19/6/15

O.C: El placer (1952)

Poster El placer¿De qué va?: Tríptico que gira en torno al placer. El primer episodio empieza con un extraño hombre que asiste a un popular baile de máscaras en País, donde se mueve hasta caer extenuado. El segundo tiene que ver con lo que ocurre en un pueblo cuando el prostíbulo cierra al acudir la madame con sus chicas a la comunión de su sobrina, y el tercero sobre la historia de amor entre un famoso pintor y la modelo de todas sus obras.

Reputación: En plena cima artística de su carrera, el francés Max Ophüls dirigió El placer (Le plaisir), basándose en tres cuentos de su admirado escritor Guy de Maupassant: le Masque, la Maison Tellier y le Modèle. En un principio, el tercer fragmento de la película iba a adaptar La femme du Paul, pero por razones financieras y un cambio de productor a última hora, el cuento fue descartado en favor de le Modèle; sin embargo, el casting de actores permaneció intacto. La película fue nominada al Oscar a mejor dirección artística en blanco y negro en 1952 y fue una de las favoritas de Stanley Kubrick, percibiéndose su influencia en varias de sus películas: existen reminiscencias del primer episodio en Eyes Wide Shut (1999) y en La naranja mecánica (1971) se utiliza un plano subjetivo muy similar al que aparece en la película para filmar un intento de suicidio.

El placer2

Comentario: Con El placer, uno queda prendado de entrada ante el brío con el que Ophüls mueve la cámara y coreografía cada escena, inusitadamente complejo para una película de época, y con una elegancia extrema que rara vez se ve en el cine de ayer y hoy; véase el baile de máscaras del primer relato o la forma en la que nos presenta la casa de citas, haciendo un recorrido por las habitaciones tan sólo asomándose a las ventanas, como si de una casa de muñecas se tratase. Su poderío visual es lo que capta nuestra atención, pero luego son los relatos que nos cuenta los que hacen que permanezcamos enganchados a esta oda al placer, o mejor dicho, a la nostalgia que despierta al recordar lo que sentíamos cuando éramos jóvenes, cuando éramos inocentes o cuando estábamos enamorados, encargándose la voz en off de subrayar algo que ya está implícito en las bellas imágenes. Personalmente, me gustó más tanto Carta de una desconocida como La ronda, pero ésta también me ha conmovido, siendo una reproducción fidedigna de lo esclavizados que estamos todos a la efimeridad del placer; a fin de cuentas, si durara para siempre dejaría de serlo.

Próximo visionado: Repulsión (1965)

1 comentario:

Arion dijo...

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