8/5/20

O.C: Cuentos de Tokio (1953)

¿De qué va?: Un matrimonio de ancianos afincado en la zona más rural de Japón decide iniciar un viaje a la gran ciudad, Tokio, para visitar a sus hijos a los que llevan muchos años sin ver. Cuando la pareja llega a la ciudad no obtienen el recibimiento que esperaba. Los hijos, incapaces de seguir con su vida y atender a sus padres, envían a estos a un balneario. El único miembro de la familia que parece interesarse un poco por ellos es Noriko, una nuera que quedó viuda al morir su hijo, años atrás.

Reputación: El director Yasujirō Ozu y el guionista Kogo Noda escribieron el libreto de Cuentos de Tokio durante una estancia de 103 días en una posada de campo. A partir de ahí, el rodaje y el montaje avanzaron tremendamente rápido, por lo que la producción duró un total de cuatro meses. El film se basó, levemente, en la película americana Dejad paso al mañana (Leo McCarey, 1937). Fue Noda quien sugirió la adaptación de la película, pues Ozu no la había visto. En la cinta se puede apreciar el uso del conocido como plano “tatami-mat”, por el cual la cámara graba a baja altura y se mantiene estática en todo momento. Debido a la utilización de este plano tan característico de Ozu, todos los sets tuvieron que construirse con techos. Tras su estreno en Japón, el film no ganó reconocimiento ni viajó fuera de sus fronteras por ser considerada “demasiado japonesa”. Años más tarde, en 1957, fue proyectada en Londres, y en 1972 en Nueva York, siendo alabada por todos los críticos que la vieron. En 2012, fue elegida como la mejor película de todos los tiempos en una encuesta a directores de cine realizada por la revista Sight & Sound. Siendo una película que se pone del lado de los padres, no es sorprendente saber que Ozu nunca se casó y vivió con su madre durante toda su vida. En 2013 se estrenó un remake, Una familia de Tokio, dirigida por Yôji Yamada, que no tuvo mala acogida.


Comentario: Nunca había visto una película de Ozu antes, aunque le conocía principalmente por la serie documental The Story of Film: An Odyssey (2011) y por las comparaciones que se suelen hacer de su cine y el de Hirokazu Kore-eda. El símil es evidente, dado el interés de ambos cineastas por retratar el costumbrismo japonés, así como la complejidad de los lazos familiares que se establecen en el seno de las estirpes niponas. Cuentos de Tokio es un relato sencillo a través del cual salen a relucir multitud de rasgos de la cultura japonesa, como el pudor a la hora de expresar emociones o pedir ayuda, la vergüenza y el derrotismo que sintió la nación tras perder la guerra, la resignación ante la soledad o algo tan universal como la desatención a los padres cuando estos se hacen mayores. Dura unas dos horas y cuarto pero nunca se hace pesada o aburrida porque desde el primer momento se establece una conexión con esa entrañable pareja de ancianos, además de estar bellamente rodada, con esos planos en los que parece que los personajes hablan directamente a cámara. En resumidas cuentas, una maravillosa delicia.

Próximo visionado: Cautivos del mal (1952)

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