25/9/16

Crónica del 64º Festival de San Sebastián (Jornada V)

Por Carlos Rodríguez (https://backtothecinemablog.wordpress.com/).

La presente edición número 64 del Festival de Cine de San Sebastián llega a su fin. Durante la estancia, hemos podido constatar no solo un nivel especialmente bueno en las películas a competición, sino que hemos vuelto a revivir un ambiente inmejorable, con el glamour de una ciudad que parece hecha a medida para un festival como este, perfecta organización, múltiples salas de cine, de todos los tamaños y gustos.

El palmarés, ya lo conocemos; la gran victoriosa, la cinta de Feng Xiaogang I am not Madame Bovary, Concha de Oro. Mención especial para la Concha de Plata al mejor director para un Hong Sang-soo que se lo merece totalmente, y que viene a completar un palmarés especialmente copado por el cine asiático.

The Odyssey

Pero antes de cerrar totalmente, comentemos lo último que nos dejó disfrutar el Festival. Empezamos el día con el final de la Sección Oficial, la cinta que cerraría la presente edición en la ceremonia de clausura: la francesa The Odyssey, biopic sobre la vida del célebre Jacques Cousteau, que ahonda en la relación entre este y su hijo Philippe. Se trata de un drama convencional sin apenas algo nuevo que aportar. El director parece más preocupado por hallar imágenes bellas del océano, y de la relación de este con el hombre, que de armar un todo ya no diré profundo sino mínimamente interesante. La compleja y arrolladora personalidad de Cousteau solo queda esbozada, y la relación con su hijo (interpretado por un Pierre Niney que parece estar de moda), que es en esencia lo que justifica y vertebra este film, no aporta demasiado para sostener el relato. A su vez, se pasea por la película una Audrey Tautou que no termina de encontrar acomodo. Así que tenemos un drama sin intensidad dramática alguna, perfectamente olvidable, con un Desplat que pareciera haberse ventilado rápido el proyecto, y sin apenas nada que decir. Se suma pues a la oleada de biopics innecesarios, de esos que no vuelves a ver en tu vida.

La region salvaje

Por el contrario, el mexicano Amat Escalante, avalado por el premio recién recibido en Venecia al Mejor Director, presentaba en Horizontes Latinos su nueva La región salvaje, un drama con elementos de ciencia ficción bastante más interesante. Ciertamente deudora de algunas de las últimas películas de Lars Von Trier, encontramos elementos que recuerdan, tal vez demasiado, a Anticristo o a Melancolía, y quizá la elección de Manuel Alberto Claro como director de fotografía (que hace un trabajo excelente como de costumbre) no sea casual. También remite en ocasiones a Tarkovsky, pero en la medida en que lo hacía Von Trier en estas películas, con elementos característicos como ese perro, que es el mismo que el de Stalker. No obstante, estos elementos no son valorables aisladamente, acaso como meros guiños u homenajes, si el conjunto flaquea… Bien: Escalante nos narra una trama de engaños e infidelidades a la que añade un extraterrestre cuya misión es desatar los instintos más salvajes del que se acerca a su zona de influencia. En su recorrido, Escalante se enfrenta a zonas que cabalgan peligrosamente por la fina línea que separa la genialidad del ridículo, creando algunas imágenes que, reconozcámoslo, son cuanto menos valientes, pero tampoco demasiado novedosas. El universo oscuro y perturbador que compone es atractivo. Su cámara sobrevuela a sus personajes sin ninguna compasión por ellos, con zonas de claroscuros constantes. Parece dominar el espacio en la misma medida en que lo hace su extraterrestre.

No obstante, le falta encontrar un rumbo claro, ya que la película navega a la deriva por demasiado tiempo. Todo se queda a la mitad, incluso el desenlace, pero el resultado es cuanto menos llamativo y muy a tener en cuenta.

Despues de la tormenta

Terminamos estas crónicas con una de las cintas más esperadas por mí: la nueva película de Hirokazu Koreeda, Después de la tormenta. Con su estilo calmado y humanista habitual, presentando pequeñas historias íntimas familiares, Koreeda vuelve a desgranar el concepto familiar tradicional en Japón. Encontramos elementos recurrentes en su filmografía, como los conflictos causados por los fantasmas del pasado, personajes omnipresentes que no aparecen físicamente, y dominio absoluto del espacio como solo cierto maestro clásico del cine japonés sabía hacer. Me temo que sus resultados en esta ocasión no son tan satisfactorios como lo fueron, sin ir más lejos, en su anterior y excelente película Nuestra pequeña hermana. Se pretende hondura, se consigue en parte, se pretende emotividad contenida, pero no es tan emotiva como debería. El frescor de su mirada es encantador y encandila, amparándose en demasía en el calor otorgado por algún personaje tan bien escrito como la abuela de la familia, que no termina de ser suficiente para elevar la película. Se trata pues de una obra menor de Koreeda, pero con la que uno no tiene la sensación de haber perdido el tiempo viéndola.

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