5/5/20

Crónica del D’A Film Festival 2020 (1/2)



Debido a la crisis del coronavirus, muchos festivales de cine han sido aplazados con la esperanza de poder celebrar su edición del 2020 antes de que acabe este aciago año. No es el caso del D’A Film, un festival barcelonés que ha tomado la valiente decisión de mantenerse estoico en sus fechas, pero trasladando la programación al streaming a través de Filmin. Cumpliendo el refrán que reza “no hay mal que por bien no venga”, esta iniciativa nos brinda a quienes no vivimos en la ciudad condal a conocer y disfrutar del festival. Mi idea original era verme dos o tres películas de su programación de 65 títulos y al final, entre lo que se encuentra rebuscando en el programa y las recomendaciones que llegan de las redes sociales, terminaré visionando bastantes más. Entre esta crónica y otra que llegará en la clausura del festival, haré un recorrido por todo lo que he llegado a ver en él.

Comenzamos con la película que inauguró el festival, Habitación 2012, la nueva película de Christophe Honoré (Vivir deprisa, amar despacio). Se trata de una comedia dramática sobre María (estupenda Chiara Mastroianni), una mujer que, tras tener una pelea con su marido al descubrir este que le era infiel, va a pasar la noche a un hotel enfrente de la casa donde viven. Como si de un Cuento de navidad sexual se tratase, María recibirá en su habitación la visita de diferentes personajes del pasado amoroso de ambos que le ayudarán a tomar una decisión sobre su matrimonio. La película empieza muy arriba pero conforme pasan los minutos va perdiendo la chispa, y aunque su reflexión acerca del amor presente, pasado y futuro contiene lecturas interesantes, su juego de espejos y fantasmas se queda a medio gas.



Hay que tener cuidado al hablar de Adam, pues se puede acabar de lleno en un jardín como en el que se mete la propia película. El debut en la dirección de Rhys Ernst, productor de Transparent, es la adaptación al cine la una novela homónima de Ariel Scharg que versa sobre un adolescente que pasa el verano del año 2006 en Nueva York con su hermana y los amigos de esta, quienes están metidos de lleno en el movimiento activista LGTBIQ. Al chico, que tiene las hormonas desatadas, se le ocurre la brillante idea de hacerse pasar por transgénero para ligar con una chica lesbiana. La película ha causado controversia en Estados Unidos, en parte por su propio contenido y en parte por el maltrato que recibieron los extras trans durante el rodaje. No creo que la película sea tan abominable como la pintan, pero sí que ofrece una imagen muy estereotipada y falocéntrica de las lesbianas, el guion se inventa cosas para no condenar los actos del protagonista, forzando la empatía hacia él, y la realización es plana tirando a cutre-televisiva. La verdad es que no me queda claro si es o no tránsfoba, así que solo añadiré que lo mejor es que sale Margaret Qualley.



De momento la película que más me ha gustado del festival ha sido Una vez más, pero porque siento que está hecha a partir de películas que me gustan mucho. La ópera prima de Guillermo Rojas versa sobre Abril, una chica que emigró a Inglaterra cuando empezó la crisis económica y que vuelve a su Sevilla natal por unos días. Allí se reencontrará con Daniel, su ex pareja, con el que pasará un día recorriendo la ciudad, poniéndose al día, rememorado sentimientos pasados y replanteándose su futuro. Las referencias de Rojas son más que evidentes: la trilogía Antes de… de Richard Linklater, Jonás Trueba, Woody Allen y muchas de las películas románticas de culto de los últimos años. El resultado es sólido, uniforme (salvo por la acumulación de desenlaces), traza una historia de un viejo amor creíble, expone el daño que hizo la crisis económica tanto a los que se fueron como a los que se quedaron, y aprovecha todo el encanto y la belleza de Sevilla sin parecer un vídeo promocional. Además, la protagonista, Silvia Acosta, es toda una revelación.



Durante 48 horas se pudo ver Little Joe dentro del marco del D’A Film, la nueva película de Jessica Hausner (Amor fou), directora a la que el festival le dedica su retrospectiva de este año. Emily Beecham ganó el premio a mejor actriz en el último Cannes dando vida a una madre soltera que trabaja desarrollando nuevas especies de plantas. Su última creación produce un olor que garantiza sentir la felicidad cuando está bien cuidada. Sin embargo, pronto empezarán a suceder cosas que le harán pensar que su obra no es tan inofensiva como parece. A medio camino entre La pequeña tienda de los horrores (1960) y La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), Little Joe es una inquietante y paranoico relato que cuestiona la dictadura de la felicidad y la conciliación familiar con un trasfondo de ciencia ficción. La dirección de Hausner recuerda a Yorgos Lanthimos en la utilización de largos planos sostenidos, zooms lentos y el fuera de campo, así como el uso de una música compuesta esencialmente por sonidos que generan incomodidad y muy mal rollo. Asimismo, el uso del color es exquisito. Sin embargo, el detonante de la trama arranca muy pronto y a mitad de metraje esta se torna un tanto monótona y reiterativa, y aunque el final es muy bueno, el tedio impuesto en su segunda mitad le resta impacto.



Lo mejor que he visto en el festival hasta la fecha ha sido Carne, un cortometraje brasileño que se vale de una animación muy creativa y variada para ilustrar la percepción que tienen cinco mujeres de distintas edades sobre sus propios cuerpos. Imprescindible. Otros cortos que se pueden ver en el marco del festival son Greata (Nàusea) y Gang, que ilustran, cada uno a su manera, el individualismo de las generaciones más jóvenes y su indiferencia respecto a los problemas del prójimo. La primera es tan breve y sencilla que se queda en anécdota, mientras que la segunda, famosa en las redes a cuenta de que no se corta mostrando a Àlex Monner masturbándose, muestra de forma efectiva cómo pueden producirse situaciones horripilantes como el caso de La Manada. En próximas días, continuamos con el D’A Film Festival. 



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