5/8/15

Un lugar donde sembrar

Poster Corn IslandUno de los muchísimos alicientes que ofrece el Séptimo Arte reside en brindarnos la oportunidad de descubrir nuevos mundos, no necesariamente imaginarios. La producción cinematográfica de otros países nos permite descubrir nuevas culturas, diferentes a la nuestra a primera vista, pero que en el fondo se rigen bajo los mismos valores fundamentales: el amor, la importancia vital de la familia o el instinto de supervivencia. Corn Island es una de esas pequeñas, minúsculas películas, que gracias a su exitoso paso por diferentes festivales del mundo consigue llegar a un público más amplio, dando a conocer un poco más sobre su país de origen, Georgia.

Cada primavera, en el río Enguri, frontera entre Georgia y la República de Absajia, dos países confrontados desde 1992, se forman pequeñas islas de tierra fecunda que son empleadas por los lugareños para plantar maíz. La película retrata todo el proceso que realiza un anciano granjero con la ayuda de su nieta para convertir una de esas pequeñas porciones de tierra en una plantación con la que poder ganarse la vida: la selección del lugar, la construcción de una cabaña, la plantación, la recogida de la cosecha… Con apenas cuatro o cinco escenas de diálogo en todo el filme, acompañamos al anciano a través de su modesta empresa al tiempo que ejerce de metáfora del ciclo de la vida y del planeta, empezando con la llegada del hombre a la tierra virgen, pasando por el aprovechamiento de los recursos naturales y terminando con su desaparición.

Corn Island2

Asimismo, la película también funciona como el paso a la madurez de la nieta del anciano, que pasa de niña a mujer no sólo desarrollando su feminidad y asimilando los peligros que ésta conlleva, sino aprendiendo y asimilando las lecciones que le da su abuelo para que tome el testigo cuando él ya no esté (la transmisión de valores y enseñanzas, otro valor universal). A pesar de los interesantes apuntes, Corn Island tiene ciertos problemas que van más allá de un carácter contemplativo que espantará a unos cuantos, y es que la elección de su director, George Ovashvili, por una narración elemental, desnuda y casi documental, acarrea que no se exploren en profundidad ciertos temas que quedan en el aire, no tanto sobre el conflicto bélico, amenaza latente en la sombra, como la relación entre el abuelo y su nieta o la dinámica que se forma cuando acogen a un inesperado huésped. Con todo, Corn Island es una película que merece un visionado (de quien tenga la suficiente paciencia), al menos por ver algo diferente de lo habitual y por admirar sus bellas imágenes, así como su impresionante y apocalíptico desenlace.

6’5/10

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