12/6/20

O.C: Soy Cuba (1964)

¿De qué va?: Cuatro violentos y turbulentos relatos de la Cuba Batista, donde se percibe la sed de revolución y cambio.

Reputación: Justo después de la Revolución Cubana de 1959 y del fin de la dictadura de Fulgencio Batista, el gobierno de Fidel Castro, aislado por los Estados Unidos tras romper relaciones diplomáticas en 1961, intentó encontrar apoyo en la Unión Soviética. El gobierno soviético, interesado en promocionar internacionalmente el sistema comunista, accedió a financiar y apoyar una película cubana sobre la revolución castrista Su director fue Mijaíl Kalatózov, quien recibió gran libertad y apoyo por los dos gobiernos para completar la película, cuyo rodaje duró más de un año. Hicieron uso de técnicas fílmicas innovadoras, como sumergir cámaras y añadir a las lentes elementos extraídos del periscopio de un submarino. Más de un millar de soldados fueron trasladados a un remoto lugar para rodar una escena, a pesar de que la crisis de los misiles estaba sucediendo en ese momento. A pesar del enorme apoyo, la película fue recibida fríamente por el público. En La Habana fue criticada por ofrecer una imagen estereotipada de los cubanos (se hacía referencia a ella como Yo no soy Cuba), mientras que en Moscú fue considerada poco revolucionaria; Kalatózov había hecho un film artístico en vez de uno propagandístico, tal y como ellos querían. La película permaneció completamente desconocida hasta años después de que se derrumbara la Unión Soviética, gracias a su proyección en diferentes festivales y a fans declarados de la talla de Martin Scorsese y Francis Ford Coppola.


Comentario: La intencionalidad propagandística de Soy Cuba es más que evidente en las cuatro historias que componen el film, mostrando un país ruinoso y de grandes desigualdades sociales, con la inminente revolución liderada por Fidel Castro como medio salvación. Una aterciopelada voz de mujer se autoproclama como la voz de Cuba y ejerce de hilo conductor entre las diferentes tramas, siendo la más maniquea la última, sobre un granjero que paga caro el negarse a luchar junto a los revolucionarios. Al margen del cariz político, la película es cinematográficamente una gozada que debería ser estudiada en todos las escuelas de cine. La fotografía en blanco y negro y la composición de las imágenes resultan espectaculares (muy Terrence Malick), pero son los largos planos secuencia que serpentean por fiestas bulliciosas, se sumergen en piscinas y sobrevuelan las calles de La Habana siguiendo un atestado funeral los que tienen el poder de desencajar mandíbulas. Es muy probable que Soy Cuba sea la película propagandística más hermosa jamás realizada.

Próximo visionado: América, América (1963)

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