16/7/15

El resurgimiento del Hombre sin Miedo

Daredevil Banner

Creador: Drew Goddard, Steven S. Knight
Int.: Charlie Cox, Deborah Ann Woll, Elden Henson, Vincent D’Onofrio, Rosario Dawson, Toby Leonard Moore, Ayelet Zurer, Vondie Curtis-Hall
Emisión: 2015 – Actualidad, Netflix
1 temporada

Tengo una confesión que hacer: a mí me gustó Daredevil. Sí, aquella denostada película protagonizada por Ben Affleck que Fox sacó para aprovechar el boom de los superhéroes recientemente inaugurado por Spiderman. Vista ahora resulta bastante ridícula y caricaturesca, pero en aquella época quedé tan fascinado al descubrir a Elektra (y a Jennifer Garner, aún no había visto Alias), la música de Evanescense (sic) y al justiciero ciego, que empecé a coleccionar los cómics, hasta que me di cuenta de que pagar 3 euros semanales por ellos era demasiado para mi economía de estudiante escolar y los abandoné. La mala acogida tanto de la película (180 millones de dólares a nivel mundial, 100 más de los que costó) y la del spin-off de Elektra provocó que Fox descartara la secuela y se decidiera por un reboot que hubiese dirigido Joe Carnahan (El equipo A) si no fuera porque los derechos sobre el superhéroe expiraron y volvieron a Marvel, ya convertida en una superpoderosa productora cinematográfica.

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Con Daredevil de vuelta, la pregunta era qué hueco le correspondería en el entramado de películas de Marvel; la respuesta nos pilló a todos por sorpresa: Daredevil sería la primera de un conjunto de series producidas para Netflix a la que le seguirían Jessica Jones, Luke Cage, Iron Fist y The Defenders, siendo esta última una reunión de los cuatro superhéroes luchando codo con codo, emulando a Los Vengadores de la gran pantalla. Así, Marvel ampliaría un poco más su poder en la pequeña pantalla tras los buenos (pero no sensacionales) resultados que ha obtenido en ABC con la emisión de Agentes de SHIELD y Agent Carter, pero en la plataforma más importante de contenidos audiovisuales domésticos a día de hoy. La siguiente e inevitable pregunta era si Daredevil sería capaz de justificar su existencia y destacar con una identidad propia. La respuesta es un sí rotundo.

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La serie, ideada por Drew Goddard (La cabaña en el bosque) pero desarrollada por Steven S. DeKnight (Spartacus: Sangre y arena) después de que el primero se fuera a Sony para rodar esa película de Los Seis Siniestros que ha quedado en dique seco tras el nuevo reinicio de Spiderman, se centra en la doble vida de Matt Murdock: abogado novato de día, enmascarado que lucha contra el crimen en Hell’s Kitchen de noche. La historia forma parte del Universo Marvel, de ahí que justifiquen la corrupción y la especulación inmobiliaria por la que está atravesando el barrio al ser una de las zonas más perjudicadas de Nueva York en la lucha de los Vengadores contra los Chitauri. Hay más guiños a los superhéroes de la casa, pero no pasan de ser alusiones esporádicas, porque Daredevil marca su propio camino, uno que bebe directamente de la etapa en la que Frank Miller se encargó del cómic y le dio la entidad y la notoriedad que necesitaba, dejando a un lado los convencionalismos del género de superhéroes para integrarlo en un contexto más próximo al noir criminal.

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Y así tal cual es la serie, no tanto una historia de orígenes de un superhéroe como un relato sobre un hombre dispuesto a marcar la diferencia, cueste lo que cueste, en un sistema corrupto hasta la médula cuyos hilos mueve un poderoso hombre en la sombra. El que Daredevil no sea un producto para el cine, y por ende destinado a vender la mayor cantidad de entradas posible a un público de todas las edades, permite que sea una serie adulta en la que se incluyen escenas cuyo grado de violencia no veríamos jamás en una película Marvel, como la decapitación de un personaje a base de portazos de un coche. Por otra parte, la serie da más importancia a las flaquezas de su protagonista que a sus habilidades sobrehumanas; a fin de cuentas, se trata de un tipo vestido de ninja que lucha sólo, sin escudo que lo proteja ni un equipo que le guarde las espaldas y, claro, la somanta de palos que se lleva a lo largo de la temporada es muy dolorosa.

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La elección de Charlie Cox para dar vida a Matt Murdock me provocó indiferencia; tan sólo lo conocía de Stardust, donde estaba bastante soso. Sin embargo, la sorpresa ha sido grande, pues el actor tiene el talante requerido y resulta completamente convincente y empático como héroe, y el resto del elenco tampoco se queda corto: Elden Henson hace muy bien su papel de Foggy, el mejor amigo, pero es inevitable que la atención se desvíe a Deborah Ann Wall, fantástica como Karen Page y algo más que una simple secretaria, contando con su propia trama de peso dentro de la serie, y a Vincent D’Onofrio dando vida a un terrorífico Kingpin, al que le dan cancha para mostrar su lado más sensible con la ayuda de la elegantísima Ayelet Zurer, sin caer nunca en la caricatura (nada que ver con lo que hizo en Jurassic World). También es necesario destacar a Rosario Dawson, que mantiene una química brutal con Cox, pero es una lástima que su participación se haya reducido a unos pocos episodios, siendo su desaparición de la trama un tanto incomprensible.

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La primera temporada de Daredevil arranca con mucha fuerza, destacando un brutal plano secuencia de acción en la línea del visto en Old Boy, pero casi llegando a la recta final baja un poco  la marcha para volver a coger fuerza en los últimos episodios. La serie ha gustado tanto que a pesar de que no entraba en los planes iniciales ya se está rodando una segunda temporada a la que se unirán personajes tan importantes del cómic como El Castigador (Jon Bernthal) y Elektra (Elodie Yung). Aún hay mucha tela que cortar, como las fuertes convicciones católicas de Murdock, su relación con Karen o las secuelas que dejará en esta última las experiencias vividas, así que esperemos que la segunda temporada no se separe del buen camino iniciado, a pesar de que el protagonista ya sea reconocido como Daredevil y lleve un traje de superhéroe cuyo diseño es sensiblemente mejorable, todo sea dicho.

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