se encuentra Wasicsko, al que hace referencia el título de la miniserie, sacado de la cita "Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia" de F. Scott Fitzgerald. El protagonista de esta historia es un entusiasta de la política que, durante su rápido ascenso a lo más alto y su posterior caída, descubre que hacer lo correcto no implica necesariamente reconocimiento o popularidad ni a corto ni a largo plazo.


Oscar Isaac encarna un personaje cuyo conflicto recuerda al que encarnó en la no menos sensacional El año más violento, el de cómo alcanzar el éxito profesional sin perder la integridad. Su interpretación, tan medida, rotunda y visceral como nos tiene acostumbrados el actor guatemalteco, es uno de los grandes placeres que ofrece Show Me a Hero, junto a muchos otros como la presencia de Winona Ryder, a quien siempre es un placer ver en productos de calidad como este, o la transformación que se produce en el propio espectador durante su visionado, pasando de la indiferencia y el distanciamiento inicial a la creciente conexión emocional con los personajes y sus circunstancias, culminando en un final que choca por cómo terminó este tinglado (eviten informarse sobre la historia real como puedan) al tiempo que consuela por albergar esperanzas sobre una sociedad mejor y más cívica. Tal vez aún falta mucho para que se resuelva la problemática de la tensión racial, pero la erradicación es posible. Show Me a Hero debería proyectarse en todos los colegios, institutos e universidades. Así de vigente y necesaria es.

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