6/5/11

O.C.: De repente, el último verano (1959)

Poster De repente el último verano¿De qué va?: En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para la creación de un hospital a cambio de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine, que se encuentra ingresada en una institución psiquiátrica desde el verano pasado, cuando acompañó a Sebastian, el hijo de la señora Venable, a unas vacaciones por Europa de las que nunca regresó.

Reputación: Joseph L. Mankiewicz (Eva al desnudo) se encargó de realizar Suddenly, Last Summer, adaptación para la gran pantalla de la pieza teatral del aclamado Tennessee Williams con un trío de grandes actores formado por Katharine Hepburn, Montgomery Clift y la recientemente fallecida Elizabeth Taylor. Si la representación de la obra ya había ocasionado bastante polémica la película llegó aún más lejos, pues tocó temas tan controvertidos para la época como la homosexualidad, el turismo sexual, el incesto o la desconfianza acerca de los métodos psiquiátricos tradicionales. Además, se especuló con una tensa relación entre el director y sus actrices, hasta el punto de que Katharine Hupburn le escupiera en la cara a Mankiewicz al finalizar el rodaje. Con conflicto laboral o sin él, las dos estrellas femeninas del filme fueron recompensadas con sendas nominaciones a los Oscar. 

De repente el último verano 
Comentario: ¿Quién era y qué le pasó realmente a Sebastian el verano pasado? Esa es la pregunta que nos ronda por la cabeza a lo largo de la película mientras el personaje de Montgomery Clift intenta encontrar una respuesta mediando entre dos fuerzas de la naturaleza como son la Hepburn y la Taylor. Poco a poco vamos resolviendo el misterio conforme las conversaciones entre estos tres personajes se retuercen y se alargan en exceso, dando la sensación en ocasiones de que avanzamos en círculos. Cuando por fin Elizabeth Taylor confiesa lo que pasó el pasado verano mediante un intenso monólogo nos quedamos estupefactos, debatiéndonos entre si se trata de una genialidad de Tennessee Williams o un disparate que en otro contexto menos afortunado habría recibido un varapalo de críticas. En cualquier caso, la película te remueve algo por dentro sin necesidad de ser explícita, tan sólo mediante la fuerza de la palabra y unas interpretaciones soberbias.

Próximo visionado: El halcón maltés (1941)

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