15/12/18

O.C: Christine (1983)

Poster Christine¿De qué va?: Nació en Detroit… en una línea de montaje de automóviles. Pero no es un coche cualquiera. En el fondo del chasis se aloja el mismísimo diablo. Es Christine, un Plymouth Fury de 1958, rojo y blanco, cuyo único equipo "normalizado" comprende un deseo de venganza insaciable que hiela la sangre a cualquiera y destruye todo aquello que encuentra en su camino.

Reputación: La popularidad de Stephen King era tan alta a principios de los 80 que la producción de Christine arrancó antes incluso de que el libro en el que se basa fuese publicado. El productor Richard Kobritz recibió el manuscrito de Christine junto con el de Cujo, y escogió desarrollar la historia del coche diabólico porque la del perro asesino le parecía demasiado absurda. Según comenta su guionista, Bill Phillips, en el audiocomentario del DVD, la película no tenía suficiente violencia como para conseguir una calificación “R”, y tenían miedo de que nadie quisiera verla con una calificación menos restrictiva. Así que introdujo a propósito la palabra “fuck” para poder conseguir la “R”, pero acabaron siendo criticados por usarla. La cinta fue rodada en el mismo vecindario donde John Carpenter rodó años atrás La noche de Halloween (1978). El más que posible origen del nombre del coche asesino proviene de la película Christine, que se tituló en España como Amoríos, y que se estrenó en el 1958, mismo año en el que se fabricó el modelo de automóvil, el Plymouth Fury. King lo eligió porque se trataba de un coche olvidado, y no quería uno que ya tuviera una leyenda asociada a él como el Thunderbird de los 50. La película fue considerada un fiasco, tanto para los fanáticos de de Stephen King como para los de John Carpenter. Tanto las opiniones de la crítica como el resultado de la taquilla fueron bastante mediocres, aunque consiguió doblar su presupuesto de 9,7 millones de dólares en la taquilla americana recaudando 21 miillones.

Christine

Comentario: En Christine colaboraron dos de los autores del terror y el fantástico más aclamados de los años 80, cuya influencia en el género sigue vigente a día de hoy. Sin embargo, cabría esperar algo más de una película que tiene detrás a John Carpenter y Stephen King, pues, pese al talento de ambos, el terror y el asombro son tan ligeros que podría tratarse perfectamente de una fábula incluida en alguna antología de terror para jóvenes del tipo Pesadillas, que advierta de los peligros de la conducción colérica. Aún así, tiene su gracia ver la evolución del protagonista, encarnado por Keith Gordon, de pringado a psicópata, seducido por los diabólicos encantos del coche maldito y el chute de testosterona que le supone conducirlo. Christine cobra vida propia mientras la película nunca se toma demasiado en serio a sí misma ni cae en la autoparodia, lo cual hace de su visionado una experiencia curiosa y amena, especialmente indicada para auténticos nostálgicos del fantástico ochentero.

Próximo visionado: La noche de los muertos vivientes (1968)

No hay comentarios: