21/3/20

O.C: Harakiri (1962)

¿De qué va?: En 1630, miles de samuráis han quedado sin amos en Japón y tienen que vivir en lahara-kiri, un ritual de suicidio honorable. Es recibido por Umenosube Kawabe, que le cuenta la historia de otro samurái que llegó hace un tiempo a la casa pidiendo lo mismo solo para obtener unas monedas que le permitieran seguir con vida pobreza absoluta. El ronin Hanshiro Tsugumo llega a la casa de Lord Lyi pidiendo un lugar para poder cometer

Reputación: Adaptación cinematográfica de la novela Ibun rônin-ki de Yasuhiko Takiguchi dirigida por Tatsuya Nakadai. Nakadai lo pasó bastante mal durante el rodaje de todas las escenas de combate, pues se utilizaron katanas de verdad, una práctica que hoy en día está prohibida en Japón. Su preocupación no fue aliviada ni cuando se contrataron espadachines profesionales para filmar las coreografías de acción. El titulo original del film es Seppuku, mientras que para el mercado internacional se cambió por Harakiri; ambos significan cometer un ritual de suicidio en japonés. Sin embargo, seppuku es el término formal, derivado de los caracteres kanji para “hara” (barrriga) y “kiri” (cortar); harakiri es una forma más cruda y menos amable de referirse a este acto. Los actores Tatsuya Nakadai y Rentarô Mikuni no se ponían de acuerdo a la hora de decidirse por un volumen consensuado de sus diálogos: mientras que Nakadai utilizaba un tono un muy alto, Mikuni hablaba muy bajito, lo cual resultaba muy raro. El director detuvo el rodaje y avisó de que no lo pensaba reanudar hasta que se pusieran de acuerdo. Tres días después pudieron continuar. La película ganó el Premio del Jurado del Festival de Cannes de 1963, certamen donde también se estrenó en 2011 un remake en 3D dirigido por Takashi Miike que recibió buenas críticas.


Comentario: Sorprende lo poco conocida que es Harakiri cuando casi siempre figura en los listados tanto de las mejores películas japonesas como de la cinematografía mundial. Harakiri podría definirse como película de samuráis crepuscular, pues muestra la situación de extrema pobreza y desesperación en la que se vieron sumidos estos guerreros cuando se quedaron sin amo al que servir durante el período de paz que se produjo en Japón en el siglo XVII. Debo admitir que la película se me hizo un poco cuesta arriba en su primera hora y pico, porque se toma su tiempo para exponer el contexto y la historia a través de flashbacks y largas conversaciones, pero lo mejor llega a partir de una gran revelación que da significado completo al film. Dos secuencias memorables se producen a continuación: un duelo en el campo de imágenes bellísimas, en el que el sonido del viento se funde con el de las katanas, y un “uno contra todos” demoledor del que Quentin Tarantino sacó muchas ideas para la batalla de La Novia contra los 88 Maníacos en Kill Bill Vol. 1 (2003). Ya solo por estas dos secuencias, Harakiri merece estar en los altares.

Próximo visionado: El imperio de los sentidos (1976)

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