20/3/16

Feliz día del mapa

Banner Transparent
Creadora: Jill Soloway
Int.: Jeffrey Tambor, Amy Landecker, Jay Duplass, Gaby Hoffmann, Judith Light, Alexandra Billings, Kathryn Hahn, Carrie Brownstein
Emisión: 2014 – Actualidad, Amazon
2 temporadas

Cuando Netflix comenzó a revolucionar el panorama seriéfilo con House of Cards, Amazon también quiso apuntarse al negocio de las series en streaming, lanzando una serie de pilotos para que los usuarios decidieran cuál de ellos recibía luz verde para seguir adelante. Sin embargo, tuvieron que esperar un año para encontrar un producto realmente competitivo y que les otorgase la notoriedad que estaban buscando. Transparent fue para Amazon lo que House of Cards para Netflix, un buque insignia que menoscaba el reinado de HBO en cuanto a series de calidad se refiere, aquellas demasiado arriesgadas y libres como para ser emitidas en un canal de televisión en abierto, y que abordan temas tan “controvertidos” como puede ser la transexualidad.

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Transparent cuenta lo que ocurre con los miembros de una familia de Los Ángeles, los Pfefferman, a partir de que el cabeza de familia, un profesor de ciencias políticas retirado, decide abrirse y revelar que siempre se ha sentido mujer, y que va a empezar a vivir siendo consecuente con ello. La creadora de la serie, Jill Soloway, tomó la idea de su propia experiencia, pues su padre también confesó ser transgénero a una edad madura, y su experiencia en series sobre familias desestructuradas (escribió varios capítulos de A dos metros bajo tierra y de United States of Tara) puso el resto. Tan importante es el viaje que inicia Maura, tras quitarse su disfraz de Morton, como el que realiza su ex mujer y sus tres hijos adultos, y es que al producirse la gran revelación, cada uno de ellos empieza a darse cuenta de que no saben ni quiénes son ni qué quieren hacer en la vida.

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De entrada, puede parecer difícil empatizar con una familia judía y de economía saneada de Los Ángeles; otra serie sobre problemas del primer mundo pensarán algunos. A los de Modern Family les hemos cogido mucho cariño, pero a veces nos dan de cara cuando manifiestan lo pijos que son, pero con los Pfefferman es diferente, porque al igual que pasa en Girls, el mecanismo de identificación se pone en marcha desde los defectos, no desde las virtudes. Puede costarnos reconocerlo, pero muchos hemos sido tan egoístas y hemos estado (o estamos) tan perdidos en la vida como los tres hijos de Maura. Transparent acierta al no convertir la confesión del padre en el conflicto global de la trama, sino en utilizarlo de detonante para que Sarah (Amy Landecker), Josh (Jay Duplass) y Ali (Gaby Hoffmann) empiecen también a auto-descubrirse, no sin cometer errores y sin dejar víctimas por el camino; no aprenden las lecciones al final de cada capítulo, y distan mucho de ser perfectos, pero eso es lo que les hace tan interesantes, junto a la forma tan íntima en la que Soloway se acerca a ellos, sin juzgarlos.

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La experiencia personal de su creadora prometía un tratamiento cercano, respetuoso y natural de la transexualidad, y así ha sido. Soloway, junto a su equipo creativo, en el que figuran guionistas y asesores transgénero, no brinda una imagen idílica del tema, pero tampoco carga las tintas en el drama, ni lo priva de sentido del humor. La Maura que encarna Jeffrey Tambor de forma magnífica, se siente como una mujer auténtica, valiente al haber dado un paso tan importante a su edad, pero sin ser abanderada de nada. Maura debe encontrar su lugar en el mundo, lidiar con sus problemáticos hijos, quienes empiezan a llamarlo cariñosamente ‘mapa’, y con su ex mujer (Judith Light), una fuente de apoyo pero algo asfixiante por su miedo a la soledad.

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Con ese título tan perfecto en su doble sentido, Transparent es un vehículo inmejorable para la visibilidad de la comunidad transgénero, pues le da el enfoque apropiado, sin caer en la caricatura ni en la ‘hetero normalización’. Es una cálida oda a la diferencia, a la imperfección y a ser fiel a uno mismo, y aunque la primera temporada fue la que acaparó más premios, la segunda ha ido a mejor, pues al tiempo que las tramas avanzan y la comedia, el drama y el absurdo se entrelazan con naturalidad pasmosa, nos encariñamos más con los Pfefferman, y sufrimos al ver cómo se las arreglan para torpedear su felicidad. Mención especial merecen la partitura compuesta por Dustin O’Haloran, tan delicada y entrañable como la misma serie, y el final de la segunda temporada, en el que cobra completo sentido una trama iniciada capítulos atrás, inconexa en apariencia, que se revela como uno de los giros de guión más emocionantes y conmovedores de la televisión reciente, y que nos recuerda lo poco que sabemos del bagaje de aquellas personas que creemos conocer.

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