Creadores: Stephen Levitan, Christopher Lloyd
Int.: Ed O’Neill, Sofía Vergara, Julie Bowen, Ty Burrell, Jesse Tyler Ferguson, Eric Stonestreet, Rico Rodríguez, Nolan Gould, Sarah Hyland, Ariel Winter, Aubrey Anderson-Emmons
Emisión: 2009 – Actualidad, ABC y Neox
7 temporadas
Dedicar un artículo a Modern Family cuando acaba de terminar su séptima temporada de emisión tal vez sea ir a destiempo… O puede que ahora, que lleva años en velocidad de crucero y ha terminado su reinado en las entregas de premios televisivos, sea el momento idóneo para reflexionar sobre ella, y dictaminar si es la panacea de las sitcom como se aventuraba en sus comienzos o si le ha ocurrido como a The Big Bang Theory y se ha acomodado en la rutina.
Una de las claves del éxito de Modern Family en sus inicios fue trasladar el estilo documental de la minoritaria The Office a una comedia familiar. El gran público aceptó de buen grado que, sin ningún tipo de explicación, los miembros del clan Pritchett fuesen seguidos día y noche por un cámara, y que luego le hiciesen confesiones sentados en sus respectivos sofás como si de un reality show se tratase, porque, además de hacerlos más cercanos, sus comentarios valían oro puro y en un contexto más “realista” habrían resultado forzados. Pero, ante todo, lo que les convirtió en la nueva familia favorita de América (sorry Simpsons) fue el timming cómico de sus actores, la química que comparten, sus dinámicas y lo simpáticos que resultan todos y cada uno de ellos, aunque sea tirando de caricaturizar estereotipos.
Los colombianos deben tener un gran sentido del humor, puesto que nunca ha trascendido ninguna queja sobre las (graciosísimas) barbaridades que dicen de su país en la serie. Eso ocurre en España y el defensor del espectador estaría hasta arriba de trabajo; quizás se deba a que Sofía Vergara pasea su orgullo latino y colombiano allá donde va, o porque hasta en Latinoamérica simpatizan con las desventuras de los Pritchett. Es curioso cómo medio mundo puede sentirse identificado con los dramas tan de primer mundo, de una familia tan de clase alta como ésta, la cual, no obstante, ni se avergüenza ni disimula su condición privilegiada, mostrándose abiertamente comiendo langosta en restaurantes caros o sufriendo al ser confundidos por pasajeros de clase turista en un tren. La clave, una vez más, está en enganchar al espectador con los reconocibles perfiles de cada personaje: la inocencia de Phil (Ty Burrell), la neurosis de Claire (Julie Bowen), los gritos de Gloria, el esnobismo de Manny (Rico Rodríguez), la responsabilidad de Alex (Ariel Winter), el egocentrismo de Haley (Sarah Hyland)… Los guionistas trabajan con perfiles muy clásicos a los que les sacan todo el jugo posible.
Alguien me podría decir que a lo mejor le estoy dando demasiadas vueltas, que la serie es divertida y bastante hace con mantener el nivel durante siete años, pero es que considero que, por muy bien que nos sigan cayendo, hay cosas por las que merecen un buen tirón de orejas. Una es la forma en la que la serie aborda la homosexualidad. Mitch (Jesse Tyler Ferguson) y Cam (Eric Stonestreet) han hecho mucho por la visibilidad del colectivo y de la adopción por parte de parejas del mismo sexo, pero da la impresión de se busca la normalización a costa de que formen una pareja de gays completamente asexuada; las referencias sobre su vida sexual son muy escasas en comparación con las hechas respecto a las otras dos parejas protagonistas. Además, tanto ellos como los otros personajes gays responden a la visión estereotípica que se tiene de los mismos: amantes de las divas del pop, organizadores de bodas, cotillas, reinas del drama, etcétera. El humor es tan blanco que dejamos pasar esta perpetuación de los roles tradiciones, no sólo en los personajes homosexuales, sino en los hombres y mujeres heterosexuales ¿o acaso no es Gloria una orgullosa esposa florero de las de toda la vida?
Todas las lecturas que se pueden sacar de los episodios de Modern Family darían para un exhaustivo estudio sociológico. A pesar de que pueda parecer lo contrario, a mí me gusta mucho la serie, y ni me he planteado abandonarla por un segundo, pero sí que creo que no es tan moderna como asegura su título, ni tampoco lo más novedoso y fresco que se está haciendo en la televisión actual. A lo mejor me mueve la envidia, porque quiero formar parte del clan Pritchett, y tal vez nos encontremos ante la que será una de las series más longevas de la televisión americana, y llegaremos a ver a Phil y Claire ejerciendo de abuelos, pero desde luego que las familias del mundo actual están lejos de ser tan idílicas y bien avenidas como ésta, y no habría ningún problema si no fuera porque la serie pretende ser la voz de su generación, como diría mi querida Lena Dunham. Mejor no me hagan caso y que sigan las risas.
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