7/5/19

O.C: Banda aparte (1964)

¿De qué va?: Tres jóvenes, Odile, Arthur y Frantz, se conocen en clase de inglés e inmediatamente se hacen amigos. Los tres, que comparten interés por la literatura criminal, deciden robar la casa de la tía de Odile.

Reputación: Sexto largometraje de Jean-Luc Godard, para el que se basó en la novela pulp americana Fool’s Gold de Dolores Hitchens. Godard, que también ejerce de narrador de la historia, la concibió como un homenaje al cine negro norteamericano de serie B, definiéndola como un cruce entre Alicia en el país de las maravillas y Franz Kafka. Su título francés proviene de la expresión “faire bande à part”, que significa “hacer algo aparte del grupo”. La película se rodó en 25 días y está repleta de referencias y homenajes a diferentes autores y artistas, como al poeta francés Arthur Rimbaud, a Charles Chaplin, a Thomas Hardy o a William Shakespeare. Curiosamente, la película se ha convertido en una referencia cinematográfica y cultural a través de dos de sus secuencias más icónicas: la de los tres protagonistas corriendo por el Louvre intentando romper el récord de un tipo que recorrió el museo en 9 minutos y 43 segundos, y la del espontáneo pero perfectamente coreografiado baile en fila en el café. La primera se recreó en Soñadores (2003) de Bernardo Bertolucci y más recientemente en Caras y lugares (2017) por una vieja amiga de Godard, la recientemente fallecida Agnès Varda, mientras que la segunda se homenajeó en Pulp Fiction (1994). Quentin Tarantino llamó a su productora A Band Apart en homenaje a la película.


Comentario: Banda aparte es probablemente uno de los títulos más accesibles de la filmografía del bastante inaccesible Godard, perfecto para entrar en su particular universo y calibrar si se quiere indagar más en él o dejarlo pasar. Cuenta con los rasgos más identificativos de su cine sin llevarlos al extremo, una supuesta arbitrariedad que se traduce en una libertad absoluta presente en la filmación de la película y ejercida por el trío protagonista, que asume la vida, el amor y el crimen como un juego en el que quieren participar con prisa, hasta que se aburran o se les vaya de las manos. La trama criminal tiene menos peso que aquellos momentos en los que los protagonistas conversan, coquetean, corren y se recrean en la trivialidad de sus momentos juntos. Son esos momentos lo que ha hecho que la película se haya convertido en un icono del cine francés y de la juventud, como es el caso de una de las escenas más bellas y puramente cinematográficas jamás rodadas: el baile en el café, cuyo sonido se corta en varios momentos para que el narrador describa los pensamientos de los personajes, mientras estos siguen moviéndose al ritmo de sus pasos y de sus palmadas.

Próximo visionado: Zorba el griego (1964)

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