9/8/20

O.C: Anatomía de un asesinato (1959)

¿De qué va?: La atractiva esposa de un teniente es violada brutalmente. La venganza es inmediata y el marido de ella mata al violador. Para el juicio, la mujer contrata al abogado Paul Biegler, un hombre que soñaba con ser fiscal y que, tras no ser reelegido para el cargo, cada vez le interesa menos la abogacía.

Reputación: Adaptación cinematográfica de la novela homónima de John D. Voelker, quien la publicó bajo el pseudónimo de Robert Traver al basarse en un caso en el que ejerció de abogado defensor. La película, dirigida por Otto Preminger, generó controversia cuando se estrenó, dado el empleo de palabras como “bragas”, “esperma”, “penetración”, “anticonceptivo” o “zorra”. El propio padre de James Stewart recomendó no ver aquella “sucia película” que había protagonizado su hijo y retiró su publicidad en el periódico local que dirigía. El papel de Lee Remick fue ofrecido en primer lugar a Lana Turner, que accedió con la condición de que solo pudiese llevar vestidos diseñados por su modista personal, Jean Louis. Cuando Preminger objetó que esos vestidos no encajaban con el personaje, Turner rechazó el papel, y aunque Columbia estaba dispuesta a ceder ante sus demandas, el director resistió y le dio el papel a Remick, que era prácticamente una novata por aquel entonces.

Por otra parte, el rol del juez fue ofrecido a Spencer Tracy y a Burl Ives, pero finalmente fue a parar a un juez auténtico, Joseph N. Welch. La película se rodó en dos meses y tan solo necesitó de uno para su edición, para la composición de la banda sonora y para ser testada en pases con público. Fue nominada a siete Oscar: mejor película, actor protagonista, actor de reparto (Arthur O’Connell y George C. Scott), guion adaptado, montaje y fotografía en blanco y negro. No ganó ninguno, pero James Stewart ganó la Copa Volpi a mejor actor en el Festival de Venecia.


Comentario:
Anatomía de un asesinato es un film judicial modélico, desde los créditos iniciales ilustrados por Saul Bass hasta la última escena. Desprende una gran veracidad, y no es solo porque el juez sea auténtico, sino porque parece que James Stewart se ha dedicado toda su vida a lo abogacía. ¡Y qué diálogos! Perfectamente articulados, inteligentes, sólidos, recitados al ritmo perfecto por un elenco de actores dirigido de forma espléndida. La trama no necesita de giros locos y grandes revelaciones para cautivar al espectador a lo largo de un pormenorizado proceso judicial, hasta desembocar en un final que abraza la sensación del trabajo bien hecho, al tiempo que planta una oportuna semilla de duda. Habría visto con gusto otros muchos casos judiciales llevados por Stewart junto con sus dos colegas, Parnel (Arthur O'Connell) y Maida (Eve Arden). En definitiva, Anatomía de un asesinato es lo que viene a ser una película intachable.

Próximo visionado: Una mujer bajo la influencia (1974)

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