22/7/15

O.C: Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980)

Poster Pepi Luci Bom

¿De qué va?: Pepi es violada por su vecino policía, arruinando el negocio que tenía pensado la joven de vender su virginidad. Buscando venganza, Pepi traba amistad con la esposa del policía, Luci, que tiene tendencias masoquistas. La relación que se crea entre Luci y Bom, una rockera diabólica, será una de las muchas vivencias que experimentarán estas tres amigas en la Movida madrileña.

Reputación: Ópera prima de Pedro Almodóvar, para la que escribió un guión inicial en 1976, cuando trabajaba para Telefónica como empleado administrativo, aunque lo reescribió durante el rodaje. Tardó dos años en rodar la película debido a las dificultades que tuvo para reunir todo el presupuesto, 500.000 pesetas que hoy en día equivaldrían a 3.000 euros, y que se consiguieron a través de donaciones realizadas por amigos. El equipo no contaba con permisos para grabar en la vía pública, de ahí que sólo se rodara el número de tomas en exteriores imprescindible para el filme y poder así evitar posibles multas por parte del Ayuntamiento de Madrid. El rodaje de la película está lleno de anécdotas curiosas, como que las plantas de marihuana del piso de Carmen Maura pertenecían al propio Almodóvar, que Alaska la rodó siendo menor de edad, o que se utilizó cerveza y una pera de farmacia para la famosa escena de la lluvia dorada. Aunque la cinta fue recibida con una fría acogida, está considerada como un documento imprescindible de la Movida madrileña y permitió que Almodóvar continuase rodando películas hasta que alcanzó el reconocimiento unánime con ¿Qué he hecho yo para merecer esto! (1984).

Pepi Luci y Bom

Comentario: Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón es Almodóvar en su esencia más primigenia, sin adulterar. El terrible sonido, la descuidada fotografía o lo mal que actúa Alaska hacen que parezca una película casera. Sin embargo, se nota que está rodada con más pasión que técnica, y se vislumbran los toques almodovarianos que tras ser pulidos lo catapultarían al éxito años más tarde, como la saturación de colores, el humor que combina sofisticación con bizarrismo español o la exaltación de la figura femenina como heroína tan magnética como desquiciada. El guión es un sinsentido pero se deja querer  gracias a momentos remarcables como el de la lluvia dorada, los anuncios de las bragas Ponte o el de la canción Murciana marrana, y a frases de comicidad absurda impagable como “¡Sí, soy una víctima de la ola de erotismo que nos invade! ¿Y qué?”. La prefiero mil veces antes que a Los amantes pasajeros.

Próximo visionado: La prima Angélica (1973)

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