24/1/09

Bush es un truhán, es un señor


Oliver Stone se enfrentaba ante un gran reto cuando decidió hacer un biopic sobre la figura del presidente de los Estados Unidos George Bush, aquel que en contra de la ONU lideró una cruzada antiterrorista que desembocó en una guerra con fines no tan democráticos como los que aseguraba. Habían varias formas de abordarlo y el trailer despuntaba a que Stone se había decantado por la sátira política.
Sin embargo, el producto final no es tan burlesco como era de suponer. La tesis se reduce a que Bush tiene un tremendo complejo de inferioridad inducido por su padre. Y ya está.


La película se centra en los problemas con el alcohol que tuvo en su juventud y en sus primeros pasos en la política, alternado con los días en los que el presidente planeaba la invasión de Irak junto a su séquito. Salvo por su vida antes de la Casa Blanca que algunos desconocíamos el resto es algo que ya damos todos por sentado: la guerra fue una excusa para hacerse con el petróleo. Punto.


Josh Brolin encarna estupendamente a Bush, tanto que si no tuviéramos tanta tirria al de verdad nos caería bien (algunas veces lo consigue). El resto de personajes no son más que comparsas del presi, salvo su padre, interpretado por James Cromwell, que es quien más peso tiene en la trama. El resto de personajes no están muy desarrollados, eso sí, la caracterización de Thandie Newton como Condoleeza Rice es, como mínimo, pintoresca.


A fin de cuentas, el biopic de Bush es aceptable, interesante en todo momento a pesar de las 2 horas y diez minutos que dura, pero eché de menos mayor presencia de personajes destacados en su historia como Tony Blair (por no hablar de Aznar al que ni se le nombra), y un poco más de sátira y de momentos que nos hubieran aportado más cosas sobre la psicología de este gran enigma humano... Aunque puede que en realidad no haya nada más allá.

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