¡Jo, qué noche!

El cine destinado a un público mayoritariamente adolescente está plagado de títulos cortados por el mismo patrón, con tramas absurdas y personajes estereotipados, creados bajo la premisa de que para que el espectador pase un buen rato hay que tratarlo como si fuera idiota. Afortunadamente, de vez en cuando aparecen filmes que sin ser el colmo de la originalidad, ofrecen algo que los hace situarse por encima de la media, aunque no disfruten de una gran repercusión entre el público.

 
Nick y Norah, una noche de música y amor (mejor el original Nick and Norah’s Infinite Playlist) narra el encuentro romántico de dos adolescentes unidos por su afición a la música a lo largo de una noche de fiesta en Nueva York. La película está cargada de subtramas que se entremezclan y dan ritmo a la narración, acompañadas de una omnipresente banda sonora ‘indie’, verdadera protagonista de la historia. Sin menospreciar a los actores principales por supuesto: Michael Cera y Kat Dennings funcionan tanto por separado como cuando comparten plano, su química es creíble y resultan entrañables.

 
Dentro de la amplia galería de secundarios destacan los amigos gays de la banda de Nick (desmontando un anticuado tópico sobre la homosexualidad) y la amiga borracha de Norah, quien ofrece los momentos más hilarantes de la cinta. Pero no todo es originalidad, y es que el guión no termina de liberarse de algunos clichés del género como el personaje de la ex-novia de Nick, que junto con la previsibilidad de la trama le resta puntos al conjunto, pero dadas las pretensiones y el irresistible encanto que desprende me fue imposible no disfrutar de esta alocada noche en la que Nick y Norah se encontraron.

***1/2