21/9/09

La gran rendición de Eastwood


Gran Torino
Según el propio Clint Eastwood, Gran Torino será la última película  en la que intervenga como actor. Con esta declaración de principios se podía esperar una lluvia de homenajes, tributos y galadones, pero no ha sido así en absoluto. Gran Torino pasó inadvertida en la pasada temporada de premios, no así para el público que acudió en masa a ver la última actuación de esta leyenda viva.
 
Nadie salió decepcionado, Eastwood rinde homenaje al personaje mítico del tipo duro y terco con profundas heridas de guerra que él mismo ha patentado, y lo coloca en medio de un vecindario rodeado de asiáticos a los que desprecia, hasta que el acoso de una banda a sus vecinos le provoca un replanteamiento de sus viejos prejuicios. La rendición está servida.
 
Gran Torino1

En realidad la historia y su desarrollo son un tanto convencionales, pero gracias a la puesta en escena clásica, el buen ritmo y sobretodo la simpatía que despierta el antipático personaje protagonista la película gana enteros. El drama está ahí, aunque no llegue a explotar hasta el desenlace, pero la inesperada comedia suscitada por la verborrea ofensiva de Eastwood es lo que consigue enganchar desde el principio.

Gran Torino2 
Gran Torino dispara hábilmente en varias direcciones: religión, interculturalidad, familia, delincuencia juvenil... Todo encaja y le da un sentido nostálgico e imperecedero al filme, al que te quedas anclado hasta en los créditos finales con esa preciosa imagen con la canción Gran Torino sonando de fondo entonada por Jamie Cullum y por el propio Eastwood. Pocos cineastas están tan comprometidos con el cine y son capaces de hacer siempre películas tan gratificantes como este señor.

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